junio 30, 2009

Oficios y quehaceres vernaculares en Valparaíso, Examen Tercer Año de Diseño Gráfico

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Preámbulo del estudio

Ya es tradición que en cada acto significativo, participemos junto al Taller de Tercer Año de Diseño Industrial, en la intervención del espacio de la Casa Central con ocasión de algunos actos significativos, como la Inauguración del Año Académico, Recepción de Primer Año o bien el Claustro Pleno. Posterior a cada una de esas ejecuciones, este taller de Diseño Gráfico se ha empeñado en editar desde el registro de los propósitos hasta los procesos de producción y montaje requeridos, finalizando con la propuesta presentada con ocasión del acto.

Reordenar un material en un cuerpo de edición resulta connatural al oficio gráfico, mas como lo vemos hoy en día, también le es connatural en esta escuela a diseñadores y arquitectos.

Sin embargo, para esta colección de ediciones lo que está implícito es dar cuenta del proceso de formación del cual el alumno es partícipe.

Estas ediciones quieren a modo de crónica, verificar y validar cada uno de los avances del proceso, pues se entiende que en este trabajo conjunto de los talleres de diseño el alumno avanza en ocasiones con lo definido por otro, dentro de lo exigido por los profesores que son, los que han propuesto el sentido y guían la materialización de la forma dentro de un preciso campo de trabajo.

Lo que animó el trabajo realizado para el Acto de Inauguración del año Académico fue esta vez la palabra “comunidad”, ella dio forma y sentido al montaje expositivo realizado a finales de marzo en la casa central. Nuestro propósito queda definido en el siguiente párrafo de aquella edición que iremos citatando:

“Como a estos actos está invitada la totalidad de la comunidad universitaria, quisimos hacerla presente y representarla con un número considerable de miles de figuras humanas masculinas y femeninas troqueladas en planos de papel.»

La idea de representar a la comunidad universitaria, requirió de un punto de partida, la figura humana, que llamamos unidad o modelo, que aun cuando se trabaja autónomamente, prevé su estado de agrupación. Es así como paulatinamente, en cada avance del modelo surge la necesidad de crear una situación efectiva de densidad de posturas  unida a la materialidad.

Cito nuevamente:

“Este ver ha sido un juego del material y la forma; cuanto de papel y cuanto de cuerpo humano. Habíamos partido remarcando la anatomía  y su musculatura, en una figura autónoma para replicar toda postura. Nos dimos cuenta que el papel con sus indicaciones propias que vienen del material producían el gesto a gran  distancia de lo anátomico, como fue por ejemplo trazar las diagonales del torax que remarcamos  alabeando la figura del modelo connaturalmente. Así ocurrió que desde una misma matriz logramos distintas situaciones, ya no fue la figura única repetida sino más bien variados distingos desde lo único.»

En total, se requirieron alrededor de 1200 láminas de cartón de formato aproximado al carta, troqueladas, las que tomaron tres distintos despliegues conforme al espacio al cual estaban destinadas.

Cito nuevamente:

“La luz fue un agente más en este trabajo. Las sombras de las figuras que se proyectaban en la lámina continua de la caja de escala  hacía aparecer otra realidad de estos personajes suspendidos, como lo fue también al ubicarlas  a contra luz de las ventanas donde aparecía un tono cafesoso del cual se fugaban haces de luz por las intervenciones del troquel. Una luz no tan favorable disminuyó el distingo de blancos en el paño-telón del escenario, en el que solo los cuerpos circundantes del escudo fueron intervenidos.»

Estudio de Oficios y Quehaceres Vernaculares en Valparaíso

Luego de esta experiencia y en continuidad con dar sentido a la palabra “comunidad” el taller se aboca a la tarea de acceder a lo que la ciudad de Valparaíso reconoce como testimonio de un quehacer aparentemente no significativo.

Se trata de ver el quehacer  de oficios que se realizan mayoritariamente en espacios públicos y ejercen individualmente, desde los más organizados y tradicionales hasta aquellos cuya existencia es menos aparente o su práctica menos frecuente.

Para poder aproximarnos  a este objetivo, el taller participa de tres charlas, una primera dictada por Fernando Espósito, arquitecto y profesor de esta escuela, que nos introduce a las estructuras de organizaciones vecinales que rigen en Valparaíso,  otra segunda dictada por Baldomero Estrada, historiador y docente de esta Universidad, que nos incorpora la visión de ciudad desde el punto de vista histórico y su expresión evolutiva a partir de un barrio, y finalmente una tercera charla dictada por Paz Undurraga, arquitecta egresada de esta escuela, miembro de la organización Ciudadanos por Valparaíso y directora del Centro de Estudios Duc, quien muestra un panorama de desafíos y riesgos de la intervención patrimonial y demuestra cómo concretas acciones potencian recursos culturales auténticos.

Cada una de estas presentaciones hizo posible estructurar una búsqueda de antecedentes con la cual trabajar coherentemente con el conjunto de alumnos.

La valorización de la identidad cultural, la participación ciudadana y la reseña de los debates multidisciplinarios a propósito del patrimonio-tres materias expuestas en las charlas-  permitió incorporar una visión crítica contingente, encarnada principalmente en las fuentes de consulta directa realizadas por los alumnos a directivos de organizaciones privadas, municipales o de gobierno regional.

También se  propone un régimen de encuestas a partir de algunas bases de datos catastradas por el equipo de trabajo de esta escuela que llevó adelante el proyecto Sedes Vecinales.

El concepto de Barrio  permitió definir un control del espacio menos difuso, en tanto se hizo el estudio a través de franjas o grupos etarios, los cuales reconocen específicos espacios de uso y con ello el reconocimiento del oficio que incluye grupos de usuarios.

Luego de lo anterior, se procede a constituir un lenguaje de singularidades, reconociendo al personaje y  todo aquello que el posee  y requiere para su oficiar. Estos oficios aparentan ese canto a lo desprovisto y circunstancial, por tanto el régimen de acumulaciones en algunos de ellos procede a veces en contra, pues lo acumulado no viene a ser coherente con lo singular que muchas veces ocultan. Para ello la entrevista directa viene a completar lo que no se deja ver a primera vista. Así aparecen por ejemplo las jornadas u horarios, las destrezas y habilidades personales, la dinámica o interacción con su entorno, la transmisión y percepción histórica de su oficio.

Recapitulación

La observación gráfica se ha desarrollado en el ámbito urbano, que facilita el recorrer la ciudad; en el ámbito de la crónica, que facilita el dialogar con la comunidad; en el ámbito de la tradición renovada, que facilita el encuentro con el oficio; y en el ámbito de la versión, que facilita el argumento gráfico de las siluetas.

El sentido de las siluetas es dar cuenta efectiva del espacio que ocultan, sea barrio, calle, plaza, muelle, por nombrar algunos, y a su vez cada una de ellas es en sí mismo un hecho oculto.

Un alumno pregunta ¿y cómo se oculta? Con la experiencia de ver que el alto contraste que da el negro con su preciso perfil ha de calzar al blanco del oficio.

Es esa mirada que ve lo que deja de ver la que ha impulsado por cierto este primer intento de registrar estos «oficios vernaculares».

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