
El cerro en Valparaíso ni Acrópolis ni centro, sino lugar de residencia con holgura
Cerro en Valparaíso.
Aquí los cerros no están en medio de la ciudad, sino que están alrededor de ella. El cerro no es su Acrópolis, donde la ciudad se dice a sí misma que es ciudad.
El espacio habitable es una construcción abstracta separada de la naturaleza. La primera abstracción sobre la que habitamos es el plano horizontal que llamamos suelo, y los límites verticales dejan entre ellos un vacío habitable, es un vacío abstracto, separado de la extensión natural.
De este modo las modestas casas de los cerros de Valparaíso son espaciales, son parte del mundo y no del paisaje natural.
Cada una construye su suelo horizontal y su vacío con sus muros, su espacio habitable llegando al manto del cerro con sus fundaciones de tipo palafitos. Lo que queda entre estos interiores es un espacio urbano resultante, pero holgado debido a la pendiente, que trueca la continuidad de la ciudad en el plano por la holgura ante el horizonte y la rada que forman los mismos cerros.
Estos cerros no han acogido la verdadera magnitud de la ciudad sino lo que cada cual puede, en un sentido individual o privado. Son lo que está mas allá, próximo a la ciudad mas exigida que se da en el plan hasta el borde del mar. Así la ciudad de Valparaíso tiene un sentido de ocupación donde sus centros tienden a ubicarse en el plan que les concierne a todos sus habitantes y los cerros tienden a ser ocupados por los que residen en ella. Por supuesto que esta tendencia no es una exacta zonificación ni un absoluto, sino que nos hace ver que la extensión urbana con su capacidad de extenderse en forma equivalente a lo largo y a lo ancho lo cumple en un plano horizontal y disminuye su equivalencia en el plano irregular de los cerros. Y sin embargo sigue construyendo en la pendiente porque su voluntad de fundar le exige dar cabida.