diciembre 14, 2008

Palabras a los Titulados 2008

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Entrega de Títulos

Facultad de Arquitectura y Urbanismo PUCV
4 de Diciembre 2008.
David Jolly Monge
Decano

Hoy reciben sus títulos:
Cinco Bachilleres y Licenciados en Arte.
Los primeros cinco Magister en Arquitectura y Diseño con tesis proyectos vinculadas al Pacífico, este desconocido de América que nos concierne y llama.
Reciben también su título Ocho Diseñadores Gráficos.
Veinte Arquitectos.
Y veinte y ocho Diseñadores Industriales.

Este es un acto que trae a presencia algunos términos o palabras como: oficio, conclusión, horizonte, memoria, el otro, y es a su vez en sí mismo un término.
Veámoslo.
Este es el buen término para ustedes, el término de una edad, del capítulo histórico del estudio universitario de cada uno.
Es un bello término ya que no es el fin, es a la vez la conclusión de los estudios y el inicio de la vida de oficiantes.
Es una conclusión junto a un comienzo.
¿Dónde podemos ver esto en la ciudad de Valparaíso? En la orilla, en la unión de la tierra con el agua, terminan los pasos y comienza la navegación.

Esta analogía tiene algo de cierto, cada uno ya ha comenzado a navegar en el oficio, con variaciones desde la espectativa o los planes hasta la concresión de algun proyecto.
La orilla desde la que han zarpado es un hecho reciente, está aún ante nuestros ojos, pero ya constituye un lugar en la memoria de cada cual. Aquí aparece algo notable, la construcción de un oficiante es con memoria y un término como este acto se fija en la memoria.
La existencia del ser humano es la configuración de una memoria porque es una construcción en el mundo.

Volvamos a esa orilla que aún vemos y que comienza a ser un capítulo en nuestra memoria.
¿Será cierto que hay un cambio tan grande como pasar de la tierra al agua, pasando de caminar a navegar? ¿Dónde se ubica este gran cambio de medio?
Efectivamente hay un cambio notable y es eso lo que queremos traer a presencia aquí.

Ustedes han llevado una existencia desde su nacimiento hasta ahora centrados en sí mismos y por eso es muy propio que hoy estén en este acto sus padres y la familia, han estado bellamente centrados en sí mismos, en su formación. Hoy somos testigos de un cambio que ya está en marcha, están ante un nuevo horizonte, que probablemente sea el mas alto al que puede aspirar la condición humana, este es la dedicación al otro.

Cada uno de ustedes ha adquirido la capacidad de una dedicación medida al otro, eso es un oficio.
Este es el cambio genérico de navegación, es la aparición del otro como centro en el horizonte de sus existencias.

Ahora esta Universidad aspira y quiere para ustedes no solo algo bueno, algo de buena calidad, quiere más ese ha sido el intento junto a ustedes en estos años de formación, hemos querido no solo lo bueno y lo correcto, nos hemos dirigido a que la realización del oficio sea una obra, es decir, una plenitud.
Ahora la condición humana es vasta, es abundante.
Al que quiere mas se le regala mas, y esta comunidad universitaria tiene un don, tiene un regalo que no es mérito nuestro y que lo recibimos como un regalo y es que la Universidad es de la Iglesia.

Quiero señalar una arista de cómo se nos manifiesta y abre como horizonte este regalo de ser de la Iglesia.
Se nos da como una posibilidad, es un más que se le añade a la consistencia de nuestros oficios, ese otro al que le dedicamos una construcción plena se puede volver nuestro prójimo.
Ante tal ofrecimiento tan simple abierto y profundo tenemos que reconocer que este término es hoy una celebración.

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