Diseño, Acto y Celebración son las claves de desarrollo del Taller de Diseño Industrial III de la e[ad] PUCV;  taller en que el diseño de objetos se relaciona y potencia el descubrimiento de los sentidos y el saber de sabores, según explican los propios estudiantes.

Cada semana éstos reciben el encargo que orientará y profundizará sus aprendizajes y competencias profesionales; encargo que tiene su entrega semana a semana  en Ciudad Abierta de Ritoque  para el acto que reúne a los estudiantes de la e[ad] en el Taller de Amereida.  Miércoles a miércoles el taller propone un nuevo diseño para posar y presentar el sabor y, con ello,  construye el cuerpo escuela y el ámbito de ella.

Ricardo Lang, diseñador industrial y académico responsable del Taller III junto a  Daniela Salgado, profesora ayudante, explicó que este diseño de objetos vinculado a los sabores, ocurre porque hay una ocasión que propicia un acto. “Allí está el contexto donde el estudiante puede plantear algo. Es un contexto de alegría, de compartir, de celebrar”, señaló.

Por lo mismo, el diseño que se propone, “tiene que fundirse, desvanecerse en el comer. Vivir el mismo proceso leve y temporal del alimento”.  Cabe señalar que los actos se constituyen en una secuencia de varios momentos: el tiempo de la espera; el tiempo de la palabra; el tiempo del despliegue y el tiempo del  acto de comer propiamente tal.

Sentidos y Sabores

“La Escuela entrega un mundo de posibilidades de diseño al incluir esta temática tan fuertemente en lo académico”, expresó  por su parte, Francisco Sáenz – estudiante- al referirse a su experiencia en el Taller de tercer año donde la cocina ocupa el centro del aula.

Para estos estudiantes el tiempo es el gran protagonista en el taller; tiempo que es el vector y decidor a la hora de diseñar y calificar sus aprendizajes. “El trabajo en conjunto, la intensidad del ritmo y producir para una hora determinada, hace que se aprenda  a trabajar,  a organizarse y a considerar los procesos”,  declaró Julián Flores quien, junto a sus compañeros, cada miércoles tiene que disponer de un a proposición para las 400 personas que participan del Taller de Amereida en Ciudad Abierta de Ritoque.

Por su parte, el docente señaló que el diseño es una suerte de “pretexto” para los diferentes lenguajes, códigos, representaciones simbólicas, narraciones y encuentros; en este caso, “el diseño le pone sentido a este comer y beber: le agrega coordenadas temporales y espaciales”.

Lang explicó que el diseño -al igual que la arquitectura- trabaja con desvelamientos, “a través de la observación se busca una situación originaria que esté escondida en la ocasión, que tiene que ser desvelada”.  Este contexto es con poeta: “la poesía abre el momento y se recibe el sentido del origen”.

El Tiempo en la Forma

Francisco Sáenz agregó que si bien las herramientas formativas para despuntar la creatividad del diseño es el mismo (observación), “lo nuevo es que uno descubre que el diseño es para el servicio de otros y se aprende la simplicidad de la forma”.

Según Fernando Ramírez, trabajar cooperativamente y en serie, es fundamental para la cadena de producción en la que participa en el taller; “un aprendizaje de pares y no sólo por lo que entrega el profesor”, agregó Rocío Manzanares, “porque nosotros creamos la situación de taller”.

“He aprendido a trabajar con el tiempo, descubrí el protagonismo del tiempo en la forma”, subrayó finalmente Rocío para quien, además, la mayor enseñanza que trae trabajar relacionado a los alimentos es el nuevo trato con la materia-material “saber de sabores y texturas”. Para esta estudiante en el taller de Diseño Industrial III se “descubren los sentidos.  Los alimentos  ayudan a agudizarlos”.