agosto 14, 2011

Palabra y Acción

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Se llevan estos apuntes para poder pensar en lo que hemos llamado Santidad de la Obra.

La Palabra que construye

Hay una creencia que se resuelve en convicción: el hacerse del mundo deviene en la palabra que construye y no en la acción que no modifica nada. El algoritmo principal que se define desde aquí está siempre abierto a debate y no es definitivo, pero es el único que tenemos, por ahora, quienes hemos escogido los horizontes de Amereida.

Creer en la palabra que construye y no creer en la acción que no modifica nada, es situarse en un campo poco conocido, lleno de dificultades y que muchos consideran inocuo o inútil a la hora de construir un mundo más justo e inclusivo. Pero sea como sea que el mundo juzgue esta posibilidad, creo que esta Escuela ha mantenido la convicción de que es la palabra la que permite los cambios, y ya no la acción, y creo que es acaso la única fuerza que nos permite seguir viviendo, trabajando y estudiando. Porque la palabra que construye, una vez que ha sido desatada sobre la realidad, ya no puede ser detenida ni acallada, pase lo que pase.

¿Cómo, cuál, es la palabra que construye? En nuestra Escuela, esa palabra, se ha venido diciendo y oyendo —que no enseñando— desde hace casi cuarenta y seis años, en lo que llamamos Taller de Amereida. Ya en 1983 Godofredo Iommi lo declaró un fracaso, en cuanto a su imposibilidad de persuadir y seducir a las personas, porque no está constituido para eso, como sí lo están todas las promesas políticas y los eslóganes de la publicidad. Esa constatación de fracaso tuvo severas consecuencias en nuestra Escuela y determinó cambios profundos en el plan de estudios y en el nacimiento de las travesías. La crisis actual no puede ser resuelta mediante una constatación semejante, aunque todos los fracasos estén allí claros y nítidos dentro de nuestros corazones y enfrente de nuestra razón, y aunque sea demasiado evidente la doble traición; por un lado cuando renunciamos a esa palabra y emprendemos la acción (política, comprometida, social, etc.) y por otro cuando relegamos la palabra a un segundo puesto en favor de la seudo investigación académica que conduce a cualquier parte menos a la obra. Hay que tomar otro camino; sabiendo que lo que hemos traicionado es más complejo que hace 28 años, cuando se desató la cólera ‘poética’ [1]“Y la importancia peculiar que tiene, es la siguiente: que nosotros nos desentendimos, radicalmente, de todo cuanto se llamó la acción, por considerar que por definición no podía estar a la … Continue reading.

¿Cómo, cuál, es la palabra que construye? (Da Vinci):

“Aquel que no guste igualmente de todas las cosas que en la Pintura se contienen, no será universal; porque si uno gusta solo de paises [paisajes], es señal de que solo quiere ser simple investigador, como dice nuestro Boticello [Boticelli], el cual anadia que semejante estudio es vano; porque arrimando á una pared una esponja llena de varios colores, quedará impresa una mancha que parecerá un pais [paisaje]. Es verdad que en ella se ven varias invenciones de aquellas cosas que pretende hacer el hombre, como cabezas, animales diversos, batallas, escollos, mares, nubes, bosques y otras cosas asi: pero es casi como la música de las campanas, que dice lo que á tí te parece que dice. Y asi, aunque tales manchas te den invencion, nunca te podrán enseñar la conclusion y decision de una cosa en particular, y los paises [paisajes] del dicho Pintor eran bien mezquinos”.

Hay muchos otros ejemplos. Leonardo indica el mismo rumbo que nosotros hemos escogido. Allí está el modo de nuestro hacer las preguntas esenciales y de acceder al secreto de la obra y del oficio. No sólo esto, sino que he aquí el modo de construir mundo, en contraposición con la acción que no modifica nada. La acción, como la entiendo aquí, está basada profundamente en la esperanza, y su manifestación radical en las artes y en todas las disciplinas se da a través del significado. Nosotros proponemos extirpar el significado y erradicar la esperanza.

