febrero 10, 2009

Travesías y Taller de Obras expuestos en Sevilla

Categorías:

sc92

El día jueves 5 de febrero los profesores Arturo Chicano y Fernando Espósito presentaron parte de lo realizado en el ámbito académico de nuestra Escuela en la Universidad de Sevilla. La ocasión corresponde a la Novena Semana Cultural organizada por la delegación de estudiantes de la Escuela Tècnica Superior de Arquitectura de Sevilla. En esta novena versión de la Semana Cultural, titulada «Apagar, Hibernar, Despertar», participaron profesionales de diversas áreas dentro del àmbito arquitectónico. Sostenibilidad ambiental, arquitectónica y social (despacho Pich-Aguilera); investigación  histórica, urbana y arquitectónica de las misiones jesuitas en Paraguay, Uruguay y Argentina (Investigadora Fermina Garrido); compeljidad de fachadas en grandes proyectos en Alemania a cargo del despacho Sauerbruch Hutton (expositor arquitecto Lucas Young), entre otros, fueron algunas de las ponencias. Entre los objetivos de los organizadores se encuentra también el presentar formas de docencia innovadoras, y ese campo nuestra escuela realizó interesantes aportes a los asistentes, y más aún, dio cuenta no solo de un modo de hacer docencia sino que reveló que tal forma es parte de una visión que ya lleva 57 años desarrollándose a través de la comunión entre vida, trabajo y estudio. El Taller de Obras en Ciudad Abierta y las Travesías fueron los principales temas tratados, exponiendo lo último realizado en Ciudad Abierta con la participación de nuestros estudiantes y algunas de las últimas travesías realizadas.

Ambas temáticas también fueron expuestas en el mes de diciembre en un encuentro realizado en la PUCV orientado a la aplicación de  tácticas creativas de enseñanza, que es uno de los desafíos que desarrolla nuestra Universidad, a través de la Dirección de Desarrollo Curricular y Formativo (DDCYF).

Cabe destacar, además de la calidad de las presentaciónes, el alto nivel de organización demostrado por la delegación de estudiantes y el esfuerzo realizdo por los mismos. Como Escuela de Arquitectura y Diseño de la PUCV hacemos públicas nuestras felicitaciónes y agradecemos la enorme cordialidad y afecto demostrado, muy especialmente a los estudiantes Miguel, José, Pilar, Ana y María y a los profesores Juan, José Ramón y María Jesús.

organizadores

El siguiente texto corresponde a la introduccion de la exposición en la que se presenta a la escuela. Posteriormente se profundizo en la vision de Amereida, Ciudad Abierta, Travesías y Ámbito, luego se presentaron algunas travesias realizadas por los profesores presentes y el proyecto de las Calzadas de las Aguas en Ciudad Abierta como experiencia del taller de obras. Ambos temas desde el punto de vista fundamental  de la participacion de nuestros estudiantes.

En los siguientes vinculos parte de lo expuesto:

http://www.ead.pucv.cl/2008/taller-de-obras-sitiales-de-las-calzadas-de-las-aguas/

http://www.ead.pucv.cl/2008/las-calzadas-de-las-aguas-de-ciudad-abierta/

http://www.ead.pucv.cl/2008/plaza-de-mar-en-quintay/

TEXTO BASE

Queremos comenzar esta presentación agradeciendo a ustedes la posibilidad de estar aquí, de compartir desde nuestra experiencia lo que una escuela viene haciendo desde hace 57 años. No estamos aquí como los autores de algo, aunque podamos serlo, en parte, de lo que veremos más adelante, sino que estamos aquí al modo de un heredero, lo preferimos así, como alguien que debe hacerse responsable de lo heredado y de la fidelidad y cuidado con aquello que se hereda. En tal sentido, representamos tanto a profesores como alumnos y exalumnos de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Y más aún, también a los ciudadanos abiertos de la Ciudad Abierta de Ritoque, cuya figura juridica es la Corporación Cultural Amereida, de la que somos miembros y con quienes compartimos una visión. Más adelante nos referiremos a ella.

Hemos ordenado esta presentación en 5 puntos fundamentales que una vez presentados en su generalidad, y a partir de lo que dialoguemos luego, podemos profundizar en algunos sus aspectos que les parezcan a uds. de interés:

  1. Escuela
  2. Amereida
  3. Travesias
  4. Ciudad Abierta/Corporación Cultural Amereida.
  5. Dos experiencias en la enseñanza:
    • El taller de obras: Las calzadas de las aguas
    • Una travesía por América

Para hablar de una Escuela que lleva 57 años desarrollando un quehacer arquitectónico en la PUCV, debemos ubicarnos en esa condición de herederos a la que me refería antes. Y para eso, me permitiré citar, en este breve texto de inicio de nuestra presentación a uno de los fundadores de nuestra escuela. Se trata del profesor Miguel Eyquem quien ha recibido recientemente el grado de Doctor Honoris causa de nuestra universidad y las citas corresponden a parte de su discurso realizado en la ceremonia en la que se le otorgó esa distinción.

