Son dos las instancias de competencia de este año en las que exalumnos de nuestra Escuela completaron destacadas participaciones. 

La primera se relaciona con la XII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo México 2022, donde el alumni Luis Álvarez Villalobos participó en su rol de encargado de la Dirección de Vivienda, Barrio y Territorio de la municipalidad de Valparaíso, con el proyecto Unidades Urbano Ambientales.

Son 11 años en los que la Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo se ha posicionado como una de las principales referencias para conocer la situación actual de la arquitectura y el urbanismo en la comunidad iberoamericana. En la edición pasada, la Bienal buscó propuestas y experiencias centradas en la vivienda y en las distintas formas de habitar y repensar la ciudad.

Bajo este contexto, la iniciativa internacional seleccionó en su categoría “Acciones al Margen” al proyecto de la Alcaldía Ciudadana de la municipalidad de Valparaíso y liderado por Álvarez. Este propone la radicación de “campamentos” ubicados en los cerros Ramaditas y Rocuant, reconociendo la autoproducción de ciudad como una solución legitima al déficit habitacional, la segregación y exclusión de la vida urbana.

La segunda instancia es el Young Architect Festival (YAF), organizado por Constructo y donde los alumnis Jean Araya y Diego Miranda quedaron finalistas, con sus respectivos equipos. 

Araya participó en conjunto a Miguel Casassus, de la Universidad de Chile, con la propuesta NN. Miranda, por su parte, lo hizo en un grupo conformado por Pablo Rojas, Javier Moya, Catalina Briones y Miguel Acuña, todos de la casa de Bello, con la propuesta Manto. El equipo ganador fue, finalmente, la propuesta de Álvaro Parraguez de la Universidad del Desarrollo, El Pesar del Viento.

YAF es una plataforma cultural dirigida por los arquitectos Jeannette Plaut y Marcelo Sarovic, quienes, en los últimos años, gestionaron en conjunto con el MoMA de Nueva York el extinto Young Architect Program, concurso que evolucionó en este certamen.

«Quisiéramos pensar en una arquitectura que maneja una cierta economía de medios, no solo económicos, sino también políticos, ambientales, formales y materiales. Pensamos en definir un manto, con el mínimo material posible, pero con el máximo de efecto en su lugar. Un manto que sea una sombra, pero también un suelo, un manto con peso propio. Nos gusta pensar en la condición aparentemente frágil de ambos mantos, más allá de ser una superficie continua de CLT de 63 mm de espesor y 14 metros de largo, en su escala, en su horizontalidad pierde su condición rígida, pesada y se muestra como un papel ondulado sobre el lugar, una operación de escala indefinida, que no pertenece a una definición plástica proyectual, sino a la condición propia de su desplazamiento material.»

—Jean Araya y Diego Miranda.