Lo que hace Leonardo en su lección de pintura es abrir la posibilidad de que cada cual pueda interpretar las manchas según una vista propia y original. Permite que se pueda decidir la forma y el fondo cada vez, de nuevo, por cada uno de los que quiere hacerlo. Es lo que nosotros llamamos alguna vez el volver a no saber de las arenas [2]«Así las arenas se nos muestran como el incesante volver a no saber, que no es la ignorancia respecto a una sabiduría. En vez de la estabilidad de cualquier saber adquirido, este mero trance del … Continue reading, cuando nos abocamos, a flor de labios [3]«observaciones y actos van con nosotros, a flor de labios decimos; un a flor de labios que paradojalmente cada vez en un volver a no saber. El cual, así, cobra forma, se hace forma. Las ágoras … Continue reading, a la construcción de cualquier obra que tengamos encargada entre las manos. Es lo que Fabio Cruz llamara el ‘percibir’ [4]«Y esta urgencia y obligación, puede cumplirla porque tiene la posibilidad de ver el mundo, su mundo, siempre de nuevo, de verlo como por primera vez (“Ver” está tomado en sentido amplio; tal … Continue reading cuando definió la ‘observación’. Pero esto es imposible cuando a las manchas de la pared se les da una lectura definitiva, única e inmodificable. Y esto es lo que sucede cuando cualquier obra es comprometida con los asuntos de la contingencia; pierde su libertad y la opción de volver a ser reinterpretada nuevamente. Esto porque al quedar signada por una causa específica, entonces agota su significado y concluye. Es lo contrario que hace Amereida. Cuando culmina el poema diciendo “el camino no es el camino” se produce el desenlace radical de toda la proposición. Y hay que entenderlo de una buena vez, so pena de permanecer atrapados en las significaciones y engañados por los guiños de la esperanza.  Y esto ya lo han entendido y aprendido, por suerte, otros oficios y otros pueblos cuando se dan cuenta de que no es un camino aquello que los va a ubicar en el mundo. Ellos, los que habrán de vérselas con el lugar, con lo lejano, lo aislado, lo invisible, ya saben que no es un problema de mejores o peores tecnologías ni de contar con más o menos dinero. ¿Qué es, entonces, si no es un camino lo que se necesita para que América sea tal? Eso es lo que hemos intentado responder en 26 años de hacer travesías. ¿Qué hemos desvelado nosotros en ellas y ellas en nosotros durante todo estos años? Una sola cosa: es la obra; la obra de los oficios.

Pero antes ¿cuál es la acción que no modifica nada?

La acción que no modifica nada

A fuerza de repetir los axiomas de Lautreamont [5]“La misión de la poesía es difícil. No se mezcla a los hechos de la política, a la manera en que se gobierna un pueblo, no hace alusión a los períodos históricos, a los golpes de Estado, a … Continue reading, de Rimbaud [6]“En Grecia, he dicho, versos y liras ponen ritmo a la acción.  A partir de ahí, música y rima se tornan juegos, entretenimientos. El estudio de ese pasado encanta a los curiosos: muchos se … Continue reading y de tantos otros [7]«En una entrevista radial le inquieren [Gottfried Benn] “¿Pueden los poetas cambiar el mundo?” Responde: “¿Desearía usted que yo escriba que el poeta tiene que interesarse específicamente … Continue reading, que hemos sostenido como el horizonte poético de nuestra vocación, pareciera que ahora se desvanecen oscurecidos por el aparente poder de la contingencia. Pero yo creo que su poderosa luz hoy es más necesaria y más deslumbrante que nunca. Por supuesto que otros podrán escoger distintos horizontes y dirigirse hacia ellos con todas sus energías, voluntades y anhelos. Con toda libertad. Al cabo se trata de eso. Pues nosotros hemos escogido ser libres sin opción y nuestra libertad radica en el abandono de toda clase de acción. No vamos a fomentar la revolución en ninguna de sus formas, ni siquiera la artística. No creemos en la esperanza que esparcen las promesas políticas que sitúan siempre toda justicia y todo bienestar en el futuro, nunca en el presente, dejando de paso toda su realización a los otros que vendrán y desentendiéndose a sí mismos de toda responsabilidad. No creo en las seudo épicas luchas por un futuro mejor ni en las falacias de los auto denominados representantes del pueblo; de los desposeídos y de los que sufren. No creo que la opción de la lucha política pueda realmente hacer alguna diferencia, excepto en conseguir el poder mediante los medios que sean necesarios, incluyendo la destrucción del adversario devenido en enemigo. No creo en la guerra como el único ardid de la unificación [8]la diferencia para estimar     para tan sólo barruntar la paz que propone el poema de la que habla     hacia la cual intenta hablar    hay que medir de antemano la amplitud y la profundidad de … Continue reading. No creo en la búsqueda de la verdad como método poético [9]“Las demandas de la verdad son severas. Ella no tiene ninguna simpatía por los mirtos. Todo lo que es tan indispensable en la Canción, es precisamente todo aquello con lo que la verdad no tiene … Continue reading. Pero esas son mis creencias; es una proposición y no el sometimiento de la existencia a un sólo modo de aparecer.

