abril 9, 2009

Clase 4 Trimestre I 2009

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La Rima de la Palabra y la Acción:
Amereida una Relación Poesía-Arquitectura

David Jolly Monge.

Análisis del Poema Amereida

Consideraciones Previas.

El poema de Amereida publicado en 1967, obra colectiva dirigida por Godofredo Iommi, es el centro de esta investigación, en cuanto este texto es el que origina la visión poética de América que orienta e ilumina la labor de los arquitectos de la Ciudad Abierta. Es una obra que quiere ubicarse en el mas alto nivel de la poética que acomete la labor de desvelar la posible realidad del continente americano, y en eso se sitúa como una construcción estable, una obra hecha entre muchos con un sentido de donación que quiere aproximarse en estatura a lo que acomete; así sus autores no figuran en el texto impreso, su individualización pertenece a lo que podríamos llamar el ámbito de la leyenda.

El cuerpo mismo del libro fue concebido como el poema, en un espacio inaugural, en la edición original del 15 de mayo de 1967, no numera sus páginas, porque es un texto para ser leido como un biblos, sin requerir de la ilación de la prosa. Asimismo el texto es sin signos de puntuación la que está indicada por el blanco entre las palabras, no contiene puntos seguidos, comas ni puntos y comas, no excluye los signos de interrogación, de exclamación, los paréntesis ni los guiones. Aquí hay que advertir  que en las posteriores ediciones de estudio se han numerado sus páginas para hacer que las referencias al texto sean mas accequibles al lector; el blanco permanece igual entre palabras y versos aunque se ha cambiado ligeramente el formato de la página y la tipografía, como también el papel para bajar su costo. Así las ediciones de estudio que se han realizado con posterioridad a la edición original han mantenido el contenido de las palabras pero no la belleza del espacio del original.

El presente trabajo es un análisis de la obra hecho en un ejemplar original, propiedad del autor de este estudio, que no agota las posibilidades de relación que un oficio puede tener con este poema, sino que quiere sentar el marco teórico que este texto constituye volviéndose el fundamento de un obrar arquitectónico que se sitúa ante la pregunta por América cuando es asumida como un libre reclamo o destinación.

Ahora la lectura de Amereida es un hecho realizado por quienes han trabajado con ella de manera que forma parte de las determinaciones arquitectónicas en el inicio del obrar, y no como un coronamiento final que por bello que sea no tiene consecuencias. En ese sentido quiere ser una abertura, un modo de acceder a él por la experiencia de los arquitectos que han avanzado en una posibilidad de interpretación que sin anular otras saca el texto del  normal hermetismo que rodea a los textos poéticos.

Es evidente que el oficio arquitectónico no nace conjuntamente con el poema, es una realidad en marcha que le da lugar a la poesía de Amereida convirtiéndola en planteamientos audibles por la arquitectura en alguno de los espacios que construye, es por esto que se dice que es una relación poesía-arquitectura, donde en la concreta práctica de esta relación, aunque ambos, poetas y arquitectos adquieran un conocimiento y sensibilidad respecto del otro oficio, lo que no ocurre es que se confundan ni en una realidad tercera ni que se trasvasijen unos a otros; los poetas permanecen como tales hombres de la palabra y el tiempo y los arquitectos hombres del espacio, de la posición, dándole cabida a la palabra y por eso al habitar humano.

En la interpretación del texto ocupa un lugar importante la propia explicitación hecha por Godofredo Iommi en el texto Eneida-Amereida donde precisa las implicancias de la latinidad, que son su interpretación del poema de la Eneida de Virgilio, que le da nombre a la obra en cuestión, al unir los nombres Eneida y América en Amereida.
Es también de gran importancia el texto desarrollado por Godofredo Iommi Introducción al Primer Poema de Amereida al cual aludiremos también en este estudio.

Por último cabe aquí declarar que hemos seguido una orientación respecto a la poesía que ella misma dice de sí misma en el poema de Amereida en la página 16:

… más que la poesía tras toda luz es signo que vela y desvela el sentido    jamás tendencia       productora y producto yacen en la oscuridad paterna que nos sorprende      su canto es cifra   instinto y cálculo    nunca sentimiento     ella es el mismo modo de aparición y apariciones que ya  no simulacros y fantasmas – realidad transparente en su vértigo
¿quién sino ella dice de un origen      pues sólo poéticamente se aparece?