En nuestra escuela, sin decir que es mejor o peor, sino que lo digo como un hecho, lo que hacemos es trabajar en forma de taller, forma en la que se pone atención al más mínimo detalle dentro del estudio, y eso es posible al entender la clase no solo como una ponencia, clase magistral o cátedra, sino principalmente como un diálogo. Se oye lo que cada alumno descubre a través de lo que observa.
En palabras de Miguel Eyquem,” los talleres trabajan en una cierta intimidad. No tenemos una gran experiencia de clases a modo de una clase lectiva, donde un profesor en la cátedra frente a un grupo a veces importante de personas debe tener una actuación elocuente”. O más aún, no tenemos unas guías que aplicamos cada año, o manuales que velan por el cumplimiento de la transmisión de una cantidad de materias, aunque sí cuidamos una progresión en los temas y el traspaso de una cantidad de conocimientos. Nos es más fructífero abrir un tema, y esperar, en una sesión de taller, que el alumno hable a partir de lo que el profesor presenta. Es el estudiante quien alimenta la clase, y muchas veces ella gira a partir de lo que ha traído desde la ciudad, su tesoro propio, bello y original materializado en sus observaciones escritas y sus croquis. Todo esto en varias láminas que se exponen clase a clase. Y lo más importante tal vez, es que es un fruto que se comparte entre los 25, 30 o 40 compañeros de clase.

Este modo de trabajar y estudiar se va conformando y consolidando a lo largo de la historia de la escuela, la que, como dice Miguel, va naciendo a partir de sucesivos encuentros de personas, no previstos. Encuentros fortuitos, sorpresivos, frutos del azar”.

El primero de esos encuentros fue el que tuvo el propio Miguel Eyquem, a quien he citado, con Alberto Cruz, nuestro otro fundador aún con vida, con algo más de 90 años de edad actualmente. Este encuentro tuvo lugar en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Santiago de Chile en 1946.

“En ese tiempo, los años 40, Chile estaba culturalmente muy aislado. No se accedía a la información como hoy”, dice el profesor Eyquem, y lo que ocurría tanto en Europa como Norteamérica, llegaba o gracias al viaje de alguien que traía algo, o de forma tardía en estado de noticias de mano en mano, de boca en boca o de oído en oído.

El segundo encuentro fundamental para nuestra escuela fue el de Miguel Eyquem y Alberto Cruz con Godofredo Iommi, poeta. Completamente accidental en un viaje que hizo a Chile desde Buenos Aires en 1948. Godo, como se le dijo hasta su muerte en el año 2001, desvió a Miguel y Alberto del camino inicialmente propuesto, y dice el profesor Eyquem, “nos cambió de escala, nos elevó el horizonte que nos asignábamos. Debíamos conformar un grupo mayor, con más variables”. Godo trajo la poesía al oficio. Y en esa nueva relación que nacía entre poesía, arquitectura y arte, otros se sumaban a los que ya estaban cerca de Alberto cruz, Miguel Eyquem y Godofredo Iommi.

Por aquel entonces, 1952, el rector de la PUCV invita a Alberto Cruz a trabajar en su escuela de arquitectura.

“La enorme libertad y visión del Rector de aquel entonces en la PUCV para dirigir esta Universidad, permitió que la misma los aceptara a todos, como un grupo”, relata nuestro profesor.

Es decir, aquella propuesta de trabajo inicialmente realizada a Alberto Cruz y Miguel Eyquem se transforma en la llegada de varios más. Impensable hoy en día. Sobre todo considerando que era por un ofrecimiento propio, libre, y más extraño tal vez, gratuito de parte del propio grupo de artistas, arquitectos, poetas. Ese grupo, que se muda a Valparaíso y comienza a conformar esta nueva escuela, estuvo formado principalmente por arquitectos, escultores, filosofo, poeta, pintores, artistas todos. Nuestros fundadores. Así, este grupo, en los 50, funda el Instituto de Arquitectura, para el estudio y la investigación.

“Estos hechos brevemente expuestos, muestran el corazón de esta Escuela, que le proporciona un fundamento humanístico profundo”, dice Miguel. ¿por qué fundamento humanístico?, me lo pregunto yo, aquí, en Sevilla, hoy. Porque lo que se revela en esta forma de relacionarse es el fruto de la vida, del trabajo y del estudio en un tiempo común, sostenido en una relación de amor, amistad y apertura creativa. De otro modo una visión no se sostiene, sino que se transforma en un instrumento, herramienta o fórmula. Esa forma, pese al tiempo transcurrido, y pese a las contingencias de un mundo globalizante, que cada vez se detiene menos en aquello “bellamente inútil” sigue ocurriendo hasta hoy.

