julio 15, 2008

Lugar y Arraigo en la proposición de una Sede

Categorías:

Examen final  de trabajos de tercer año de arquitectura del primer trimestre del año 2008, referidos al estudio y proposiciones de Centro Cultural Ex-cárcel.

El Centro Cultural ex-cárcel y la Posibilidad de “Cambiar el Lugar al Terreno”

Me voy a referir al carácter de lo emprendido como trabajo en esta etapa, que es con la tradición de ocho estudios y exposiciones anteriores.  Abordamos un nuevo caso que formulamos como encargo al taller. El Centro Cultural Ex-cárcel. La idea como iniciativa es de parte del gobierno y se ha encargado a Oscar Niemeyer desarrollar el proyecto.  Esto no ha estado exento de polémicas y opiniones  por parte de diversos actores sociales: políticos, vecinos, ocupantes, arquitectos, etc. Lo dicho ha sido más bien en un tono político, puesto que de la propuesta poco o casi nada se sabe. Incluso el programa aún no ha sido precisado. Tengo la convicción de que como arquitectos, más allá de tener una opinión, hay que tener una postura arquitectónica ceñida a una afirmación que permita proponer un lugar. Incluso desde la proposición anterior de otro.

No es criticando, es proponiendo.

Y es a partir de esto que nos interesa como taller que nuestros alumnos tengan postura proponiendo.

Comenzamos recogiendo la materia vista años anteriores que se encuentra publicada en esta página web. Esta se refiere a distintos casos, como son  una sede universitaria, un museo, etc. Todas sedes.  Abordamos el estudio con diversas referencias; de los estudios anteriores, del terreno actual, antecedentes históricos del fuerte y sus muros de contención, de la casa de pólvora, antecedentes de la cárcel, un levantamiento topográfico preciso, vimos la película “Arcana” de Cristobal Vicente, analizamos opiniones, etc., Todo esto es importante, sin embargo no es la materia arquitectónica estudiada esta vez y para este caso.

Obviamente el encargo se trata del espacio arquitectónico de una sede; pero una sede que no es edificio, o mejor dicho “no solo un edificio”, sino un “parque centro cultural”. Tal cual como se ha nombrado públicamente. Es curioso que la atención haya sido puesta solo en el edificio, siendo más que eso.  El MOP ha puesto como condición del encargo la recuperación de la casa de pólvora y la consideración de un vestigio de la galería de la ex -cárcel.

El terreno tiene alrededor de 20000m2 incluyendo la plazuela del acceso norte que se encuentra a 68m de altitud.

Y esto es lo primero en la materia: es un gran terreno relativamente horizontal en los cerros de Valparaíso, es la posibilidad de que la ciudad tenga una gran explanada pública y no solo un nuevo “mirador”.

Esto es muy significativo, puesto que plantea de inmediato una “nueva capacidad en la ciudad”, la capacidad de recibir a muchos a la vez  concitados en una obra en los cerros, digno de una ciudad que quiere tener una participación a nivel mundial, o por lo menos continental.

Estamos de acuerdo con el pintor Gonzalo Ilabaca, que dice:

“…….Que se sienta recibido bien dignamente.[…]. Donde esta situada la ex-_cárcel es una explanada que no tiene mucha relación con su entorno, no es como quedar al lado de la iglesia la matriz […] Valparaíso esta lleno de sorpresas visuales, de accesos […] esta es una ciudad que es dramática por un lado, pero por otro lado también  es muy creativa, tener un lugar, una explanada en el centro de la ciudad dedicada solamente a la cultura, es un símbolo. Estas cosas solamente acontecen en Valparaíso, y en pocos lugares más. Es de estas ciudades raras que se puede dar el lujo de dentro de la pobreza tener un lugar así…..”

Que era cárcel es un asunto, pero obviamente no queremos que vuelva a serlo. Se habla de la relación con los vecinos, de la pertenencia, la identificación, mencionando lo patrimonial y su relación con el arraigo; pero arraigo ¿a que?, ¿a lo que era? ¿El de los habitantes con esta ex -cárcel?, ¿o al nuevo lugar para Valparaíso? Cuándo se dice arraigo, ¿cuál sería el sentido?

Indudablemente nos cabe la pregunta como taller.