En estos versos creemos ver y entender una realidad poética del mas alto nivel creativo, ya que dice que la poesía ‘nunca es sentimiento’ ‘jamás tendencia’ y ‘no simulacros y fantasmas’  es ‘realidad transparente en su vértigo’. Es ella quien puede hablar de un origen. Así esta poesía está considerada como uno de los modos humanos de desvelar la realidad.
Es ese sentido de cifra el que permite que esta palabra dicha pueda ser oida como origen de la obra en otros oficios, ya que ella no tiene un más atrás, no hay un antecedente que la respalde o de la que sea deudora, es por esto que se puede erigir como un punto de partida lícito por arbitrario que sea o se presente.

Análisis del Poema

Ahora pasaremos a analizar el texto del poema de Amereida, para lo cual partiremos con un punto de vista arquitectónico, desde nuestra propia autoridad, para no quedar a merced de otros, sino desde nuestro propio oficio dándole casa a la obra de otro oficio, la poesía.

La primera constatación que podemos realizar es que el texto del poema es ‘espacioso’, no se trata de una prosa homogénea, sino de unos versos que se sustentan en un abundante blanco. Pero esta es una condición  general de la poesía escrita en versos desde hace mucho. Los versos de Amereida sin puntuación se espacian con el blanco entre palabra y palabra, invención iniciada por Stephan Mallarmé en su obra El Golpe de Dados. Este espaciamiento  entre palabras hace que el blanco de la página participe como tal en el poema, es a la vez el soporte de las palabras pero es un soporte activo que está construyendo el silencio sobre el que se apoya la dicción.

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Página 13.

Ahora mirando el texto página a página: El poema comienza en la página 7, el que llega a la página 11, la página 12 está en blanco, y en la 13 aparece el plano de América. Es un plano en el cual está dibujado la línea de mar y tierra, hacia el interior del continente está vacío y están trazadas las cotas del fondo marino, aparecen las islas próximas y la superficie del mar se encuentra punteada con tres tipos de tramas,una primera profundidad que llega hasta la orilla y se distingue una segunda y una tercera profundidad.

Este es un plano en blanco y negro como el total del libro, sin colores. Este mapa muestra una definición en el dibujo de la línea de costa del continente que es mayor a la que el ojo y la mano pueden dibujar en ese tamaño de la página que tenemos ante nuestro. Esto significa que este plano fue dibujado en un original mucho mayor y que fue reducido mecánicamente por un medio fotográfico u otro para su impresión, lográndose una calidad gráfica.

En este punto podemos constatar con las observaciones anteriores, primero que se trata de un dibujo que no es una ilustración plástica del poema, una presencia alegórica de una América con sus exóticas abundancias o que alude a alguna virtud que se le pueda atribuir. Sino se trata de la extensión cartográfica proyectada con un grado de presición verificable, con las deformaciones que el sistema cartográfico implica, deformaciones medibles por el paso de la forma esférica de la Tierra a la una proyección plana. En ese sentido se trata de la extensión del contiente verificable por todos y cualquiera como lo es un dato.

Ahora el mapa en su proyección calculada y construida tiene una proposición espacial: la tierra aparece en blanco, vacía, hace entrar el blanco de la página en el continente, cuidadamente. Esta proyección hace entrar al continente en el blanco poético de la página. Aunque aun no sepamos la implicancia de esta afirmación.

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Página 25

La página 24 está en blanco, y en la página 25 aparece  un segundo mapa: está conformado por círculos que representan ciudades, el tamaño de cada círculo corresponde a la cantidad de población de cada ciudad. Así aparece una América del Sur delineada mayormente por su perímetro, donde también entra el blanco de la página. Los versos hablan de vivir en los contornos de una figura frente a su mar de dentro que es nuestro modo de huír. Luego se anuncia: un mar interior se abre para nuestra consistencia, que prepara para el siguiente mapa.

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Página 33

En la página 33 aparece un dibujo realizado con un achurado a mano alzada, achurado en diagonal de izquierda a derecha. (Probablemente hecho por Alberto Cruz, ya que ese sentido de derecha a izquierda le resulta mas cómodo de realizar a un zurdo que a un diestro). Este achurado considerando que se han visto los mapas anteriores en la misma posición permite reconocer una América insinuada por las superficies de los achurados. Aquí el blanco de la página pasa a ser ya no un ingrediente sino el protagonista.