“Después de lo expuesto brevemente sobre la generación de esta Escuela, espero que se vaya comprendiendo que para nosotros el oficio del arquitecto, del diseñador, se encuentra centrado en el ser humano, en su actividad en el mundo.La ciudad hecha por todos”, como repetía Godofredo Iommi permanentemente. Esa premisa es la que nuestros poetas actualmente siguen proclamando, la poesía debe ser hecha por todos. Es por eso que nos parece importante dar cuenta de esa acción creativa acometida por los fundadores de esta escuela que no solo ven a la arquitectura como un trabajo, una profesión, sino como un oficio en el que se vive en y para eso.

Vivir, así, simplemente vivir, también debe ser observado desde el oficio, no desde procurar el confort solamente. Quién habita tiene que habérselas con el mundo. “Dicho en otras palabras, se trata de edificar y ordenar los espacios que la humanidad requiere. Por consiguiente, el arquitecto y el diseñador, deben necesariamente conocer de cerca de esa humanidad”. Un arquitecto, un diseñador, aunque suene obvio, antes que nada son seres humanos. Habitan el mundo pero también lo construyen. “Por eso comenzamos observando aquello que ningún libro nos va a enseñar”. Por eso se sale, en esta escuela, a observar la vida, a dibujarla y a decir algo de ella, en la ciudad, y nuestro caso particular, en Valparaíso. A decir siempre algo nuevo y original en esta ciudad de cerros, de pendientes, que mira al océano Pacifico desde su altura abalconada. Valparaíso por su configuración es un campo fértil para admirarnos de la vida en la ciudad, para observarla.

Si todos nosotros saliéramos ahora, afuera, a dibujar lo que vemos, a escribir una breve observación, estoy seguro de que cada uno de nosotros diría algo diferente a lo de los demás. Aunque miraramos lo mismo. Pues en el instante de observar se lo hace en una situación irrepetible. Yo, en ese lugar, y en ese tiempo. Y cada uno de nosotros viendo el mundo desde su propia interioridad y vivencias. Eso es profundamente artístico, poético. Pero hay algo más, también en esta escuela se sale a reinventar esa vida, con juegos, actos, fiestas, celebraciones, esas son las imágenes que han ido acompañando este texto.

“Mucho se podría hablar de la observación, es muy semejante a la observación que realizan los científicos, es decir, un acto esencialmente creativo; una actividad de meditación, de abertura, de contemplación”, dice Miguel. Y si de hablar de una posible metodología de trabajo se tratara, o de definir el lenguaje con el que profesores y alumnos de esta escuela buscamos esa originalidad tanto en un proyecto de arquitectura como de diseño, el dibujo y la observación son ese lenguaje.

Hace un año, y con el fin de formalizar una definición de ese lenguaje con ocasión de una exposición dirigida a alumnos de colegios interesados en estudiar arquitectura o diseño en nuestra escuela, pedí a cada profesor algunos croquis, de algún viaje realizado por ellos, y las observaciones que le acompañaban, y además, que cada uno, brevemente, respondiera a la pregunta de lo que era para él la observación o un observador. No dimos con una única definición, claro está, y enhorabuena por eso. Resulta más atractivo tener muchas opiniones y pareceres respecto de este tema. El resultado son estas láminas, expuestas aquí, y lo que yo respondí a esa pregunta fue lo siguiente.

El observador.

«El observador se ubica ante el mundo con la ingenuidad de un ojo que quiere ver como por primera vez aquello cotidiano y habitual. En ese gesto, de observar dibujando, el tiempo cambia, lo observado se recorre con la demora de quien sabe que de tanto demorarse se revelará aquel secreto contenido en el trozo de mundo que se observa. Algo que esta allí, pero que no es evidente. Esto requiere de esa disponibilidad para demorarse. Y en ese momento, estar atento al nacimiento de aquella palabra inesperada que reúne, vincula, nombra. Observar, le regala a la vida lo inesperado, y los oficios de la arquitectura y el diseño son capaces de dar forma a ese regalo, para hacerlo parte del mundo».

Esa definicion seguramente reune mucho de mi experiencia en esta escuela, se sustenta en ella. Es a esto, dentro del campo del oficio de la arquitectura y el diseño, a lo que invitamos a nuestros alumnos. Y gran parte  de lo que han visto hoy en estas imágenes no sería posible sin la participación de ellos.

Desde esos encuentros, relaciones, invenciones, cruces entre el arte, la poesía, la arquitectura, el diseño, la vida, el trabajo y el estudio mencionados en algunos pasajes de esta presentación se formaliza una visión. Es nuestra base, fundamento, lo que nos impulsa y orienta tanto en el ejercicio de la enseñanza de la arquitectura, del oficio, y la propia vida en torno a los oficios: Amereida.

Fernando Espósito Galarce, arquitecto

Arturo Chicano Jiménez, diseñador

Noticias relacionadas