Ocasión de Diseño en el espacio de la Casa Central
Este texto corresponde a la Introducción de la edición «Acto de Inicio del Año Académico 2009» a propósito de la intervención realizada por los Talleres de Tercer Año de Diseño Gráfico y Diseño Industrial en el espacio de la Casa Central de la PUCV.
No es la primera vez que intervenimos el espacio de la Casa Central de la Universidad. Es una tradición que en cada acto significativo, ya sea para la clase magistral que se dicta con ocasión de la Inauguración del Año Académico o en la Cuenta Anual del rector para el Claustro Pleno aparezca esta transformación en el Acceso y Salón de Honor.
Como a estos actos está invitada la totalidad de la comunidad universitaria, quisimos hacerla presente y representarla con un número considerable de miles de figuras humanas masculinas y femeninas troqueladas en planos de papel.
Una de las características de estar habitando un espacio en vertical, este recinto de tres niveles de pisos, es justamente percibir escalas humanas distintas: pequeños son los que circulan por abajo, o viceversa, pequeños son también los que se encuentran arriba; esas distancias hacen que sin darnos cuenta asistamos a una representación en el espacio de los que la habitan.
Nuestra intervención construye tres momentos. Uno para los que llegan, casi replicando los gestos del ascender: dos columnas en cada caja de escala son la compañía de los que van accediendo a la Capilla; otro que enfrenta a los que entran al salón de Honor: frisos luminosos que tamizan la luz exterior de las ventanas; y finalmente, para los que se direccionan al podium: un gran telón blanco suspendido en el escenario que semioculta el escudo de nuestra casa de estudio.
Este ver ha sido un juego del material y la forma; cuanto de papel y cuanto de cuerpo humano. Habíamos partido remarcando la anatomía y su musculatura, en una figura autónoma para replicar toda postura. Nos dimos cuenta que el papel con sus indicaciones propias que vienen del material producían el gesto a gran distancia de lo anátomico, como fue por ejemplo trazar las diagonales del torax que remarcamos alabeando la figura del modelo connaturalmente. Así ocurrió que desde una misma matriz logramos distintas situaciones, ya no fue la figura única repetida sino más bien variados distingos desde lo único.
La luz fue un agente más en este trabajo. Las sombras de las figuras que se proyectaban en la lámina continua de la caja de escala hacía aparecer otra realidad de estos personajes suspendidos, como lo fue también al ubicarlas a contra luz de las ventanas donde aparecía un tono café enrarecido del cual se que fugaban haces de luz por las intervenciones del troquel. Una luz no tan favorable disminuyó el distingo de blancos en el paño-telón del escenario, en el que solo los cuerpos circundantes del escudo fueron intervenidos.
Lo que con todos ellos acontece es una doble mirada: ver de una vez teniendo la comprensión que son innumerables las figuras que aparecen y la de ver particularmente que cada figura está individualizada de la otra por un gesto. Podría entenderse como una ambigüedad que da cuenta de una multiplicidad y de una individualidad que representa y acompaña a la comunidad universitaria presente en este acto.