En esta lectura que hemos hecho de mapa en mapa, en este último no permite una comprensión inmediata, de suyo el dibujo no dice cual es el tema, aunque podemos reconocer el continente, no es posible saber qué indican las superficies achuradas. Por lo cual es necesario retroceder a la página 32 y leer, el texto que dice :

Es un mare magno
e  oculto
porque aunque se ve
lo mas dello se ynora
los nombres-“

Lo que obliga a retroceder a la página 31 para ver en el contexto en que esto está dicho, donde aparece:

…¿no heredamos
esta capacidad de desconocido
o mar
que nos ahueca para la admiración
y el reconocim
iento?…”

En esta vuelta atrás podemos darnos cuenta que se trata de un mar, uno que es doble, es el mar que tenemos dentro nuestro los americanos la capacidad de desconocido y a la vez esta extensión a la que alude el verso como un mar del cual no se conocen los nombres en boca de un cronista por el castellano antiguo en el que está dicho… «lo mas dello se ynora     los nombres…».

El mapa aquí presentado es hasta ahora el mas enigmático porque ha de estar dibujado en referencia a alguna dimensión del continente que no la declara, porque no coincide con la extensión no ocupada por las ciudades, y no aparece como una invención plástica como un arabesco. Estamos aquí ante una extensión que por una parte tiene una atadura a un cierto reconocimiento visual podemos reconocer que se trata de América del Sur, pero no es simplemente un modo de dibujarla, como quien hiciera una nueva versión de lo mismo. Tampoco es un conjunto de datos como el mapa de las ciudades. Se quiere sujetar a alguna ley que no se declara pero que se percibe que subyace.

Supongamos una posible construcción que se desarrolle en la propia construcción del mapa: se ha partido dibujando algún tipo de accidente geográfico que sea consonante con la dimensión de mar a la que aluden los versos, pero estos datos no entregan una figura reconocible del continente. Entonces se le introduce un nuevo tipo de dato, o se permite añadir algunas superficies arbitrariamente. Todo esto guiado por el propósito de volver el mapa reconocible.

Es esta una construcción que quiere reunir los términos poéticos de «capacidad de desconocido- o –mar» con «nos ahueca para la admiración y el reconocimiento».

Capacidad de desconocido, esto puede indicarnos la capacidad de ubicarnos ante lo que no conocemos, y sin deshacernos enfrentarlo, lo que a su vez tiene al menos dos modos posibles de ser: el primero que es y mas frecuente, la de volver lo que no se conoce en algo conocido, lo que normalmente se nombra como adquirir conocimiento. Pero existe también una posibilidad distinta y distante, la que construye ante un desconocido y logra erigir una obra que canta el haber sido hecha ante un desconocido que permanece como tal.

Así de los tres mapas aparecidos en esta lectura de Amereida éste es el mas enigmático, porque los dos anteriores representan existencias que contienen una certeza, podemos inequívocamente ir a ellos, a cualquier punto del perímetro que aparece ahí dibujado. No así al de este mar achurado, que si atendemos al dibujo no es un mar sino unas doce o trece zonas que hay que decidir cuantas son, hay que inventar un algoritmo por medio del cual contarlas, como por ejemplo son zonas las que interrumpe el blanco de la página, pero como las superficies están constituidas por achurados hay que decidir la interrupción. Se trata de una indicación del continente que aludiendo a su extensión como no es un dato hay que decidirla.

Aquí caemos en la cuenta de un hecho que este análisis nos hace ver. El poema se pregunta por cual es nuestra herencia (pg. 31) de quienes estamos en este borde, dice amanecidos, ni solo los nacidos aquí, ni de ningún linaje, sino inmigrantes, hijos de inmigrantes, mestizos o aborígenes, es decir, todos y todas las posibilidades de seres humanos.

Y responde en forma de pregunta si no es esa capacidad de desconocido  o mar que nos ahueca para la admiración y el reconocimiento? Luego cuando se refiere a la extensión del continente dice: «es un mare magno  e oculto      porque aunque se ve       lo mas dello se ynora   los nombres».