Hace ya más de ciento cincuenta años, en el ámbito de la poesía, donde se incluye a las artes, los oficios y las ciencias (hasta la filosofía y la religión), comenzó a hacer crisis el modo de los significados para construir. El valor significativo o significante dejaba de ser la esencia requerida a la hora de la creación. La poesía moderna y por ende la tradición poética de esta Escuela es heredera directa de esa crisis. Por supuesto que el significado sigue existiendo en todos los órdenes de la vida y de los estudios y de las obras de arte y de las otras. En todos los ámbitos actuales del desarrollo humano prevalece el significado como el centro de la existencia. Esa es la diferencia entre la formación universitaria en la relación poesía-oficio y el resto del mundo: en el primer caso el centro de la existencia intenta no ser la representación; no ser representativos. El primer impedimento severo que tiene este fundamento abstracto no figurativo surge cuando se intenta que tal fundamento no sólo se manifieste en trabajos intelectuales o en obras artísticas, sino que además se lo introduce en el medio y en el principio de la vida, eligiendo aunar y reunir todos esos ámbitos. Mientras el hacerse del mundo continúa regido por el privilegio del significado y habiendo reconocido esa realidad, nosotros y nuestra poética pretendemos hacer obras y vivir una vida no representativas, alejadas de la miseria de los significados. Otras son las miserias que contamos, por cierto, y siempre será posible cambiar esta iluminación que nos guía.

La designificación del hacerse de la realidad alcanza, por cierto, a las obras. Hay una concepción de las obra en la que su propósito último será la modificación de la realidad, a través de los medios que estén disponibles. Esta es una obra determinada por las circunstancias sociales, políticas, sicológicas, etc. Esto es una obra dominada por la acumulación y el progreso, es el tiempo de lo finito y de la armonía. Y esto es y ha sido así desde Grecia. Todos también vivimos y tomamos acciones dentro de esta lógica porque existimos en sociedad y nuestras sociedades aún se rigen por estos preceptos. Pero a su vez sabemos que la obra de los oficios ya no se comporta sólo de esa manera ni la poesía marca así el tiempo. Se es alegórico cuando los componentes de una obra, o el sentido que se considera como importante, alude a un contexto absolutamente dominado por el significado. Si nos preguntamos ¿qué significan, por ejemplo, las obras de estos primeros años de travesías? desde la poesía sólo podemos responder: absolutamente nada. En cambio la alegoría responde: significan el compromiso de nuestra Escuela con el mejoramiento de las infraestructuras urbanas y rurales. Y absurdos como esto otro: 25 años de travesías es más que una cantidad, es un fragmento armonioso y finito —inmodificable— que calza y coincide con la cuenta de la historia. Pero entonces y a propósito ¿acaso no elabora cada uno de nosotros sus propias obras con marcas e incisiones que celebran distintos acontecimientos extraños a la obra misma? Lo hacemos, por supuesto, pero tenemos la posibilidad de no otorgarle a esas marcas el ser la cota privilegiada de nuestro obrar y construir mundo. Ha de ser siempre una excusa para la celebración. Y quisiéramos celebrar todo con forma, no forzados por los significados clásicos.

Entregar nuestra obra en compromisos contingentes es otorgarle a nuestros quehaceres y aconteceres significados humanitarios, como el caso del Guernica de Picasso, o amorosos como el noventa por ciento del rock inglés, o políticos como todo el arte comprometido. Y cualquiera de ellos las tornarán, más temprano que tarde, en obsoletas y enteramente inútiles. Nuestras obras en cambio son una marcha horrible hacia el desconocido, iluminados por la palabra de la poesía. Nuestros tiempos son sólo una aventura impredecible que se constituyen en era sólo a través de la leyenda. Si poseemos ya un nuevo paradigma que oriente esta aventura o si debemos rever este de la no significación, o mejor aún si ponemos en duda incluso la construcción de cualquier paradigma; pues esas son unas buenas preguntas.

