Dentro de las nuevas contrataciones de la Escuela, la candidata a doctora especializada en Historia y Crítica de la Arquitectura Moderna, ha dedicado los últimos cuatro años de su vida a estudiar los fundamentos de la e[ad] mediante el Instituto de Valparaíso. Radicada actualmente en Recreo, hoy disfruta de poder observar el paso de los autos desde la altura, donde el sonido del mar le gana al del tránsito.

Anna creció en la provincia de Venecia, en la ciudad italiana de Chioggia, recientemente declarada como la ciudad del arte. “Tengo una tía pintora y de chiquitita la manera de expresarme ha sido a través del dibujo, más que las palabras”.

Graduada de Arquitectura en la Universidad de Arquitectura de Venecia (IUAV) en 2009, entre sus intereses está tanto el proyecto arquitectónico como la historia de la arquitectura. Le gusta viajar e ir a ver arquitectura, entenderla y dibujarla, poner atención para captar lo que hay en ella.

Escuchar el lugar

“En Italia la manera de aproximarse al proyecto nace de escuchar el lugar, estar ahí y observar, pero sobre todo escucharlo para así captar y ver qué sirve para completarlo y mejorarlo”, cuenta.

En sus inicios en la disciplina, trabajó para prestigiosas oficinas de escala urbana en Milán, colaborando con grandes marcas. Ahí se dio cuenta de que había un ámbito artístico que no tenía lugar en ese contexto. Entonces decidió incorporar la docencia a partir de 2011, para lo que viajaba a Venecia una vez por semana para desempeñarse como profesora ayudante en la Universidad de Venecia.

Llegó a Chile en 2015 para realizar sus estudios de Magíster en Arquitectura en la PUC, a través del cual elaboró un estado del arte bastante específico sobre el concepto de “espacio” en la arquitectura moderna. Su texto “Saber ver la arquitectura: un vocabulario para la arquitectura” fue premiado como la mejor tesis de maestría en la promoción 2018 en esa universidad.

Actualmente, es candidata a doctora en Arquitectura y Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Escuela de Estudios de Doctorado de Venecia. Con el apoyo de beca Anid, y bajo la guía de Horacio Torrent (arg), Alberto Ferlenga (it), Fernando Pérez Oyarzún (chi), Maristella Casciato (it), lleva adelante su tesis doctoral “El espacio como interpretación de la arquitectura moderna en el cono sur entre 1946 y 1956: el Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de Tucumán y el Instituto de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso”.

“El Instituto de Valparaíso es increíble porque se llega a la conceptualización del espacio a través de la experiencia, mediante una metodología de pedagogía que ocupa el espacio como criterio de interpretación de la realidad. Mi tesis abarca justamente esos dos aspectos, uno más experiencial y fenomenológico, mientras que en Tucumán está el aspecto más teórico. El concepto del Instituto de Valparaíso marca un antes y un después en la arquitectura latinoamericana”.

“En la e[ad] quiero aprender, porque siento demasiada curiosidad por lo que se hace aquí. Valparaíso es parte de una realidad más grande. Su manera de hacer está vinculada al lugar y los fundadores de la Escuela eran personas con un capital cultural gigante; sabían de arte, de poesía, de arquitectura, de literatura, de filosofía. Esta Escuela no tiene que demostrar nada porque ya está a la altura de un lenguaje que no se queda en la superficie de la teoría, sino que ha sido implementado en un método pedagógico único en el mundo”.

¿Qué traes contigo para entregar a los estudiantes de la e[ad]?

“Traigo conmigo la experiencia. Me interesa transmitir la idea de que somos personas poliédricas y que podemos aprender y hacer arquitectura desde muchas aristas y cada uno se hace su propio recorrido. Es importante aprender a observar los lugares y a las personas en esos lugares”.