Caemos en la cuenta de un hecho, en mas de 20 años de Travesías por el continente nos referimos y aún en algunos textos posteriores a la edición de Amereida aparece así como que el interior del continente poéticamente es el Mar Interior. ¿No será que la extensión al interior del continente Amereida la nombra –mare magno– y la –capacidad de desconocido o mar– está al interior nuestro? ¿Así cuando vamos en Travesía llegamos, permanecemos, pasamos, por el mare magno en estado de mar interior?

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Página 39

Seguimos a la página 39 donde aparece un dibujo que ya no es un mapa con  un solo plano de proyección, ya que se trata del perfil de América del Sur, que tiene trazada sobre ella la constelación de la Cruz del Sur que se proyecta desde un fragmento de la esfera celeste sobre el continente, mostrando su distancia al Polo Sur Celeste.

Es evidente que esta es una proyección buscada, construida, de la constelación de la Cruz del Sur, que distingue los tamaños de la estrellas que la conforman y la posición relativa entre ellas tal como las podemos ver en el la bóveda celeste (ya que estas cuatro estrellas en el firmamento no se encuentran en un mismo plano y es solo una posición aparente) y la orienta haciéndola aproximarse a los cuatro puntos cardinales.

Esta es una bella proyección donde la estrella que cae sobre el norte está sobre el mar tocando la tierra, la que cae sobre el sur está mitad en la tierra y mitad en el mar, la que cae en el costado del Atlántico está enteramente sobre la tierra, y la que cae en el Pacífico está enteramente en el mar.

El poema relaciona cielo mar y tierra, la navegación es posible por las estrellas orientan al navegante en medio de lo indistinto y escudriña en las crónicas de quienes se enfrentaron por primera vez al hemisferio Sur celeste, y ante este cielo nuevo querían indicar el otro polo. El descubridor a su vez se  remonta en su memoria al Dante y trae a presencia los versos en los que al salir del purgatorio desde el fondo de la Tierra, describe el polo ártico con cuatro estrellas que relaciona con lo que tiene ante sus ojos.

Amereida propone un signo que venga a orientarnos al trazar la Cruz del Sur sobre el mapa del continente.

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Página 43

En la página 43 despues de una página 42 en blanco, aparece el mapa de América del Sur compuesto por el trazado de sus ríos, el contorno del continente no está trazado con una línea sino que es una reconstrucción mental que hace quien lo mira. El blanco de la página penetra en la extensión del continente, esto trae como cosecuencia que este blanco no está cortado en dos zonas ya que no hay ningún río que en su nacimiento sirva a dos hoyas hidrográficas opuestas.

Sobre este continente dibujado por sus ríos se han dibujado dos líneas que se cortan que corresponden a los ejes o brazos de la constelación de la Cruz del Sur proyectadas sobre el mapa que apareció por primera vez en la página 39. Este por primera vez no es solo un giro literario, probablemente esta sea la primera vez que se dibuja la constelación sobre este mapa.

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Página 47

En la página 47 aparece el plano de relieves de América del Sur con el trazado de la Cruz del Sur hecho con dobles líneas, esta vez con una proposición radical, se gira el continente en ciento ochenta grados. América con este par de ejes es ahora girada en torno al mayor quedando hacia arriba el sur.

En la página 49 los versos se preguntan por un lenguaje sin el cual no hay camino hacia la intimidad.

El poema se responde con una pregunta:

‘¿no irrumpió américa
en lenguas portuguesa y española?
lenguas de misma fe y latinas…’

Es en este giro del continente hacia una propia orientación donde se hace aparecer la dimensión de la latinidad por cuarta vez.

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Página 174

En la página 174 aparece un texto diagramado en cuatro cuadrantes que se refiere a los cuatro planos de la especulación de la página siguiente la 175. Esta especulación utiliza el plano del contorno de América que se ha literalmente especulado con ella en los cuatro sentidos cardinales en cuanto al movimiento aparente del sol.

En este análisis de las posibilidades del continente sud americano hay uno de ellos que se comporta como Europa, donde el sol se alza a la derecha de quien mira hacia el frío, ahi se acota que este es el que ha visto el Dante cuando va a salir del infierno desde debajo de la tierra.

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Página 175

En la página 175 aparecen cuatro mapas de América, estos mapas en cuanto al dibujo, son una reducción mecánica del primer mapa, pierden el valor de su línea como valor plástico porque los distingos que contiene no los permite el grosor de la línea empleada en la impresión.

Derecha Abajo:     el mapa de uso corriente con el norte hacia arriba.