Guillermo Hinzpeter, gestor cultural ciudadanos por Valparaíso dice:

“¿por que ex -cárcel? Hay miles de artistas que no son recordados, no digo que tenga el nombre de un artista, pero vaya que tenemos gente importante como para nombrarlo con ese nombre, o por lo menos centro cultural Valparaíso. Excarcel no veo por que, la cárcel se acabó”

La cárcel sí se acabó, pero tenemos el terreno

Los antecedentes históricos del polvorín hacen referencia a los aspectos determinantes que en 1805 permitieron decidir su ubicación, y hacen referencia a los cuidados y consideraciones de distancia que se debía tener hacia el radio urbano. Se consideró que donde hoy se encuentra era una ubicación propicia. Desde un comienzo fue  considerado como un lugar retirado, y luego al construirse la ex-cárcel, un lugar “aislado”, de aislamiento de presos.

Fuimos a observarlo, todos juntos, unos cuantos croquis y parecía que ya no había mas que hacer. Lo que hay se va a botar y el terreno y polvorín, con una mirada ya se conocía. Las vistas de los cerros  desde la explanada por aquí, por allá y listo. Desconcertante! Sin embargo es ahí donde está el asunto.

Según palabras del ingeniero José Miguel de Atero en 1806:

“Este recinto debía ubicarse estratégicamente, […] Todo almacén de pólvora debe precaverse de los insultos del enemigo cuanto sea posible y por lo mismo debe situarse en paraje oculto en términos que no pueda ser visto por los enemigos desde punto alguno, con el mismo o mayor cuidado debe atenderse á la conservación de una munición sin la cual serían inútiles cuantas fuerzas pudieran emplearse en la defensa de un puerto. Debía además estar alejado del radio urbano, por que los antes existentes comenzaron a quedar insertos en la ciudad, con lo que se ponía en peligro a la población. De esta manera, las lomas de la quebrada de Elías resultaron un lugar apropiado para la instalación de este almacén: eran terrenos desocupados, alejados de la ciudad, pero a la vez de fácil acceso y con una ubicación estratégica para la defensa del puerto”

Habíamos hecho recorridos por las vías de acceso, llegamos a este terreno y no sabíamos como seguir; ¿volvíamos a hacer los recorridos? O bastaba con eso. ¿Cómo hablar de relaciones sobre un lugar que se sostuvo por tantos años en el aislamiento? Complejo.

En el sur  revienta un volcán y de inmediato se habla de aislamiento y vías de acceso. Hay quienes han dicho “estamos aislados por que nadie puede llegar”, otros, “la ciudad ahí no, por que es ingobernable la situación en estas condiciones”; los de la ciudad responden “nosotros podemos, pero habría que construir caminos. Sin la presencia del gobierno y su asistencia aumentaría la aislación”. Se acepta estar retirado, pero no aislado.

Acá no es como en el sur, pero incluso hasta por parte del  municipio se ha planteado la dificultad de hacerse cargo de este terreno, en el fondo; de gobernarlo.

¿Pero, se trata solamente de un problema de accesibilidad? Por supuesto que no.

Recibimos un terreno lleno de posibilidades, pero a la vez desconcertante. Insistimos; entonces mas recorridos y salidas de observación.

En una de esas salidas a  todos detenía la plaza del descanso; ubicada justo en un vértice del trazado urbano;  y con justa razón, pues debe ser uno de los lugares mejor nombrados de Valparaíso. Pasan cosas, y en comparación con la parte próxima a la ex_carcel; tantas, que pareciera que ahí está, como coloquialmente se dice “la papa” para llegar con algo y exponérselo a los demás. Con poco tiempo ese día, me voy y quedan los alumnos, pero antes subo y bajo el cerro  rápidamente,  y me doy cuenta:

En torno a las escaleras de acceso, la mampara, la puerta y la calle:

Las escaleras de acceso a las casas, en su relación con la calle e interiores cambian gradualmente a lo largo de la calle Cumming. Arriba de la plaza, puertas a ras de fachadas con escaleras que salen hacia fuera, incluso llegan a tener un terraplén con peldaños en los extremos y que sirven a varias; debajo de la plaza, escaleras de acceso dentro de la fachada, y la puerta de acceso retrasada dando espesor al marco. Y me quedo. Son interiores y exteriores vinculados por un elemento arquitectónico; en el mismo sentido del estudio que estábamos realizando en la asignatura de presentación de la arquitectura  con obras del renacimiento.

