diciembre 20, 2011

La Alcoba, exterior que rehace la arena e interior de lo que presenta o proximidad

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La Alcoba en la Ciudad Abierta.

Se trata de un espacio mínimo para una familia inicial, su superficie de suelos es de treinta y seis metros cuadrados, (387,5 pies cuadrados), los que se aumentan con unos muros contenedores que reciben a la mayoría de los muebles.

Lo edificado construye el exterior levantándose, reconstruye la arena como un libre paso sin interrumpir la extensión.

El interior construye su luz disponiendo las aberturas que iluminan en la parte de arriba de su perímetro, distintas de las aberturas que ubican que son rasgos verticales en las esquinas. Las pequeñas superficies de suelo sin muebles, los muros contenedores, la iluminación que filtra, dejan a este interior en una intimidad primera. La presencia del exterior se atenúa llegando con la iluminación y la ubicación separadas.

Todo esto es para habitar la vida de todos los días y los extraordinarios. Los huéspedes que aquí aparecen lo están a título de todos los días conversando al comienzo de la tarde. La Alcoba está construida, está medida para este habitar habitual, con alturas para sentarse y circular en el día y la noche. Lo opuesto a este espacio habitable es un escenario, que es un espacio disponible para lo extraordinario. Es un espacio para una acción que representa lo que es.

Si volvemos a la casa, en ella podemos encontrar un espacio que se aproxima al escenario: la mesa. Ella tiene la característica de estar disponible y se desarrolla una acción que una vez ocurrida retira su utilería.

La Alcoba es sin mesa, ella se extiende poco, de manera que es esa parte de la casa que no contiene la mesa. Continuando con esa argumentación podemos decir que es la parte de la casa que no recibe representaciones, es solo lo que es, su nombre ha sido interpretado como un espacio de intimidad próxima.

La Ciudad Abierta es tal en la hospitalidad, este interior alberga la vida diaria de quienes lo cuidan y ofrece a sus huéspedes un espacio para la palabra próxima.

Tales distingos permiten habitar el ha lugar poético en América, donde cada obra revela no una importancia sino una plenitud.

 

English version by Mary Ann Steane.

La Alcoba in the Open City.

A minimal space for a young family, its floor surface of 36 square metres (387.5 square feet) is augmented by various container walls that hold most of the furniture.

The building constructs the exterior. Raised up, it reconstructs the dune as a place of free passage without interrupting its expanse.

The interior constructs its own light, providing windows that illuminate in the upper part of its perimeter, distinct from those that locate, that are vertical features in the corners. The small floor surfaces without furniture, the container walls, the illumination that infiltrates, give this interior a primary intimacy. With light and location separated, the presence of the exterior diminishes.

All this is in order to live everyday and extraordinary life. The guests shown here are in everyday conversation at the start of the afternoon.  La Alcoba is constructed, is sized, for this everyday living, with heights suitable for seating and circulation in the day and the night. The opposite to this living space is a scenario, a space for something extraordinary, a space where action is represented.

If we turn to the house, we can find a space inside it that approximates to a scenario: the table. It has the characteristic of being available and an action unfolds here that withdraws its paraphernalia once it has occurred.

La Alcoba (The Bedroom) is no dining place, it extends little, making it the part of the house that does not contain dining. Continuing with this argument we can say it is the part of the house that does not stage representations, it is only what it is, its name has been interpreted as a space of close intimacy.

The Open City is openly hospitable, this interior shelters the daily life of those who care for it and offers its guests a space for close conversation.

Such distinctions allow poetic ‘taking place’ in America to be lived out, where each work does not reveal an importance without a plenitude.