junio 26, 2007

En lo instituido de una Sede, el Edificio como lugar

Categorías:

EN TORNO AL ESPACIO ARQUITECTÓNICO DE UNA SEDE, UNA COMPRENSIÓN DE ELLA COMO LUGAR.

*

Nuevamente en tercer año “La Sede”. El año pasado comenzamos con una primera comprensión de su espacio arquitectónico. Esta etapa hemos recogido lo ya visto y avanzado en el desarrollo de un planteamiento teórico-práctico en torno a la proposición de un “Museo de Arquitectura Moderna” en Río de Janeiro, en Brasil. Necesario es exponer algunas definiciones de etapas anteriores; materia que esta vez los alumnos deben estudiar y comprender para poder acceder a la complejidad requerida. No tendría sentido repetirlo todo, sino solo algunos aspectos ineludibles para contextualizar.

Dijimos en un primer momento que “la Sede como espacio arquitectónico” tiene ciertas peculiaridades, como por ejemplo que es un centro que se visita, y que en cuanto es así implica la proposición formal de su modo de ser centrado. Que el modo es en cuanto hay forma, y esa forma como dimensión pública y colectiva es en Acto. Dijimos que visitar es en una voluntad de “ir a”, para luego “ir por” y “estar en”, en ella, en la sede. “Ir a”, “estar en” e “ir por” como distingos en la construcción del espacio en el tiempo de un habitante que va y reside en una Sede, y su residir como una permanencia en la cual la relación Ocio-Negocio es significativa.

Pero hubo algo anterior. La palabra Sede, entre otros significados quiere decir “silla o asiento”. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española “asiento o trono de un prelado que ejerce jurisdicción”, y es aquí donde esta vez comienza un desarrollo para profundizar en la pregunta:
¿Como se relaciona esto con lo que hicimos antes y ahora? ¿Qué significado tiene dentro de la materia esto que se llama asiento, y como se llega a una forma en la cual él se reconoce como una dimensión significativa de la sede?
Para dar respuesta a estas preguntas, a lo que me referiré esta vez es a la relación de cinco dimensiones significativas, que son: La propiedad, el dominio, la residencia, lo instituido y el domicilio.

Andrés Bello en el Código Civil define al domicilio como:

“la residencia, acompañada, real o presuntativamente, del ánimo de permanecer en ella” 
es decir, implica una voluntad.
unas líneas más abajo dice :
“El lugar donde un individuo está de asiento, o donde ejerce habitualmente su profesión u oficio, determina su domicilio civil o vecindad”.
Más adelante insiste y precisa: 
“no se presume el ánimo de permanecer, ni se adquiere, consiguientemente, domicilio civil en un lugar, por el solo hecho de habitar un individuo por algún tiempo casa propia o ajena en él, si tiene en otra parte su hogar doméstico o por otras circunstancias aparece que la residencia es accidental, como la del viajero, o la del que ejerce una comisión temporal, o la del que se ocupa en algún tráfico ambulante”. 
Es decir, lo condiciona a lo doméstico.

El Diccionario de La Real Académia de la Lengua Española define propiedad y dominio de la siguiente manera:

Propiedad: “cosa que es objeto del dominio, sobre todo si es inmueble o raíz”
Dominio: “Plenitud de los atributos que las leyes reconocen al propietario de una cosa para disponer de ella” / “poder que uno tiene de usar y disponer libremente de lo suyo”

 

En el Reconocimiento de Residencia y domicilio, la posibilidad de Ir y Volver al lugar identificable de una Sede.

Habitamos nuestras ciudades y obras arquitectónicas conociéndolas y reconociéndolas. Vamos de una edificación a otra, y en ese ir comprendemos los recorridos como parte de una trama urbana constitutiva de ciudad. Vivimos en una casa o alojamos en un hotel, incluso podríamos vivir en él. Damos la dirección de nuestro domicilio identificando un lugar como nuestro propio hogar.

Podría decir que el lugar que identificamos como domicilio es aquel en el cual el “dominio” alcanza su mayor expresión en la residencia. Nos es propio, y en este sentido, propiedad y dominio están estrechamente relacionados. 
Se trata de un sentido que para ser percibido como tal, reclama de una dimensión del espacio como parte de la expresión de la forma, de su contenido.