Sobre la plaza, a veces gente sentada en la escalera, bajo ella, pocas veces gente de pie en la mampara. Arriba, personas que salen a preguntar quienes somos, abajo sin preguntas. Dos formas de recibir; una en la cual se sale al encuentro y otra en la cual quien llega se retira de la calle. En esto que expongo, lo que está en cuestión es la relación de la propiedad particular con el sentido público y el grado de exposición del encuentro entre personas que permite el reconocimiento del vecindario a quien visita. Tanto así que sobre la plaza del descanso había quienes se acercaban a preguntar quienes éramos y bajo ella no.

Podría decir que en una de estas formas de recibir se expone el encuentro de las personas como un anhelo de vida pública y en otra se lo guarda por estar ya dado, y todo en el acto de salir y entrar para recibir. Pareciera ser una clara voluntad con expresión en el modo de acceder; no solo a las casas, sino también al cerro.   Pero ¿Qué tiene que ver esto con el estudio que realizamos?

Acceder es un asunto muy importante en una sede que es incluso por nominación legal “un edificio de acceso público”, la forma de hacerlo; la forma de entrar, de llegar, de visitar, de permanecer como visita. Cosas que ya había dicho en otras ocasiones;  pero que en este caso del centro cultural es radical.

Y tiene sentido en la proposición cambiar la condición de aislamiento y otorgar la posibilidad de convocar, dimensión propia de una sede; un ejemplo: una iglesia, que es también una sede, convoca al pueblo con sus campanas, un museo también dando cuenta de sus actividades, sin embargo una calle por si sola no es convocante, es de hecho. Las sedes son convocantes y también son por necesidad primera. Una emergencia y todos al colegio u hospital, al estadio, etc.  El acto de visitar está implicado en esa convocatoria, puesto que solamente con la asistencia por derecho no se constituye la visita (por que no se recibe necesariamente).

La visita es bilateral; tanto para quien va como para quien o que recibe

En la ciudad existen lugares a los cuales uno no va. A partir de esto en ella se arman unos campos de reserva  que están sujetos a los avatares de la especulación inmobiliaria, pero hay otros que se reservan por que no está hecho el lugar para volver, ejemplo de esto; la antigua cárcel de Valparaíso. Una persona está en la cárcel y se fuga; lo pillan y vuelve, y ese volver es lo más rudo que le toca; así lo confirmaba Pedro Donoso; antiguo reo que organizó la fuga por el túnel y que “lo volvieron”. A la cárcel nadie quiere volver, por eso podría decir que permanece como una reserva;  hoy los actuales ocupantes no quieren que alguien vuelva; que no vuelvan ni los reos ni otros que no sean ellos, incluso uno decía: “reservado solo para nosotros los artistas”.

Lo que trae la posibilidad de volver  es la identificación de algo, aún cuando esté de paso; se sabe a quien o a que visitar, soy convocado incluso por un lugar. Es en la alteridad que esto se constituye; pues es un otro al que yo vuelvo. Desde el mito griego de la memoria (memosine), la construcción de ella tiene que ver con el visitar y con el volver. Lo que es significativo es que el acto urbano se funda en el acto arquitectónico en virtud de que aparece la memoria. Aparece el sentido; la calle, etc. Aparece la identificación porque puedo volver. El acto arquitectónico se vuelve en la ciudad un acto urbano. Esta dimensión del volver trae el reconocimiento, que incluye también el de la condición humana; el acto de habitar.

Que en lo visitable recae la sede ya había sido dicho, pero que cobre sentido visitar un lugar no, eso corresponde a un avance de esta etapa. Avance que llevado a las proposiciones es con la consideración del “entorno”. La proposición de habitar Juntos en torno a una obra de la ciudad, en la cual lo junto es conjugado en conjunto a partir de lo “entorno”.

