agosto 10, 2018

66 años de los oficios: Refundación de la Escuela de Arquitectura y Diseño

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La Escuela de Arquitectura y Diseño de la PUCV tiene más de 60 años de trayectoria desde su refundación en año 1952. Nuestra Escuela es uno de los emblemas de la Universidad, siendo fundada por arquitectos, artistas y un poeta, manteniendo hasta la actualidad una pedagogía heredada por generaciones, donde los oficios de la Arquitectura y el Diseño confluyen en la vida, el trabajo y el estudio.

Con una vasto recorrido de trabajo e investigación, nuestra Escuela ha dado evidencia de su quehacer en innumerables bienales, exposiciones, obras y diversos proyectos a nivel nacional e internacional que dan cuenta de una pedagogía radical que atrae estudiantes e investigadores de todo el mundo, quienes llegan a Valparaíso para conocer y adentrarse en una metodología heredada por casi siete décadas de los siete fundadores de la e[ad].

Recepción Primer Año en Ciudad Abierta, Ritoque, 1997.

La formación de un grupo fundador

Los orígenes del grupo fundador de la nueva Escuela de Arquitectura y Diseño de la PUCV se trasladan a la década de 1940, en Santiago, cuando Miguel Eyquem, uno de los siete fundadores, después de terminar sus estudios en la Universidad Católica inicia una serie de reuniones con Alberto Cruz – otro integrante del grupo – y otros arquitectos y artistas interesados en cambiar el estudio tradicional de la Arquitectura en Chile y el mundo.

Eyquem lo plantea así: “Hicimos nacer una nueva forma de acceder al oficio bajo el espacio con las manos. Fue a partir de lo habitual que hacemos, rayando y juntando papeles. Ir probando, buscando las tres dimensiones en el gesto, sin darse cuenta que se están cambiando las dimensiones”.

Fue en ese momento cuando surgieron los Cursos del espacio, modo que hasta el día de hoy tienen los alumnos de la e[ad] para acceder a las distintas dimensiones de la observación, abstrayendo el sonido, la luz, la densidad.

Luego de esta experiencia vino la oficialización de un grupo fundador con la llegada en 1948 de Godofredo Iommi, poeta argentino, quien determinó que lo que se estaba haciendo en estas sesiones era el inicio de una revolución dentro de la Universidad. Estaba naciendo una escuela con una dedicación a tiempo completo, donde las obras se estudiaban, proponían y ejecutaban. “Godo nos transformó y nos dijo quiénes éramos”, explica Eyquem.

Poco a poco fueron uniéndose nuevos integrantes, conformándose finalmente un grupo de artistas y arquitectos compuesto por Alberto Cruz, Arturo Baeza, Fabio Cruz, Miguel Eyquem, Godofredo Iommi, Francisco Méndez y José Vial, a quienes se unirían tiempo después el arquitecto Jaime Bellalta y el escultor Claudio Girola.

Miguel Eyquem, Godofredo Iommi. Alberto Cruz, Arturo Baeza. Cerro Castillo, Viña del Mar, 1955.

Llegada a Valparaíso y la refundación de la Escuela

 Fue a fines del año 1951 cuando el rector de la PUCV, el padre Jorge González, le ofreció a Alberto Cruz venir a Valparaíso a dictar un curso se primer año y reformular la Escuela de Arquitectura. Fueron meses de conversaciones donde venían desde Santiago Alberto Cruz, Godofredo Iommi y Miguel Eyquem a reunirse con el rector.

“Fue entre una de esas tantas reuniones que Godo logró convencer al padre”. Así resume Miguel Eyquem cómo fue el momento en que inició el proceso de refundación de la Escuela: “A Godo se le ocurrió la idea que se contratara a un profesor junto con un ayudante, tal como lo había propuesto González, pero además sugirió al padre que en paralelo al funcionamiento de la Escuela se armara un Instituto de Arquitectura, el que operaría como espacio de investigación y de desarrollo de conocimiento.” González aceptó y el grupo fundador se llegó a Valparaíso.

La creación del primer Instituto de la Universidad que sirviera a la generación de conocimiento fue el punto central para que el rector aceptara. Su existencia ubicaba a la PUCV al nivel académico y de desarrollo de las otras universidades de Chile, principalmente establecidas en Santiago.

Una vez instalados en el Cerro Castillo, donde contaban con casas para los casados y otra para los solteros, los fundadores proclamaron el acercamiento al oficio como una lógica de “vida, trabajo y estudio”. La Arquitectura, y más tarde el Diseño, debían convivir en cada momento y espacio del habitar humano.