 

References

References
1 “Y la importancia peculiar que tiene, es la siguiente: que nosotros nos desentendimos, radicalmente, de todo cuanto se llamó la acción, por considerar que por definición no podía estar a la vanguardia de nada. Porque Rimbaud agrega «de hoy en adelante, la palabra irá sola, delante de la acción», es decir, en términos corrientes, desterrada; y optamos por esa luz, y actuamos bajo esa luz, y nos desentendemos –no porque nos venga bien o nos venga mal– sino porque creemos que no tiene el menor interés para la conducción del mundo, miren lo que les digo; ninguna clase de acción, categóricamente, ninguna: no mueve nada. Esto es una división dura, fuerte, peligrosa para la vida individual de cada uno. Inocua, para la vida política, sin ninguna trascendencia política, pero, sí, dura, para la vida individual de cada uno”.

Iommi, G. (1983). Hoy me voy a ocupar de mi cólera. Viña del Mar, Instituto de Arte PUCV.

2 «Así las arenas se nos muestran como el incesante volver a no saber, que no es la ignorancia respecto a una sabiduría. En vez de la estabilidad de cualquier saber adquirido, este mero trance del desaparecimiento nos dice un continuo volver a no saber, que excluye radicarse en un conocimiento adquirido respecto de lo que aún está por saberse y, en consecuencia, no es tampoco un conocimiento a conquistarse.

Sencillamente, a la luz del acto poético, las arenas nos dicen este incesante volver a no saber. Así se abre el terreno en lo que es de más propio y concreto. Se abre en forma y acontecer, lugar y palabra, real transparencia o límite: en ágora. El ágora es, pues, el lugar de este continuo volver a no saber. Por esto, tal vez, el ágora de la ciudad abierta no sea precisamente el ágora de la antigua ciudad griega.

Este estado de continuo volver a no saber nada tiene de íntimo, privado, individual, es el estado o estatuto mismo de los terrenos que se vuelven propiamente terrenos en cuanto son abiertos. Estado revelado, aquí concretamente, por las arenas y fundamento mismo de la ciudad de hoy si es posible que hoy hayan ciudades. Como estado, aún en el estricto sentido político se nos muestra el incesante volver a no saber de las arenas. Y por ello, es esencialmente –por estado– público. Pues, lo público, sabemos hoy, no es lo cerca. No es un estadio donde se está cerca en función de una referencia que es el match, no es un partido donde se está cerca en función de una referencia que es el futuro, no es la asamblea donde se está cerca en función del propósito –referencia– general que la convoca. Lo público no es estar solamente cerca, requiere lo junto. Para poder estar no sólo cerca, sino, además, junto –pues los términos no son excluyentes– se da un estado, en toda la honda latitud de esa palabra. Y este estado, de continuo volver a no saber, se nos abre como suelo –forma y acontecer, lugar y palabra, transparencia del límite– abismo de nuestro consentimiento. Sólo tal estado nos tiene junto. Por eso es esencialmente público, propiamente ÁGORA.

Así nos fue dicho poéticamente que el estado –tal incesante volver a no saber– es, de suyo, donación, y en este caso concreto, donación de las arenas. También nos fue dicho poéticamente que la ciudad sólo puede comenzar por el ágora que es su fundamento y su cuidado. No comenzar la ciudad por el ágora es sencillamente no hacer ciudad. Es hacer agrupaciones de centros, de parlamentos, de casas de gobiernos, de iglesias, de plazas, recreaciones, funciones, trabajos, viviendas, etc., todas ligadas con mayor o menor inteligencia, con mayor o menor fulgor respecto de un propósito, es decir de un futuro y por ello siempre nostálgicas. Tales agrupaciones de lo cerca no traen consigo lo junto, es decir, el estado consentido que las hace realmente públicas. Carecen de aquello que hace estar donde se sitúa, carecen del estado que no es mero establecimiento».

autores, v. (1971). Apertura de los Terrenos. Viña del Mar, Ciudad Abierta.

3 «observaciones y actos van con nosotros, a flor de labios decimos; un a flor de labios que paradojalmente cada vez en un volver a no saber. El cual, así, cobra forma, se hace forma. Las ágoras fueron ubicadas por actos poéticos, se va a ellas con ese sentido de travesía del terreno. Son lugares autónomos, su ordenamiento tiene mucho de ese obrar casi con nada propio a los actos poéticos y ese empeñarse para alcanzar la densidad que Píndaro señala para las ágoras. Densidad con casi nada, nacida de la observación, del acto, del a flor de labios que es volver a no saber, que dice de algo que permanece abierto, algo que va en “disputa”, la cual a la par, sabe desde sí misma finiquitar, que eso es una obra…”

Iommi, G. (1983). De la Utopía al Espejismo. REVISTA Universitaria nº9. Santiago, Pontificia Universidad Católica de Chile: 17-25.

