En la década de los 80, por iniciativa de los habitantes de la Ciudad Abierta y con la colaboración de Fernando Cossio, agrónomo de la PUCV, se plantó un bosque en la desembocadura del estero Mantagua con la intención de conformar un lugar para la recreación y el ocio. Con el correr del tiempo el bosque ha sido fuertemente maltratado por personas que malentienden la recreación, el ocio y la relación con el medio ambiente, y que no poseen ni el hábito ni el respeto por él. Cada año en este bosque se improvisa un campamento que deja sus huellas, las que permanecen por mucho tiempo y que crecen en cada temporada veraniega.

La imagen de este lugar, muchas veces más parece un vertedero que un bosque, y junto a esto, hay que agregar que producto de esta toma de terreno se ven afectadas las familias de los alrededores, por la invasión de la intimidad propia de un lugar en el que se vive, robos y destrozos.

La corporación Cultural Amereida no sólo se opone a este tipo de practicas y espera que las autoridades ayuden a mitigar las causas y los efectos, sino que también pretende realizar acciones educativas y culturales que apunten a la divulgación de la importancia y fragilidad de este lugar. Los estudios confirman su relevancia en cuanto la biodiversidad, pues el bosque y su entorno forman parte de un humedal que posee prioridad 2 según el listado realizado en el 2002 para identificar sitios de conservación, en el marco de la elaboración con estrategias regionales para la conservación y uso sustentable de la biodiversidad ( CONAMA).

Muestra del emprendimiento al que se orienta la Corporación Cultural Amereida y gracias a la colaboración de Tomas Sánchez, (Turistiko), Proplaya (ONG) y Canon S.A, es que se realizó el 6 de diciembre una limpieza del lugar. Amigos, vecinos y principalmente familias colaboraron en la iniciativa. La tarea no fue fácil y junto con lograr recuperar, por el momento, el lugar, nos percatamos de la aún viva belleza del bosque y su entorno, valor que debemos intentar cuidar en conjunto. Muchos son los beneficios de una acción compartida, no solo la recreación y el ocio sino también la cultura y la educación que bien sabemos es el comienzo de la ruta al bien-estar.