abril 15, 2014

Farándula 2014: Con pasacalle en Valparaíso culmina celebración de la Semana Universitaria

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Entre los días lunes 7 y viernes 11 de abril se llevó a cabo la Semana Universitaria de la PUCV. Durante estos cinco días, alumnos y profesores de Arquitectura y Diseño de la e[ad] participaron en una serie de actividades ya tradicionales, que en conjunto reciben el nombre de Farándula. Como tema, este año fueron escogidos dos mitos relacionados al Laberinto de Creta: Ícaro y Dédalo, y Teseo y el Minotauro.

La celebración comenzó el lunes con la Bienvenida a Alumnos de Primer Año, y la invitación a participar en las actividades preparadas para ellos. Con la tarea de crear trajes durante la mañana, en la tarde las parejas de novatos debieron enfrentarse al minotauro en una prueba de destreza, para encontrar a quienes serían las dos reinas de esta Farándula.

El miércoles, en el Torneo, los alumnos se adentraron en el laberinto recreado en Caleta Abarca, con el objetivo de recolectar las plumas para las alas de Ícaro, con el desafío de encontrar la salida mientras algunas de las calles se abrían y cerraban.

Por la tarde, la comunidad e[ad] celebró Música al Ocaso. Los asistentes pudieron disfrutar  de las presentaciones musicales de alumnos y ex alumnos, quienes se animaron a compartir su talento e intereses en el Patio de la Araucaria.

Luego de una semana de faenas, el viernes se realizó el tradicional pasacalle, el corazón de la Farándula. En la Plaza de los Poetas, en el Cerro Florida, los estudiantes pintaron sus rostros, se pusieron máscaras y otros ornamentos, y montaron a Ícaro en el carro para partir el recorrido.

Con música, baile y alegría, los jóvenes caminaron por las calles, mientras los habitantes del sector salían a la calle u observaban por sus ventanas, haciéndose parte de la celebración. La primera parada se realizó en el Mirador Camogli, donde fueron puestas las alas a Ícaro; la segunda, en la Plaza Bismark, lugar en el que se retiraron las plumas de las alas. La parada final fue en el Paseo Yugoslavo, donde se llevó a cabo el ágape de cierre de la Farándula.

Textos de la Farándula 2014

FUNDAMENTO MITO Y FARÁNDULA

Conocer El laberinto mediante poesía y oficio. Existen dos maneras de escapar del Laberinto, o bien conocer y tomar consciencia de él, o verlo desde afuera para no estar perdido. La primera, siguiendo el hilo del ovillo, como hizo Ariadna y Teseo, rastreando el terreno poco a poco siguiendo un hilo conductor que constituye el camino de la razón; y la segunda es siendo libre de miedos y ataduras (anclajes rígidos) para alzar el vuelo y lanzarse mediante la intuición. Estas dos maneras de salir del Laberinto representan la voluntad por alcanzar el conocimiento de nuestra realidad, desde nuestra dualidad que concibe desde la comparación (mide según un referente arbitrario) o bien de la aceptación (admite todo como una unidad).

Ambas intentan conocer la realidad mediante dos caminos diferentes y siempre vigentes en nuestra manera de percibir el entorno. La ciencia utiliza el método, la razón para adentrarse en los misterios del mundo. La poesía adopta un punto de vista alto, más general, una visión global que carece de referencias necesarias. Claro que optar por las alas de la intuición es más arriesgado, a veces menos valorado, pero tiene la ventaja de la perspectiva: puedes ver el laberinto en su totalidad.

Claro que optar por el cordón de oro trazado por la razón no tiene la libertad de recorrer el laberinto como se quisiera, sin embargo no da cabida a la duda.

Poesía y oficio son dos caminos que recorremos de manera simultánea en la medida que construimos mundo para algún día lograr ver, ver que lo construido somos nosotros mismos y que perderse o librarse del laberinto siempre fue lo mismo, un juego.

ESCRITURAS DE MOMENTOS DEL VUELO.

Mito

Ícaro fue hijo de Dédalo quien era arquitecto del Rey Minos y de una esclava llamada Náucrate. Cuando Dédalo hubo enseñado a Ariadna cómo podría Teseo encontrar su camino en el laberinto, y, tras de haber dado muerte Teseo al Minotauro, Minos, irritado, encerró en el laberinto a Dédalo y a su hijo.
Pero Dédalo, a quien nunca faltaban recursos, fabricó para Ícaro y para sí mismo unas alas, y las fijó con cera en los hombros de su hijo y en los suyos propios, hecho lo cual, ambos emprendieron el vuelo.

Antes de partir, Dédalo había recomendado a Ícaro que no se remontase con exceso ni volase demasiado bajo. Pero Ícaro, lleno de orgullo, no atendió los consejos de su padre; elevóse por los aires, y se acercó tanto al Sol que la cera se derritió, el imprudente fue precipitado al mar de Icaria (el que rodea la isla de Samos).

Sentido creativo del vuelo

Es la solución a un laberinto inextricable. Es un acto de ingenio y todo un canto al predominio de la mente creadora y creativa. Es también un canto a la libertad. Es, asimismo, un acto de rebeldía.

Investidura

Entonces comienza su viaje y sobrevuela el mar de la desdicha vestido con sus alas elaboradas cuidadosamente en la prisión del abandono por el buen hacer del conocimiento, que con paciencia y humildad ensoberbece al mismo tiempo al hombre investido con su poder luminoso y lento. No ignora el trabajo de su maestro y padre, él mismo ha recogido las plumas esparcidas por los pájaros, abandonadas al alcance de sus pobres manos.

Ascenso hacia el sol

Algo mágico lo conduce a través del éter, los hombres desde la tierra lo admiran como a un dios, desafía ingenuo el poder del viento contra su rostro y bate sin cesar las alas de la memoria trabajadas con esmero, el sabio artesano o vigila de cerca y ve con inquietud su lejanía, Ícaro alza más alto el vuelo y desoye sus consejos, ebrio de placer y orgullo ignora su caída.

La caída

Una y otra vez le aconsejó a Ícaro que no se acercase demasiado al sol porque la cera con que había adherido las plumas no resistiría el calor. Ícaro era impulsivo y joven. Dédalo lo vio ascender hasta perderse en el cielo, y al siguiente instante, caer hacia el mar como una roca. Con el grito de su hijo resonando en sus oídos, tal vez Dédalo recordó las victimas que se habían cobrado su personalidad y su genio.

Óbito

Los amantes de las rameras felices se sienten saciados: pero yo de tanto abrazar nubes, tengo quebrado los brazos. Debido a los astros impares que llamean en la cima del cielo, mis ojos ya agotados solo ven recuerdos de soles.

En vano quise sondear los límites del espacio: ahora se rompen mis alas bajo no sé qué ojo de fuego: y ardiendo por amor a lo bello no alcanzaré a suplirme honor de llegar mi nombre al abismo que de tumba me sirve.

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