Estefanía Trisotti egresó de Diseño Gráfico en la Escuela de Arquitectura y Diseño de la PUCV el año 2008. Desde entonces se ha dedicado a la creación de productos y servicios digitales con enfoque a la experiencia de usuarios, para empresas del sector público y privado.

Para Estefanía, el paso por la e[ad] fue una experiencia enriquecedora, en especial en relación a la posibilidad de descubrimiento en torno al oficio. Durante sus años de estudio participó de la travesía a Iruya (2004), travesía del Interior Americano (2005) y travesía La Paloma (2006).

En su experiencia profesional, Estefanía  destaca principalmente el haber contribuido en la creación de una start-up en el área de transporte público de Alemania, creando diferentes apps y tecnologías de navegación, venta digital de pasajes e integración de diferentes servicios de movilidad B2B2C.

De acuerdo a lo personal y laboral, ¿En qué te encuentras actualmente? 

Vivo y trabajo en Alemania hace 10 años, y entre medio viví en Londres durante dos años mientras hice una maestría en Diseño de Servicios en la Royal College of Art. Desde mi vuelta a Berlín en 2017, trabajo como Experience Design Lead en BCG Digital Ventures (parte del Boston Consulting Group) donde lidero diversos proyectos de innovación digital. En DV colaboramos con empresas y corporaciones internacionales enfocándonos en la integración de diseño y tecnologías para crear negocios digitales desde cero, los cuales en su mayoría se convierten en start-ups.

Desde el punto de vista del diseño es un trabajo desafiante y entretenido porque no sólo creamos servicios y productos que aborden las necesidades sustanciales de los usuarios para diversos sectores, sino que también consideramos las capacidades necesarias para que una nueva empresa pueda funcionar autónoma y exitosamente. En el plano personal, en el último año mi experiencia ha sido similar a la que muchos otros padres han vivido durante la pandemia, pero me siento agradecida de que las cosas han ido mejorando lentamente.

¿Cómo describirías tu experiencia como estudiante de la e[ad]? 

Fue una experiencia enriquecedora y reveladora en relación al oficio. Y muchas veces también intensa con incontables noches de trabajo e incertezas, pero producto de eso crecí enormemente como diseñadora durante esos años. Incluso al ver mis bitácoras y cuadernos (que aún guardo) puedo ver la evolución. En general, lo que más valoro de mi experiencia allá fue la vida como un todo: ver el mar a diario, los miércoles en Ciudad Abierta, estar siempre dibujando, experimentar con materiales, las Travesías, las  amistades que formé (y que tengo hasta el día de hoy), vivir con otros estudiantes en Valparaíso, etc. La genuina integración de vida, trabajo y estudio.

¿Qué destacas de la Escuela? 

Lo más sobresaliente de la Escuela es su planteamiento original. Creo que el sentido de libertad, observación y experimentación que se vive junto a la idea de las travesías es único. También —y a pesar de que hoy trabajo completamente digital— valoro que la escuela se enfoque primordialmente en el fundamento más que en enseñar programas técnicos.

¿De qué manera el paso por la e[ad] marcó tu desarrollo profesional? 

Cuando comencé a estudiar diseño jamás imaginé que me dedicaría a lo que hago hoy. La práctica del diseño estratégico y centrado en el usuario era aún emergente y sólo me llegué a familiarizar con ese espacio del oficio al comenzar mi titulación con Herbert Spencer. Él había recientemente vuelto de sus estudios en Carnegie Mellon con perspectivas frescas en torno a al diseño de interacción y ese intercambio tuvo un profundo impacto en mi carrera. A pesar de que los medios digitales ya estaban establecidos como un nuevo paradigma de comunicación, poco se sabía de cómo un diseñador puede abordar ese espacio. Mi desarrollo profesional los últimos 15 años ha sido justamente una profundización de aquello, tema que sigue en desarrollo.

¿Cómo visualizas el despliegue del oficio en el que te desarrollas en 10 años más? 

He visto que cada vez se usa más el diseño para abordar problemáticas complejas y holísticas de la sociedad. Eso ha implicado que el rol del diseñador ha ido avanzando en espacios más abstractos con alto nivel de colaboración con otras disciplinas, lo que ha hecho todo más intrincado y desafiante. Lo que vemos es que no existen soluciones únicas a problemáticas, sino que todo está de alguna forma interconectado con diferentes niveles de implicancias. Ahí la capacidad del diseñador de entender el panorama general (la síntesis) considerando también la importancia de los detalles es fundamental, junto a saber cuáles metodologías aplicar en qué momento y cómo. 

Es difícil imaginar qué pasará en 10 años considerando lo rápido que cambió el mundo sólo en el último año. Pero de lo que estoy segura, es que las habilidades “blandas” de un diseñador son —y seguirán siendo— cada vez más importantes en el despliegue de este oficio: la empatía, intuición, humildad, comunicación, persistencia y positividad, entre otras. Creo que estas características deberían ser más reconocidas y validadas en la enseñanza del diseño.

 

¿De los proyectos en los que has trabajado últimamente ¿cuál destacarías y por qué? 

Casi no tengo proyectos que pueda compartir por el carácter confidencial que implica trabajar como consultora, pero uno de los que recuerdo con más cariño fue haber participado en la creación de una start-up en el área de transporte público de Alemania, creando diferentes apps y tecnologías de navegación, venta digital de pasajes e integración de diferentes servicios de movilidad B2B2C. Comenzamos con un equipo de no más de 30 personas y hoy tras dos años, es una empresa estable con más de 160 empleados. Lo más satisfactorio: ser hoy usuaria de nuestro propio servicio.

Les invitamos a conocer más sobre Estefanía Trisotti y sus proyectos en http://www.estefaniatrisotti.com/ y a todos los y las alumni e[ad] a compartir sus proyectos destacados contactándonos al correo rrss@ead.cl.