Izquierda Abajo:    el reflejo del anterior que es el continente visto desde el centro de la tierra con el norte hacia arriba.

Izquierda Arriba:    el mapa geográfico girado, con el sur hacia arriba.

Derecha Arriba:    reflejo del anterior es américa reflejada e invertida vista desde el centro de la tierra con el Sur hacia arriba.

El mapa superior derecho se encuentra cubierto por una trama de puntos dispuestos en una cudrícula a 45º de los bordes de la página, distinguiéndose de los otros tres, lo entiendo como en el cual hay que poner atención.

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Página 177

En la página 177 aparece el mapa del continente retornado e invertido, visto desde dentro de la tierra con el Sur arriba, en el cuadrante superior derecho, los otros tres cuadrantes aparecen vacíos. A la altura de Maracaibo el dibujo se encuentra plegado sobre si mismo, indicando que nos encontramos mirando el reverso del mapa.

En la página 176 se analiza lo que este mapa señala, diciendo que:

pues esta visión (   )  es   paradójicamente
la total abstracción  –   que reencuentra
lo concreto   (lo que viven los europeos)

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Página 181

En la página 181 en su texto termina diciendo:

… la habitación
debe de antemano modificar la orientación
decir…

Y aquí aparece un dibujo con líneas terminadas en flechas, indicando un sentido, dónde se puede leer: Este pasando por el Sur llegando al Oeste y ya no Este pasando por el Sur llegando al Oeste.

Logro interpretar este esquema gráfico como una comparación entre lo vivido en Europa y América respecto de la orientación y la extensión habitable, donde la primera figura indica el movimiento aparente del sol para quien está viendo el continente americano desde el centro de la tierra con el Sur hacia arriba, y el segundo esquema es lo que viven los europeos para quienes el sol aparece a la izquierda, al este, pasando por el sur que tienen hacia arriba se dirige al Oeste que se encuentra a la derecha.

En la página siguiente el verso dice:

… esto es ver un nuevo sol
es decir un no-apolo…

…nada puede ser perfectamente transpuesto en américa del sur      es-
to proviene en primer lugar de los astros         constelaciones y del
sol…

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Página 190

En la página 190, aparece un fragmento del mapa del América del Sur, aparece el cono sur a una mayor escala que todos los anteriores. Están marcadas en él con un círculo once lugares, los une una línea que corresponde al camino que los conecta. Se trata del recorrido realizado por la primera travesía de Amereida que se inició en la ciudad de Punta Arenas y finalizó en la ciudad de Tarija en Bolivia. En la página siguiente la 191 aparece dibujado solo el trazado del camino recorrido sin referencias al continente.

Estos dos ultimos mapas son los únicos que no se refieren a la totalidad del continente. Me lo explico en el sentido que son una prueba, de que la primera Travesía de Amereida fue concretamente realizada, que abarca no solo los planteamientos teóricos y la visión que contiene sino que es una acción acometida.

Hasta aquí el análisis de la páginas relativas a la extensión dibujada que aparecen en Amereida.

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Página 191

En la página 191 aparece el dibujo de una línea quebrada, casi como una ilustración plástica. Ésta es el trazado del recorrido efectuado por la Travesía de Amereida sobre el blanco de la página sin sus referencias al mapa del continente. A primera vista es un dibujo enigmático separa el puro recorrido como si éste pudiera indicar algo. Sabemos que el intento de la Travesía fue atravesar América por su centro, mirando este trazado se aprecia que este ir por el centro no es la voluntad de los caminos o huellas por los que se anduvo, ir por el centro no forma parte de ninguna voluntad ni privada ni pública, eso explica un trazado tan irregular.

La página subsiguiente viene a proporcionar una nueva lectura de este trazado: centrado en el blanco aparece el último verso del poema:

El camino no es el camino

A Partir de esta Mirada a los Dibujos del Poema de Amereida

Lo primero que podemos constatar en el poema es que se ocupa de la extensión de América del Sur. La extensión que aparece delimitada por el perímetro que forma la línea de tierra-mare es la de América del Sur con su plataforma marina.

