noviembre 19, 2007

Travesía Santa Cruz de la Sierra 2007

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Obra de Travesía realizada en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, por el Taller de Arquitectura de 4º Año. Escuela de Arquitectura y Diseño Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. A cargo de los profesores Patricio Cáraves Silva y David Jolly Monge.

La obra realizada esta vez consiste en recuperar para la ciudad el perímetro del muro del Cementerio Central de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra en Bolivia. Esta obra se encuentra hoy en el centro del trazado urbano, aunque puede haber partido estando en una periferia. Al visitarlo uno puede constatar que se trata de un recinto en plena vigencia y el cual le concierne a toda la ciudad, ya que en él se encuentran los mausoleos de gran parte de las familias que constituyen la tradición de los habitantes de Santa Cruz así se puede decir que es parte de la memoria fundacional de la ciudad.
El cementerio en su interior está lleno de actividad, están presentes los visitantes y quienes realizan trabajos de mantención en tumbas y mausoleos, y en general está en un muy buen estado de conservación..Este es un lugar ciudadano que ademas de recibir los restos mortales de los habitantes constituye un lugar de expresión de vida ciudadana, una vez al año para el día de todos los Santos el 1º de Noviembre se da cita en él toda la ciudad, en la que cada familia recuerda a sus antepasados, pero a la vez es un lugar de encuentro de los ciudadanos, es la ocasión de un acto de la vida que manifesta a la ciudad como ciudad.
Ahora este importante recinto urbano que está muy constituido por su interior está delimitado por un muro de unos cuatro metros de altura que da a cuatro calles que lo circundan. De estas cuatro calles hay una el Primer Anillo que está en el costado fachada del cementerio donde se ubica la entrada, y a ambos lados de ella se ubican puestos de floristas que tienen una gran actividad diaria e ininterrumpida durante todo el año, es un frente con vida, habitado y vigente.
Las otras tres calles se encuentran en una situación distinta, se trata de unas calles asimétricas, en uno de sus costados están las fachadas y antejardines de las casas que pueblan la calle y al otro lado está la acera junto al hermético muro límite del cementerio. El desequilibrio antes mencionado se produce ya que una vereda o calzada se encuentra delimitada por las construcciones habitadas, al frente se encuentra una calzada contigua al muro, desolada, abandonada a su suerte sin cuidado alguno ya que no tiene habitante que al transitarla le concierna y la cuide. Así es una extención de la ciudad que está en un estado de abandono que no constituye un bien para ella a pesar de contar con una calzada amplia.
Es evidente que la sola calzada no constituye un espacio con calidad urbana sino son los límites habitados los que la conforman; así podemos constatar que en la calle Arenales que está conformada por casas de mejor calidad y tiene un mayor tránsito vehicular, en ella la calzada junto al muro del cementerio se encuentra menos decaida que las de la calle Paitití que con menos tránsito está en un estado de mayor abandono.
Ahora concientes de esta realidad de habitabilidad mas compleja que es la que constituye los lugares públicos como las aceras, que no dependen solo de la materialidad de sus límites sino del acto urbano que en ellos se da, en una concurrencia de la vida privada de sus habitantes junto a la actividad diaria de la vida pública del todos, que es ocasional y rutinario, nos planteamos una intervención que permitiera iniciar una cavilación acerca de este importante lugar de la ciudad Santa Cruz. 
La solución y forma de este caso arquitectónico evidentemente corresponde a los arquitectos de Santa Cruz quienes a traves de los profesores de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y Diseño de la UPSA, arquitectos Victor Hugo Limpias y Virgilio Suarez , quienes han iniciado el estudio de este caso arquitectónico . Ellos con un real sentido de la hospitalidad arquitectónica nos abrieron la posibilidad de iniciar una intervención en este importante lugar de la ciudad. Así el taller de la Travesía sin ignorar las magnitudes que implica darle forma a una realidad urbana de este tipo no se queda sin palabra. De este modo despues de contemplar el lugar dibujándolo durante una jornada, formula una posibilidad de obra.
Se trata de una obra de arquitectura de travesía que deberá construirse en el brevísimo plazo de dos días de trabajo que es el tiempo que contamos para esta detención en Santa Cruz.

