octubre 13, 2008

Lanzamiento del libro «Diseño, Acto y Celebración»

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Se realizó el jueves 9 de octubre en el Auditorio José Miguel Blanco del Museo Nacional de Bellas Artes, el lanzamiento del libro Diseño, Acto y Celebración, del diseñador y profesor de nuestra escuela, Ricardo Lang V. El acto fue precedido por las intervenciones del director del Museo, Sr. Milan Ivelic; el director de la Escuela de Arquitectura y Diseño PUCV, Sr. Arturo Chicano; el arquitecto de la Escuela de Arquitectura PUCCh, Sr. Alex Moreno, y el diseñador y también profesor de nuestra escuela, Sr. Manuel Sanfuentes.

Posteriormente los asistentes se congregaron en el corredor elíptico del segundo piso, en torno al vacío central del edifico, en donde adosados a las barandas 60 pilares de papeles y cartones contenían los bocados que se iban sirviendo durante la celebración. [1]La fotografía de portada pertenece a <a href=“http://www.flickr.com/photos/pberroeta/2928802132/”> © Patricio Berroeta </a>, diseñador gráfico e[ad]

Se transcribe  continuación los textos leídos en la presentación:

Queridos amigos todos:

A nombre de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, quisiera agradecer a Milán Ivelic por darnos casa nuevamente, a la Editorial de nuestra Casa de Estudio, al Director de Bibliotecas y Archivos de nuestra Universidad Señor Atilio Bustos, a todo el equipo del Taller de Ediciones Gráficas de nuestra Escuela y a todos ustedes por celebrar junto a nosotros el lanzamiento del libro que hoy se presenta.

Quisiera agradecer en especial a Ricardo Lang, no sólo por el libro que hoy nos regala, sino en especial por las muchas horas de su vida que nos dio y nos sigue dando a todos quienes fuimos y son sus alumnos.

Se trata entonces de agradecer aquel Acto de Gratuidad propio sólo de nuestros maestros. Porque cuando los reconocemos como tales agradecemos aquello que nos otorgan por pura donación y por que es aquéllo –lo donado– lo que toca el espíritu de todo joven deseoso de «saber».

Reconocer la maestría es dar lugar también a la memoria que recuerda cada instante y cada palabra que el maestro ha dicho y de cómo esa palabra ha quedado impresa en nuestro espíritu. Reconocer la maestría es también un acto de humildad propio sólo de aquellos que insaciablemente buscan la verdad y la belleza desvelada en cada acción emprendida por el maestro. Reconocer la maestría en otro ocurre sólo cuando de algún modo nos sentimos parte del otro, es decir, nos hacemos parte del maestro.

Esta relación de agradecimiento y reconocimiento sólo es posible si la gratuidad del maestro y la humildad del discípulo se encuentran. Pero esta relación cambia profundamente cuando el maestro reconoce a sus alumnos como sus maestros, pues en este reconocimiento el maestro se hace más grande aún. Entonces se provoca un acto, un cambio o devenir del orden pre-concebido. Se trastoca así el sentido de la relación maestro-discípulo, pues tal modificación provocada por el reconocimiento da lugar a un espacio en lo en-común en la paridad y allí toda jerarquía pre-concedible queda resignada al sentido pleno de lo hecho entre muchos.

Este hacer en común donde todos participan como iguales es finalmente el lugar de la phalène, o la poesía hecha por todos.

En la palabras de dedicación de Ricardo a sus alumnos: sus maestros, está contenido todo ese sentido poético que ilumina cada una de las obras que este libro presenta y que también representa a Ricardo en todo su ser y hacer.

Agradezco entonces a nuestro maestro Ricardo Lang; no solo un libro, sino fundamentalmente su testimonio fiel y perseverante a esa poética que nos ha transmitido e impreso a través de cada ocasión a la que nos ha invitado y nos seguirá invitando para celebrar.

Querido maestro en buena hora y salud

Arturo Chicano J.

Amigos:

En el horizonte un barco reposa luminosamente sobre las palabras; los objetos del primer plano se nos aproximan anticipando el acontecimiento, el blanco en el debut lee su nombre y su escuela.

Una página de gracia nos demora, nos prepara; este reposo prefiere la observancia meticulosa de la realidad con que el libro reproduce la dedicación lejos del tiempo.

El lector verá que este acto no está impreso en estos pliegos encuadernados, sino en la palma que habrá de recibir la fiesta nueva que esta tarde nos convoca.

La lógica indica que el celebrado descanse en su día, y que sea otro el que lleve el trajín del lanzamiento. Pero quién, sino él; si el encuentro reside (a la vez) en la misma vertiente que el libro practica.

Este regalo que Ricardo nos hace, no es el libro en sí mismo como objeto de diseño, sino ese modo de darse entre las cosas que celebran el momento que ahí –aquí– se da con la forma del encuentro; «Bon jour Monsieur Courbet», [2]Amereida II, pg. 86. Taller de Investigaciones Gráficas, Escuela de Arquitectura UCV. Valparaíso, 1986. como Amereida canta el saludo, nos lleva al ha-lugar que va entre el oficio y la poesía como un paradigma del palpar lo que sólo se da cuando en la boca se pronuncia el pliegue con que la realidad dibuja sus límites.

Parece advertir el lector que su rol desaparece cuando se convierte en actor de esa carencia literaria que hace participar al ojo y a los sentidos en una misma experiencia de lo único. Esa que obedece a una familiaridad o reconocimiento de una poética humana como condición y no a una boga formal en que la industria o los objetos se exhiben como un escaparate de la diversidad.

Algo de ésto o de aquí, nada queda, desaparece en el acto y se consuma en la memoria de lo sentido; la muerte reciente de Jorge Sánchez (arquitecto y profesor de nuestra escuela), nos corrobora en lo que permanece cuando algo se ausenta para siempre. El diseño tiene sus variantes pero lo adscrito este día se lleva consigo lo habido entre todos.

Haga un mono aquí, un mono allá, o diseñe! Hay un papel que Chile ciertas veces desconoce, y no sabe atravesar del aula al callejón o al mar abierto. Hay que diseñar esa presencia.

La fiesta de la hermandad está lejos del albedrío personal de una cabecera; los presentes sabemos bien que se «equivoca la esperanza» y los privilegios se suspenden por un instante.

La ciudad celebra sus extraordinarios en la contienda de la materia con la forma de la ocasión. Hay que dibujar la diferencia como un recetario no escrito, inescribible e insaciable.

El Acto que hacemos en Ricardo como autor no es de letra o entrelíneas como un buen lector sabría encomendarse a cada página, sino a la toma del fragor diurno y vespertino en donde todo lo dicho no tiene casa sino hay un dedo o un entuerto que pueda recogernos a todos en la misma prominencia. Esa hospitalidad que nos sacia y nos distingue a cada uno.

Hoy, las cosas con sus nombres… y antes del fin del libro una página de gracia concluye y nos devuelve al horizonte.

Manuel Sanfuentes V.

References

References
1 La fotografía de portada pertenece a <a href=“http://www.flickr.com/photos/pberroeta/2928802132/”> © Patricio Berroeta </a>, diseñador gráfico e[ad]
2 Amereida II, pg. 86. Taller de Investigaciones Gráficas, Escuela de Arquitectura UCV. Valparaíso, 1986.

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