El poema trata de una América poética, si pero, no se trata de una América que yace dentro del alma del poeta, sino que la América poética es la concreta extensión rodeada de mar que todos pueden habitar. Así la extensión de tierra del continente que queda dibujada por el blanco de la página, que podemos nombrar como el blanco poético de la página en este primer plano espacialmente cuidado en su dibujo, no es un simple esquema ni una expresión plástica como el que dibujara Joaquín Torres García, este continente que surge del blanco poético de la página anuncia su posibilidad como poíesis: lo que pasa del no ser al ser. América del Sur llegando a ser en Amereida; en ella se canta su posibilidad en una construcción de la lengua que es primeramente incluyente.

El continente americano aparece tanto como extensión natural como extensión artificial construida por la mano del hombre como el plano de las ciudades de la página 25. Estos planos también incluyen una extensión ‘formulada’ del continente: hay un mapa en la página 33 en el cual aunque se alcanza a reconocer que se trata del continente americano no se logra identificar  la regla por la cual destaca el área que designa. Indica una situación al interior del continente que la designa en el texto como mar, sin identificar  qué preciso accidente geográfico lo compone. Es el dibujo de una situación formulada, que contiene una cuota de ambigüedad ya que no solo designa zonas al interior sino también algunas en la orilla.

La extensión del continente no estaría entera si no incluyera su cielo, el poema hace suya una constelación que la vuelve su signo: la Cruz del Sur. Este signo celeste lo baja sobre el mapa de América orientándolo cardinalmente. Esta construcción que une la extensión geográfica del continente con la constelación de la Cruz del Sur, anima y permite, da pie a realizar una operación creativa girando en 180º el mapa en su modo de representar América del Sur. América invertida se sale de sus usos y costumbres. Esta no es la primera vez que esto ocurre, Amereida recoge esta vez con un horizonte mas amplio para todo el continente lo que intenta fundar para un solo lugar en la ciudad de Montevideo, el pintor Joaquín Torres García en el año 1941. La consecuencia inmediata que trae esto es: pensar. Hay que tener algún planteamiento acerca de América ya que este giro inmediatamente urge a una explicación. Este es el mapa para pensar América con el Sur hacia la parte superior de la página, América reorientada. Este giro para pensar es suspender lo obvio, suspender lo que siendo obvio prosiga en su mutismo y pase a hablar, pase a tener palabra.

Este giro en la orientación del continente americano abre a indagar los giros posibles y analizar sus implicancias respecto de la orientación. Esta especulación con la figura del continente arroja primeramente las diferencias con Europa respecto del movimiento aparente del sol. El cambio de hemisferio trastoca el modo convencional de orientarse entre Europa y América del Sur.

Volvamos en este pensar América del Sur, en el continente habitado y habitable hasta hoy. Aparece el mapa de sus centros poblados de mayor densidad, los que indudablemente habrán variado; es la extensión artificial la que deja en evidencia que hay un interior despoblado sin densidad. Esto último da pie a la formulación de un plano que antes mencionamos en la página 33. Este plano tiene un nivel de doble abstracción ya que opera sobre la suposición de un plano catastral como los anteriores, proponiendo una figura que no se muestra en su consistencia como el catastro de los ríos que aprecerá mas adelante, ni es una construcción arbitraria pero deducible como la superposición de la constelación de la Cruz del Sur sobre el continente siguiendo la orientación de los puntos cardinales. Esta doble abstracción se sitúa en un límite ya que trae a presencia algo que no es ni un catastro ni una construcción evidente, sino una proposición: mar interior.

Si atendemos al plano presentado del cual no podemos deducir una regla de construcción y sin embargo está dentro del campo de lo visible y en un cierto campo cartográfico porque reconocemos virtualmente el perfil insinuado del continente. Podemos intentar no una definición sino un nombre para avanzar en su dilucidación, digamos que como plano o mapa trae a presencia un indecidible ya que quiere estar en el campo de lo visible pero no quiere entregar su regla de construcción, porque se encuentra en un espacio que no es puramente extensión sino que participa de una construcción mental.

Esto cobra sentido cuando el poeta mas tarde formula que el mar interior americano es el desconocido de América. Indicando con esto que no se trata de aquello que está por conocerse, sino este desconocido es un horizonte ante y desde el cual hemos de construir mundo los sud americanos. Donde este desconocido permanece como tal.

Este desconocido es el primer paso en este pensar América reorientada desde sí misma. Este si mismo que puede parecer excluyente podríamos nombrarlo mas bien como –ahora mismo– ya que no es ni excluyente ni una reacción sino una abertura que quiere ser lúcida.

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