Proponemos iluminar el muro, construirle su iluminación, construir la superficie del muro con unos trazados que son un grado de luminosidad en sí mismos.
Esta proposición quiere ser la construcción de su superficie que es solo luminosa, queriendo señalar con esto que no usa el espacio por ejemplo para comunicar como en el caso de la publicidad y aún los grafiti.
Algunas afirmaciones en las que nos apoyamos: esta construcción quiere ser una primera habitación del muro. Esta es una calle singular, ya que a un costado tiene casas y al otro la muralla del cementerio, las aceras son similares pero su habiltabilidad es muy distinta por la presencia del alto muro del cementerio en una de ellas.
Este trazado sobre el muro del cementerio quiere abrirlo a una habitabilidad inicial en este costado que solo cuenta con la masa vertical de la pared. Una masa que garantiza su permanencia y estabilidad, que es un límite fijo, el que le corresponde a la obra del cementerio que es un suelo que no cambiará de destinación, ya que se trata de una obra fundacional de Santa Cruz.

Realizamos un trazado que se propone cumplir algunas condiciones espaciales, la primera es ser un trazado decidido, es decir, no es fruto del azar ni un capricho plástico, así quiere ser la expresión de un espacio contemplado, obedece a un planteamiento que parte con la observación de nuestro continente el que hemos atravezado hasta Santa Cruz, cada fragmento dibujado en la pared tiene un propósito espacial declarado de antemano, por esto decimos que es decidido, porque ha optado y decidido entre varias posibilidades por una. Modo de construcción: Cada alumno propone un nombre que corresponde a lo que ha observado en la Travesía hasta Santa Cruz, es ese nombre el que proyecta y luego pinta sobre una franja de tres pies de ancho por una altura que corresponde a su propia estatura. Este trazado con decisión que es fruto del acto de contemplar, está realizado con un algoritmo, a la manera de un juego que se somete a unas reglas libremente aceptadas: 1) solo se construye con líneas. 2) Las líneas están trazadas con grises que van del blanco al negro. 3) Las líneas forman tramas que pueden llegar a ser cinco tonos de grises entre el blanco y el negro. Este algoritmo está realizado en un acto de devoción. Devoción quiere decir aquí dedicación a la obra, toda la dedicación que el trazado requiere para dirigirse a ser una plenitud. La devoción que se ha ejercido en este trazado es la dedicación a la línea. La línea que es a la vez instrumento y valor en sí, línea que nace de la observación que se encarna en el croquis. Esta dedicación a la línea instrumento y valor en sí es propia del espacio de los arquitectos. 
Luego el algoritmo de este trazado que construye la luz del plano del muro solo con líneas, demoradadamente, con devoción por la línea, es el que construye la densidad luminosa que vuelve a la masa del muro un espacio habitable por la mirada.
Esta superficie quiere retener la mirada de quien pasa rápidamente, de quien lo hace pausadamente y aún de quien se detiene por un instante, la mirada puede quedar alojada en este límite arquitectónico que ofrece una iluminación templada.
La cantidad de dedicación es la que trae la densidad que se logra con el pulso de las líneas trazadas, pulso que limita con el volver a cada línea una singularidad. Las tramas muestran una generatriz decidida que ha ganado una superficie palmo a palmo. El palmo a palmo pone en evidencia, desoculta, la mano que hay detrás de cada trazo, aparece simultáneamente la superficie iluminada con el desocultamiento de la mano, con su temblor que se verifica en lo irregular del trazo, trazo con directriz concebida y con la irregularidad de un pulso. Esto dice de la mirada, de la mirada de quién lo trazó, mirada que hace llegar la extensión del continente sobre esta superficie.
La extensión del continente llega por medio de una construcción abstracta que trae el valor espacial de la geografía observada y con el construye un presente, en su doble acepción: la de regalo o don y la de el presente como ahora y aquí.
El arte moderno con su vía de la abstracción dice hoy lo que es el presente, esto es como en todo arte ingenuo, el término ingenuo trae a su sentido de genuino y no pueril, porque lo ingenuo es lo que se presenta directamente al espíritu de quien contempla, esto es sin malicia, porque es el lenguaje que se dirige a la intimidad, el arte apunta, se dirige a la intimidad de quien la contempla, y eso solo es posible con la ingenuidad, con aquello que no tiene detrás.
Así estos trazados quieren expresar la extensión del continente contemplado durante la Travesía. Así están garantizados por la ingenuidad que declara su origen, ingenuidad de fidelidad a un origen, pero con la elaboración, la del instrumento-valor la línea. La verdad es que esta actitud de ingenuidad no es una ocurrencia reemplazable por otra mas oportuna, sino que es una lúcida abertura que permite una relación de fidelidad, la que nos ha abierto a la relación con la poesía, con la poética de Amereida, quien ha declarado a Santa Cruz Capital Poética de América razón por la cual hemos llegado a ella y estamos hoy aquí.

Santa Cruz de la Sierra, martes 23 de Octubre del 2007.