noviembre 5, 2013

Una mirada al seminario y workshop de arquitectura y urbanismo en Río de Janeiro

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Entre los días 17 y 26 de octubre, Mauricio Puentes, arquitecto y profesor e[ad],  participó en el seminario y workshop internacional Favela y periferia: estrategias de intervención en áreas de interés social. El caso de los espacios residuales del Complexo do Alemão que se realizó en Río de Janeiro.

La actividad, organizada por el Programa de Postgraduación en Urbanismo (PROURB), de la Universidad Federal de Río de Janeiro, reunió a académicos, alumnos titulantes y de magíster de dicha casa de estudios, del Curso de Arquitectura y Urbanismo, de Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, y de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Este evento académico se llevó a cabo en el contexto de una una de las intervenciones de movilidad más importantes de la ciudad, que es la implementación de un teleférico uno de los complejos de favelas más grandes de Río de Janeiro, el Complexo do Alemão.

¿En qué consistió tu participación en esta visita?

Participé en el Seminario, que consistía en dos días de ponencias en torno a innovación y urbanismo, organizado por el PROURB, y el tema del seminario era periferias. Mi presentación fue un extracto de mi tesis doctoral sobre la periferia de Valparaíso, dando cuenta de la puesta en valor de ésta como constructora de la trama de una ciudad, y la metodología de trabajo que se utilizó para llegar a esa conclusión.

Las ponencias, en general, fueron en base a la misma valoración; hubo una sobre el caso de Mumbai,  en la India; otra, de la Fundación Mi Parque acerca de la recuperación de espacios públicos en zonas vulnerables y segregadas en Chile. Las demás ponencias estuvieron centradas en los casos de las favelas en Brasil.

Luego, nuestra participación fue básicamente asistir a un recorrido por la favela del Complejo do Alemão donde se hizo la intervención y se instaló el teleférico. En el workshop, que se llevó a cabo durante la siguiente semana, me correspondió ser el coordinador de un grupo de trabajo junto a James Miyamoto, profesor de la UFRJ. El taller se realizó en  Studio X, que es la sede de la Universidad de Columbia, ubicado en el centro de Río de Janeiro.

El objetivo de cada mesa era presentar una proposición de recuperación de espacios eriazos que colindan con los pilares del complejo.  Nos correspondió los pilares 21 y 22; no era factible incluir el tramo completo del teleférico, por lo que las intervenciones eran sólo entre las dos últimas estaciones.

El resultado final es una suerte de plan maestro de ideas de recuperación del espacio público desde un proceso de observación que se llevó a cabo, para poder encontrarnos con los hábitos, la vida cotidiana, el manejo de los residuos, los eriazos como basurales, el agua lluvia; la reutilización de estos recursos, la cobertura vegetal, que prácticamente no existe, porque las favelas son muy densas. A diferencia de nuestras periferias, que son de muy baja densidad, allá la gente vive prácticamente una encima de la otra.

¿Qué desafíos te has planteado a partir de esta experiencia?

Uno de los desafíos, que nos habíamos planteado desde antes, y que intentamos sostener, es la integración de metodologías de estudio. Se trata metodologías radicalmente distintas, pero el desafío está en encontrar los puntos en común, de complemento, que puede tener una u otra manera de abordar el proyecto. En ese sentido, nuestra metodología, nuestra forma de abordar un proyecto en la escuela es muy particular, y lo importante es cómo ésta se cruza con otros procesos metodológicos u otros modelos de análisis de información, de recopilación e integración de datos. El desafío era la capacidad de poder integrar metodologías.

 

Y, en cuanto a la realidad de allá comparada con la nuestra…

Hay un asunto que sin duda me va a dar pie para seguir avanzando en el tema, que es la herencia urbana que tenemos nosotros en Chile.  Nuestra herencia, y lo digo con un sentido casi canónico de la forma de la ciudad, viene de las leyes de India, entonces nuestras ciudades se configuraron como ciudades monocéntricas. Esa construcción de ciudad monocéntrica sigue persistiendo hasta hoy, de distintas formas.

A diferencia de eso, radicalmente, las favelas son centros por sí mismas; son la verificación de una ciudad policéntrica, en que cada favela tiene un tejido no solamente habitacional, sino que también de una infraestructura comercial, de servicio, que nosotros no solemos encontrar en nuestras periferias. Acá servicios de envergaduras mayores, como sucursales bancarias, supermercados de mayor tamaño, ejes comerciales, no existen en nuestras periferias. Ellos sí sostienen ejes comerciales muy intensos, con todas las derivaciones y problemas que eso puede acarrear, pero que permiten una especie de auto sustento de la comunidad en términos de su espacio físico, lo que puede favorecer a inhibir tener que desplazarse por grandes distancias día a día.

Eso hace una distinción con nuestra realidad en que el proceso de consolidación de las favelas es mucho más acelerado, y yo creo que esa es una de las cosas más radicales con las que uno se encuentra: una conformación urbana a partir de centros con mayor autonomía. Lo otro, es la alta densidad, que favorece a una construcción policéntrica de la ciudad, porque al tener mayor densidad, tiene mayor demanda, por lo tanto favorece a la oferta.

Haciendo casi una caricatura, la favela, aún con todas sus carencias, es mucho más ciudad que una comuna como Peñalolén. Sin duda, porque su contenido, sus capas urbanas son mucho más potentes que las que puede tener una comuna residencial en Santiago.

Desde ese punto de vista, ¿hay algún desafío que tú adviertas para nosotros, desde la arquitectura?

Valparaíso, al no ser fundada se arranca de esos cánones de ciudad monocéntrica,  tiene una voluntad policéntrica, que ha sido un poco frenada por el punto de vista institucional, pero algunos cerros logran tener algunas capas de ejes comerciales, por ejemplo, Playa Ancha, que es caso más claro, donde uno se encuentra con una infraestructura pública, social, comercial, de servicios, que en general las periferias no lo tienen. Piensa en el mismo caso de Viña del mar, si uno quiere comprar algo que esté fuera de las cosas básicas, tiene que ir al centro o al mal, pero no va a encontrar una tienda de ropa en Miraflores o Achupallas. Pero en Valparaíso, sí se puede acceder a ese tipo de tiendas, por ejemplo en Bellavista, en el Cerro Concepción. Hay una especie de gérmen policéntrico en Valparaíso que ha prevalecido.

¿Qué te gustaría destacar de este viaje?

Una conclusión general a la que llegamos, a partir de todo este trabajo, es respecto a lo que es llamado asentamientos informales; en realidad, no hay nada más formal que eso. Su forma es producto de su propio contexto y no de la imposición de un modelo; es su propio modelo, por tanto, tiene su propia forma.

En términos de la experiencia, algo que es bastante destacable es el rigor de trabajo de nuestros alumnos. Sin hacer comparaciones, puesto que ellos también tienen muy buenos alumnos. Pero mirando sin parámetros de comparación, sencillamente por la evidencia, es destacable el rigor del proceso: lo que se inicia, se termina. El camino se va construyendo a medida que se van superando las etapas; no abandonándolas.

 

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