Fue así como inició una operación internacional y fueron llegando nuevos integrantes al grupo. Uno de ellos fue Claudio Girola. Poco después de la puesta en marcha del Instituto y de la refundación de la Escuela, se realizó una exposición de artistas de arte concreto de Argentina. Más tarde, el escultor sería parte oficial de este grupo.

Taller de Claudio Girola y escultura en Horcón, 1964.

Visión poética americana y el planteamiento de los oficios

Una vez establecidos y trabajando conjuntamente en la Escuela de Arquitectura y en su Instituto, los fundadores propusieron un planteamiento original acerca de la concepción de la poesía, el arte y oficio de la Arquitectura, un planteamiento que orientaría y configuraría los estudios y la pedagogía de la Escuela y que se mantendrá hasta el día de hoy.

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«Nos parece que la condición humana es poética, vale decir que por ella el hombre vive libremente y sin cesar en la vigilia y coraje de hacer un mundo.»
Alberto Cruz, Exposición 20 años Arquitectura UCV, 1972.

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En 1964 se formuló la visión poética de América, Amereida, la cual dice de su origen y destino y el regalo de este continente para nosotros. Siguiendo tal visión, el grupo de profesores fundadores – acompañados por artistas e intelectuales europeos – organizaron una Travesía por el interior del continente americano, uniendo Tierra del Fuego con Santa Cruz de la Sierra.

Travesía Santa Cruz de la Sierra, 1964.

En 1967 se gestó el movimiento de la Reforma Universitaria. Este movimiento vio sus primeras luces en nuestra Escuela, desde donde se expandió a todas las universidades de Chile. Dicho movimiento tuvo un origen poético y por ello en la Escuela lo llamamos la Reoriginación Universitaria, el que marcó el origen de la Ciudad Abierta.

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«Nos parece que América tiene base para abrirse y extender una posición adecuada a la necesidad que se esboza en los movimientos estudiantiles. Las universidades, creemos, deben dar un paso decisivo para aunar vida, trabajo y estudio. Deben pasar a ser comunidades reales de vida, trabajo y estudio fundadas en la libertad y la verdadera autogestión.»
Godofredo Iommi, De la Reforma, 1969.

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Tras el fenómeno y los efectos que significó la Reforma Universitaria, en 1970 el grupo y otros integrantes de la Escuela adquirieron los terrenos de Ciudad Abierta, campo dunar moteado de humedales, montes y arenas. Fue allí, luego de los ritos de fundación, donde Godofredo Iommi estableció el fin de la era de los maestros y los discípulos, iniciándose un nuevo tiempo donde todos estarían al mismo nivel, convirtiéndose en una comunidad sin categorías ni jerarquías, “somos todos equivalentes”.

Más tarde en la década de los ‘70s se crearon las carreras de Diseño Gráfico y Diseño de Objetos (Industrial), con la misma orientación y fundamento poético iniciado por la Arquitectura. Tal abertura favorece la complementación y complejización de los tres oficios.

Luego, en 1984 la Escuela incluyó oficialmente en su plan de estudios la realización anual de Travesías por América. Ellas se organizan por Talleres en las que participan todos los alumnos y profesores. Llegado desde el Canal Beagle a la Isla de Pascua, el Amazonas, el Ecuador, las pampas y la selva, las travesías son viajes de observación y faenas donde se llevan a cabo actos y proclamaciones que culminan en leves obras de Arquitectura y Diseño que se donan a la gente del lugar.

Nuestra Escuela hoy

Lo que vino después de los hitos fundacionales y de reoriginación universitaria es la tradición que se mantiene hasta la actualidad: el reconocimiento internacional de una pedagogía que ha sido catalogada por grandes exponentes como radical, una del hacer con las manos, de observar y pensar en trazos y por escrito.

Recientemente, nuestra Escuela oficializó una actualización de su malla curricular, donde los Diseños Gráfico y de Objetos se unen en un solo oficio del Diseño que funciona en paralelo a la Arquitectura. La finalidad: dar cabida y favorecer el florecimiento de los oficios a través de aunar la vida, el trabajo y el estudio.

En la actualidad la Escuela recibe importantes grupos de alumnos e investigadores provenientes de distintos lugares del mundo, como también envía a sus propios estudiantes a conocer el quehacer de los oficios en diversas localidades, complementando su formación y desarrollo profesional.

Taller internacional de Obras, Ciudad Abierta, Ritoque, 2016.

Pese al paso de los años, la Escuela de Arquitectura y Diseño no modifica sus cimientos, unos del trabajo colectivo, del aventurarse al desconocido, uniendo en un solo estado personal las dimensiones de la vida, el trabajo y el estudio.

Para conocer más sobre las nuevas mallas curriculares de nuestras carreras, los invitamos a visitar nuestras secciones de Arquitectura y Diseño.

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