4 «Y esta urgencia y obligación, puede cumplirla porque tiene la posibilidad de ver el mundo, su mundo, siempre de nuevo, de verlo como por primera vez (“Ver” está tomado en sentido amplio; tal vez podría hablarse de “percibir”). Tenemos entonces que este medio que nos envuelve, y donde trascurre nuestra vida, aparentemente tan concreto y objetivo, no es tal. Depende de nuestra “mirada” y de nuestro “punto de vista”, para mostrarse y revelarse según rasgos y connotaciones profundamente diferentes».

Cruz, F. (1993). Acerca de la Observación Arquitectónica. El mundo del croquis; Observación y croquis en la UCV. Valparaíso, www.ead.cl.

5 “La misión de la poesía es difícil. No se mezcla a los hechos de la política, a la manera en que se gobierna un pueblo, no hace alusión a los períodos históricos, a los golpes de Estado, a los regicidios, a las intrigas de palacio. No habla de las luchas que el hombre entabla, por excepción, consigo mismo, con suspasiones. Descubre las leyes que dan vida a la política teórica, la paz universal, las refutaciones de Maquiavelo, las cornetas de que se componen las obras de Proudhon, la psicología ele la humanidad. Un poeta debe ser más útil que cualquier ciudadano de su tribu. Su obra es el código de los diplomáticos, de los legisladores, de quienes instruyen a la juventud. Estamos lejos de los Homero, los Virgilio, los Klopstock, los Camoens, de las imaginaciones emancipadas, de los fabricantes de odas, de los mercaderes de epigramas contra la divinidad.

¡Volvamos a Confucio, al Buda, a Sócrates, a Jesucristo, moralistas que recorrían las aldeas pasando hambre! Es preciso contar en lo futuro con la razón, la cual sólo opera sobre las facultades que presiden la categoría de los fenómenos de bondad pura”.

Lautréamont, C. d. (2010). Poesías y Cartas, elaleph.com.

6 “En Grecia, he dicho, versos y liras ponen ritmo a la acción.  A partir de ahí, música y rima se tornan juegos, entretenimientos. El estudio de ese pasado encanta a los curiosos: muchos se complacen en renovar semejantes antigüedades — allá ellos”.

“El arte eterno tendría sus cometidos, del mismo modo en que los poetas son ciudadanos. La poesía dejará de poner ritmo a la acción; irá por delante de ella”.

2ª carta de Arthur Rimbaud a Paul Demeny. Charleville, 15 mayo 1871.

Rimbaud, A. (2010). Cartas del Vidente (versión digital), Ramón Buenaventura.

7 «En una entrevista radial le inquieren [Gottfried Benn] “¿Pueden los poetas cambiar el mundo?” Responde: “¿Desearía usted que yo escriba que el poeta tiene que interesarse específicamente en el parlamento, en los asuntos municipales, en la venta de los terrenos, en la crisis de las industrias o en la ascensión del Quinto Poder que es el periodismo? ¿Cuáles temas me propone?» – “Bueno -dice el periodista- pero hay un linaje de escritores que no aceptan jamás este rechazo suyo, ellos trabajan con una idea de la historia” –“Claro -dice Benn- siempre se puede describir un porvenir, un porvenir por supuesto mejor; siempre habrá cuentistas de utopías como Julio Verne o Swift, por ejemplo. Y en lo que concierne al gran giro de la historia, he hecho muchas búsquedas al respecto y me preocupo mucho de que la historia cambie sin cesar”.

Sí, pero Ud. se mantiene fuera de la participación, ¿Qué considera Ud. la participación?

– ¿Yo?, dice Benn, “puro amateurismo, eso es para aficionados. Escribir contra o a favor de la pena de muerte, firmar manifiestos, cosa de aficionados”.

¿Quién cambia el mundo? – pregunta categórica – Respuesta: “Los técnicos y los guerreros. La poesía posee por principio una suerte de experiencias radicalmente diferentes a la de los técnicos y los guerreros y exige otras conclusiones que la de la mera eficacidad práctica o que del servicio al progreso”.

