Conversación con Iván Ivelic: El Diseño como improvisación colectiva busca ocupar un lugar relevante en investigación, creación y formación
A principios de noviembre se realizó el Seminario Internacional “Diseño como improvisación colectiva” que organizó nuestra Escuela en conjunto con la Facultad de Arquitectura, Ingeniería y Urbanismo de la Universidad Católica de Lovaina.
La iniciativa, primera en su tipo para ambas escuelas, reunió a un interesante grupo de educadores, investigadores y creadores cuyo quehacer parte desde exploración hacia la improvisación colectiva, incorporando en muchos casos también la colaboración.
“El seminario permitió abrir nuestras limitadas perspectivas desde el propio quehacer. Tuvimos la oportunidad de ver lo que hacen otras personas en muchos lugares del mundo, no solo en la educación, sino que en la práctica, científica y artística, así como en la investigación”, comenta el profesor de la e[ad], Iván Ivelic, quien junto a David Vanderburgh, gestaron el encuentro.
En esta conversación con el académico, arquitecto y miembro de la Corporación Cultural Amereida, nos cuenta sobre el vínculo entre ambas escuelas, reflexiona respecto de la enseñanza de la disciplina y los desafíos a enfrentar a partir de lo aprendido en el seminario DCI 2021.
Los tres momentos
Si pudiéramos parcelar la experiencia de vinculación con la Escuela de Bruselas, Iván identifica tres momentos del lazo que nos liga un periplo de siete años.
El primer momento se refiere a la colaboración durante este periodo, que se sale de lo establecido en la enseñanza tradicional, entiéndase como la adquisición de conocimientos indirectos y conocimientos decantados bibliográficos que se estudian.
El académico ha enriquecido su reflexión sobre lo que hacemos en la e[ad] gracias a abrirlo con Bélgica que tienen otro modo, y ha podido ver cómo se valora en otras partes. Se refiere a la incorporación de otros conocimientos que se obtienen a través de ciertas experiencias con todos los sentidos, de forma integrada, especialmente en arquitectura, diseño y artes proyectuales que ejercen su dominio en el mundo real, no virtual ni abstracto.
“Buscamos entregarles a las y los estudiantes experiencias que intentan adelantar conocimientos que se adquieren en el hacer profesional, y para ello nos centramos en la exploración, de cómo es proyectar y construir, lo que hacemos en la escuela es dislocar ese pensamiento lineal, pensar desde el hacer”, señala Ivelic.
Esta manera permite entonces abrirse a la improvisación que es propia del arte, pero también al pensamiento como hipótesis de la estructura científica. Un ejemplo de ello fue la exposición de Mark West en el seminario donde mostró una mirada muy abierta.
“Él se encuentra con tela, hormigón y, sin un propósito claro, se mete a explorar. A partir de ahí obtiene y genera muchísimo conocimiento científico, fuera de la línea investigativa tradicional. Mark deja simplemente que el material le hable con las limitaciones y creatividad de quien hace ese ejercicio.”
El decano de Bruselas, señaló en la sesión inaugural que “Están revolucionando la enseñanza de la arquitectura al incluir estas prácticas y todas las dimensiones que vienen con ella”. A su vez, señaló que fue testigo de la transformación que tuvo una estudiante después de pasar por esta experiencia, que cambió su manera de pensar y ver el mundo, lo cual habla de contribuciones importantes más allá de lo técnico.
El segundo momento, se trata de lo que fue la organización del seminario, la convocatoria, la curatoría del material y el seminario en sí mismo. Al equipo les permitió revisar experiencias muy diversas en cuánto a temáticas y contextos, abriendo un abanico de metodologías, no solo en la educación, sino que en la práctica científica, artística relacionada a la investigación.
Ver cómo otros buscan “cientifizar” una experiencia para que pueda ser transmisible. Así también, el seminario permitió comprender en qué contextos es relevante aplicar esta forma de hacer-pensar y de qué manera contribuye a las distintas comunidades de una sociedad.
El tercer momento es el proceso que les abre a una nueva dimensión: publicar esta experiencia. El seminario logró establecer una red de contactos y en la medida que puedan realizar colaboraciones mediante proyectos, invitaciones y publicaciones, el trabajo se podrá enriquecer más aún.
“Hay personas que están metidas en esta dinámica de manera emergente y como práctica no está validada aún. En la Escuela tenemos una disposición abierta a lo que pueda ofrecer cada instancia única, ya que es valioso para la disciplina”, agrega el arquitecto.
Jazz arquitectónico, paradigmas educativos y el sello de la Escuela
“Somos expertos en jazz arquitectónico, lo hacemos bien, con el grupo que nos juntemos, porque nos conocemos, nos fluye. Como son ejercicios abiertos, no hay fracasos, se acaba cuando se acaban los materiales o el tiempo. Está planteado así, en tomar todas las oportunidad y no ver ningún problema”.
Frente a la pregunta de si es posible metodologizar el quehacer de los profesores de taller en arquitectura y diseño PUCV, Iván señala que “Esta experiencia requiere conceptualizarse porque de lo contrario nos quedamos en la artesanía. Para ello hay que decantar, comprender en qué ámbitos y para quién o para qué es pertinente. Cómo se puede realizar, cuáles son los tips para que funcione como método. Cuando no tienes referencias o diálogo con otros, es difícil conceptualizar porque no tienes un contrapunto. Intuyes que los estudiantes son felices. Esto sin duda es una función de investigación universitaria y que debe cruzarse con pedagogías, confrontar la ciencia con el arte y entender sus límites”.
“Podríamos situarlo en un cambio de paradigma tal vez respecto de cómo se adquiere el conocimiento, en donde impera un modelo, pero hay otros. Tiene que ver también con la epistemología de las cosas y con el marco filosófico que hay detrás. Nuestra escuela viene de una corriente de pensamiento fenomenológica en la que está Heiddeger, por ejemplo. Tim Ingold lo menciona: “construir- habitar- pensar” y le agrega la dimensión espacio-tiempo, que incluye la existencia. El hombre en el centro, pero existencial, y no solo con los conocimientos.”
¿Pareciera ser que esos otros modelos son lo que necesitan los estudiantes y que la educación formal no está entregando?
«Pareciera… en la Escuela apostamos a que la educación, junto con cumplir lo profesional, instale horizontes que van más allá, que se relacionan con la situación americana que plantea Amereida».
Esa visión le cambia el sentido del mundo a muchos egresados. Empiezan a amar la naturaleza gracias a haber estado en lugares remotos, emigran, desarrollan un interés por el medio ambiente o los desafíos sociales. No es solo desarrollarse bien como profesional, sino que es un profesional que desarrolla. Buscamos generar conciencia del mundo, su país, su barrio y su grupo humano”.
“Esto facilita el acercamiento de las personas, mediante una formación humanista, centrada no solo en el medio ambiente ni en la técnica, y eso nos trae a la condición artística que la poesía nos abre una pregunta más allá de lo profesional. Es una pregunta artística, trascendental, más metafísica que a mi juicio con importantes en la formación y se adquieren en la experiencia de vida involucrada con el oficio.”