Pero, ¿Cuál es el sentido de propiedad y dominio al cual me refiero? 
El hogar tiene una relación con el espacio de lo íntimo. Propio de un hogar es un lugar donde desvestirse, dormir, etc. Impropio es que un desconocido entre y tome una ducha en el baño. Un allegado en la casa no tiene dominio sobre ella, al ser la vivienda para él impropia como domicilio. (El dominio es “sobre las cosas”, y al ser así está relacionado con los derechos que se tienen sobre ellas)

Visto en una Sede que es hospital. El hospital no es de una persona, aún cuando su dueño sea una. Es una institución a la cual nos referimos como sujeto. En él podemos reconocer cosas que le son propias y otras que le son impropias, como por ejemplo, entrar con un animal. Propio del hospital es que se pueda ir, tanto así que hoy la ley sanciona a aquel que rechaza a un paciente grave. Legalmente se los denomina de “acceso público” Sin embargo dentro de él los procedimientos y restricciones son evidentes. Su ser público corresponde a una dimensión impropia en él. Es una propiedad, pero en él no se está en lo propio de lo particular; sino en lo impropio de ello. Sabemos que no es una “propiedad privada” por que dentro de él se tienen ciertos derechos públicos. Aspecto que implica una pérdida de dominio y hace imposible que ella sea “domicilio”. Distinto a una plaza, en la cual en lo público se está en propiedad.
En la propiedad hay algo que calza, recae como pertinente. En lo impropio se da un descalce. Por ejemplo, se entiende que el comercio ambulante no entra al interior de un museo, pues entre otros aspectos, no calza con la seguridad requerida. No le es propio.

En nuestro “hogar doméstico”, residir en propiedad y dominio para tener domicilio parece ser una condición humana del individuo, que en nuestro modo de vida “sedentario” reclama un lugar.

Identificarnos con un lugar en el cual ejercemos dominio para tener propiedad y constituirlo en nuestro “domicilio” es lo que nos permite decir “voy a un determinado lugar y luego vuelvo”. Vuelvo al domicilio, pero ¿voy a que? Vamos a la playa, a la plaza, a casa de un amigo, a una biblioteca, etc. y  ¿que tiene que ver esto con una sede?
Ella no es domicilio civil de un individuo, pero sí referente de dirección. Decimos; nos juntamos al lado de la iglesia, o a dos cuadras del hospital, etc. Es reconocible e identificable por la posibilidad de reconocimiento de su figura que implica una determinada geometría.  Por ejemplo: una cancha de football o una cancha de tennis es una figura que tiene su propia geometría, no tiene orientación. Sin embargo, un campo deportivo si la tiene, en él hay galerías accesos, etc. Lo que implica una política aplicada al terreno. Es un campo con una cierta geometría, un campo geométrico en el cual reconocemos la figura de la cancha. Su condición de campo implica un lugar; que es aquel al cual podemos ir, pues ha sido “asentado”.

El asentamiento está en nuestro lenguaje, pero el asiento en el sentido que lo hemos tratado como materia no. El asentamiento “es” por que justamente tiene asiento. Y nuevamente lo implicado es “el asiento”. Es un asunto complejo, pareciera ser un término que en este sentido es ajeno a nuestro lenguaje, sin embargo sí sabemos lo que es un asentamiento en el sentido de instalación provisional2 o lo que significa asentarse en el sentido del establecimiento de algo o alguien en un determinado lugar. En el asentamiento el lugar ha sido de algún modo determinado, y  en su campo geométrico podemos reconocer una figura.