Pero la entrevista culmina con el análisis crudo pulveriza el fantasma de la esperanza – “Yo me pregunto -dice Benn- si no es más que la fuerza de un hombre vigoroso el que sea capaz de enseñarle a la Humanidad lo siguiente: tú eres así y no serás jamás otra. Así tú vives, así tú has vivido; así vivirás siempre. El que tiene dinero tendrá salud. El que tiene poder será el que diga el juramento justo. El que tiene la fuerza hará el derecho. Esta es la historia hecha historia. He aquí el hoy, presente, tómalo, míralo y ámalo. Esta enseñanza me parece mucho más radical, porque tiene un conocimiento más profundo, una continuidad mucho más honda y más rica de promesas que todas las esperanzas de felicidad que propagan los partidos políticos. Y esto que yo digo me parece oportuno. Después de los diez años que hemos vivido nosotros los alemanes y después de lo que vemos y oímos que están haciendo los rusos. Hay que mirar esto cara a cara; el carácter del proceso del proletariado, la inmanencia del choque revolucionario, no es más que la inversión de las capas de poder reanudar la misma tendencia del imperialismo. Se necesita para esto -agrega Gotfried Benn- mucho más coraje que para traer los ecos lejanos de la revolución francesa o para vestirse con los últimos colores del darwinismo, o para cargar con un futuro o para evocar los sueños que curiosamente siempre son otros los que tiene que realizarlos”.

Iommi, G. (1984). Hay que Ser Absolutamente Moderno. Cuatro Talleres de América en 1979. Hay que ser absolutamente moderno. Viña del Mar, Taller de Investigaciones Gráficas, Escuela de Arquitectura y Diseño, PUCV.

8

la diferencia

para estimar     para tan sólo barruntar la paz que propone el poema

de la que habla     hacia la cual intenta hablar    hay que medir de

antemano la amplitud y la profundidad de la guerra        lo diferente

lo otro   hay que reconocerlo cabalmente   de antemano – lo cual

quiere decir sin paro – no existe    así como decimos en nuestra len-

gua hablada para desestimar a un hombre o a una dificultad ( eso no

existe )       lo diferente es para nosotros aquello que exige ser ano-

nadado   mihi delendum    exigencia que sólo dice adecuadamente el

adjetivo verbal latino   sima     amenaza   horrible    literalmente

hay que reconocer esto – no concedemos de hecho nada al otro  por

ejemplo     nada a las demás naciones    la menor diferencia es del

todo por el todo     ellos son un error total     insoportable su mane-

ra de hablar sus dialectos      de comer   de vestirse      ellos deben

ser destruidos    esto se impone desde el momento en que la cosa se

pone seria     la tolerancia es una afectación     una astucia     más  a

menudo una imbecilidad

me parece que sólo a partir de una constatación tan fría puede en-

tonces ser tanteada la insondable dificultad de la conversión radi-

cal a la que habría que mudarse para entrar en relación con la di-

ferencia con vistas a la paz de la unión      el diálogo  del  que  se

habla sin cesar hoy en día entre cualquiera y cualquier cosa       en

cierto modo no ha comenzado   la traducción pide un esfuerzo supe-

rior al moral     una disposición que no es fácil encarar

de la única forma de relación que nunca ha dejado de existir hasta

nuestros días   en general  fueron obreras la violencia   la guerra

sólo es a pesar suyo que un término cualquiera entra en fusión con

cualquier otro término    la guerra es el único ardid de la unificación

autores, v. (1967). Amereida. Santiago, Editorial Cooperativa Lambda. pág. 83-84

9 “Las demandas de la verdad son severas. Ella no tiene ninguna simpatía por los mirtos. Todo lo que es tan indispensable en la Canción, es precisamente todo aquello con lo que la verdad no tiene nada que ver. Es, haciendo alarde de paradoja, convertirla en un envoltorio de gemas y flores. En la aplicación de una verdad, necesitamos la severidad en lugar del florecimiento de la lengua. Tenemos que ser simples, precisos, concisos. Debemos mantener fría y desapasionada calma. En una palabra, tenemos que estar en ese estado de ánimo que, tan cerca como sea posible, es el inverso exacto de lo poético. Debe ser ciego de hecho aquel que no percibe las diferencias radicales y profundas fisuras entre las formas de la verdad y las formas poéticas en la inculcación. Debe estar teóricamente loco y más allá de la redención quien, a pesar de estas diferencias, aún persiste en el intento de conciliar obstinadamente los aceites y aguas de la Poesía y la Verdad.”

Poe, E. A. (1850). «The Poetic Principle.» The Works of the Late Edgar Allan Poe, from http://www.eapoe.org/works/info/petpp.htm.

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