Lo que he expuesto implícitamente trae consigo el  tema del arraigo. El arraigo a un lugar al cual yo puedo y tiene sentido ir y volver; y en consecuencia a lo dicho puedo decir que hoy, tal cual es, lo que no tiene el lugar de la ex -cárcel, es justamente la posibilidad de “arraigo”.

Es difícil referirse a toda la materia vista y tampoco tendría sentido en este momento, pero si creo pertinente precisar respecto del arraigo y el lugar por que es uno de los aspectos evaluados en las proposiciones:

Vagamente recuerdo cuando era niño haber escuchado “estamos en estado de sitio”, desde ahí resuena en mí como una amenaza. Después en travesía con el arquitecto Juan Purcell estuvimos en el Amazonas Peruano, en la ciudad de Iquitos, en un estado de sitio con militares en las calles.               Nos reíamos y decíamos; ¡pero esto no es estado de sitio, todos van donde quieren y hacen lo que quieren, y nosotros también!

Antiguamente en la guerra se sitiaba una ciudad. La atacaban y rodeaban para quitarle cualquier relación con el exterior. Se llamaba sitiar y era imponerle un régimen por sobre el de la ciudad. Una violación al sentido público en la cual no se podía salir. Todos los días el enemigo instalado. Los que estaban dentro estaban sitiados por que estaban reducidos a su sitio. Se ejercía una violencia.

Por otro lado, cuando una obra es bien lograda, podemos ver que a su forma le corresponde el uso a través del acto de habitar, Si no se da esta correspondencia habría también ahí algo violentado. Fernando Pérez Oyarzun en el libro “hechos de la arquitectura” cita un parque del paisajista Roberto Burlemarx, en el cual el atajo se impone al sendero  acortando la distancia del recorrido. En este ejemplo, el uso se impone a la forma.

Y vuelvo al estado de sitio. En el sitiar es al revés, es la forma la que se impone al uso. En la antigua cárcel su forma se impone a los usos y costumbres de los presos, y es aceptada su violencia como parte de las condiciones de la destinación del edificio, tanto así que el baño estaba en la galería, donde todos se veían. Un preso está sitiado, y por hacerlo recaer en el sitio se lo deja en una situación de des-arraigo; le han quitado la lugaridad, por eso es un asunto muy represivo. Incluso al que menos se le puede cobrar arraigo es al preso, puesto que el habitar ha quedado supeditado a esa condición de la forma que le recae como imposición y no como ofrecimiento. El que menos conocía el barrio del cerro era un preso. No es el estado de sitio como en la guerra, pero tiene el mismo sentido. La ex -cárcel tiene eso, que “sitia al lugar”.

Es por eso que cuando hablamos de la ex -cárcel como lugar o vamos a ella vamos a dar al sitio, al terreno, y no sabemos mucho del lugar.

Dicho de otro modo;  cuando al lugar que existía le vuelve su sitio aparece el des-arraigo.

Es por eso también que desde el comienzo, declarado fue a los alumnos que la proposición en un sentido general era: “al terreno, cambiarle el lugar”, y junto a ello pasar de lo impositivo del sitio a lo expositivo del lugar.

Ahora la destinación del nuevo recinto será otra, y lo sabemos, pero eso no significa que solo con eso se  pueda resolver lo en cuestión. Sería como decir que le vamos a cambiar el uso, y hasta ahí.

De lo que se trata es que la destinación cobre sentido en el destino de una ciudad. , Que  en definitiva, el lugar al cual vamos y volvemos participe del destino de Valparaíso y con esto que el visitante sea también visitado por un lugar a través de una forma de habitar.   Asunto que implica una relación con el origen.

Se trata de la proposición de arraigo al origen de la ciudad; y es aquí donde la capacidad de recibir con la cual inicio este examen también lo cierra. Un campamento lo que no tiene es justamente esa posibilidad de recibir a otros, a otras obras o a otros ajenos a la estructura determinada por un único propósito.

Es  a partir del ofrecimiento de  esta capacidad en relación a un acto de habitar que la proposición de cada alumno se inserta o no dentro del destino de Valparaíso, pues Valparaíso comenzó como campamento y a través del tiempo se fue constituyendo como ciudad; una peculiar en la cual no hubo celebración de un acto fundacional, pero que en cuanto avanza en su capacidad de recibir adquiere medida y consistencia.