En Chile, en la reforma agraria, se crearon “asentamientos agrícolas” estos eran con el sentido de la propiedad, pero no del dominio. Los políticos acentuaron el derecho de la propiedad. El dominio implica derechos y deberes, y desde la expropiación hasta hoy, muchas familias con allegados aún luchan por constituir la propiedad de su “domicilio”. Un anhelo de pasar de asentamiento agrícola a conjunto habitacional. Extremo de esto sería un con-dominio en el cual muchos domicilios tienen en común algo en su dirección. En este sentido, estar asentado tiene algo de estar no solo posado, sino re-posado en el lugar. El rey sentado está reposado, concluso en si mismo. El papa en su asiento queda en su lugar, tanto así que cuando se movilizaba por la ciudad antes lo llevaban sentado en su cátedra, y ahora en el papa móvil, donde da cuenta del lugar que solo es de él. Asentarse implica la constitución de un lugar; en el caso visto en taller, el lugar del museo.
 
Lo que lleva a la pregunta ¿Cuál es el asiento de este museo que proponemos?
¿Es el asiento del edificio o es el asiento del lugar?
Esto es delicado, por que se podría comprender lugar y edificio por separado. Lo que digo es en otro sentido. Hoy muchas veces se plantea como el edificio toma posesión del lugar y no como el edificio “es el lugar”.

 

Ejemplo de esto: en Barcelona, en el barrio gótico, el MACBA, museo de arte contemporáneo de Richard Meyer.  El edificio toma posesión del lugar, pero no necesariamente lo conforma. Toma posesión de las circulaciones pero no las constituye. Se sirve de ellas, pero no se constituye “con y por” ellas.

Por las circulaciones de la ciudad vamos a una sede, pero también decimos vamos a un lugar, y en cuanto ella es identificable podemos determinarla como destino de un recorrido, o si nuestro destino es otro, tener una medida de él a partir de la sede como referente “Es a cuatro cuadras del congreso”. Desde el punto de vista del asentarse, el lugar de la sede ha sido establecido instituidamente; pues no es domicilio de nadie, aun cuando en ella podamos permanecer o residir. Esto es a tal punto, que lo instituido en ella requiere de ciertos establecidos procedimientos.

Y aparece un nuevo término “lo instituido”, pero ¿Qué significa y que tiene que ver lo “instituido” con la Sede?
Vamos a una sucursal de la compañía de teléfonos Smartcom y ha cambiado a Claro. Sus muebles ahora son otros. El edificio el mismo, pero sus muebles y disposición otra. Es una compañía de teléfonos pero su identidad otra. Distinto a una casa, en la cual los muebles se ordenan y reordenan y se sigue reconociendo como propia. La movilidad de los muebles permite su reordenamiento. En la ciudad a los paraderos les llamamos mobiliario urbano, aún cuando no son móviles; del mismo modo que en la sucursal de teléfonos. Su movilidad o inamobilidad  es significativa, pues pone en juego una coordenada de lo instituido, de la identidad, que muchas veces es definida como “imagen”, incluso “imagen corporativa”. Los empleados visten uniforme, las instituciones como las fuerzas armadas han llevado el instituido uniforme a un extremo de lo simbólico. Vemos a un oficial, lo reconocemos, identificamos y decimos “es carabinero” y es teniente, “es marino”, etc. Es “de” una institución. Desde el punto de vista de lo instituido, reconocemos en él la pertenencia a la institución, que para tener realidad requiere de “asiento en un lugar”. Asiento que reclama una sede institucional reconocible e identificable, que alcanza su nivel y definición por su grado de centralidad; lo que la distingue de una sucursal como la de las compañías de teléfono a las que antes me referí.

Pero aun ¿Qué sería el asiento en el museo?

Mostrar y Aparecer Como Dimensiones significativas y constituyentes en lo instituido del lugar de una Sede Museo.

Sabemos que en un museo se quiere mostrar, dar a conocer ex-poner. 
Mostrar es importante, pero ¿Cómo mostrar?  
El mostrar por si solo no dice de la relación con otro. El como aparece lo que se muestra si. Es distinto, es con el otro, incluso podemos tener juicio sobre lo que se muestra en torno a como aparece. Pensar una proposición desde el mostrar corre riesgo de caer en la brutalidad de lo que se anticipa violentamente. El aparecer no es con esa violencia. Incluso podría decir que cuando el mostrar se anticipa al aparecer, aparece una cierta agresividad que no permite acceder al lugar, como por ejemplo: en el museo Guggenheim de Bilbao, que es más mostrar que aparecer. Aparece lo figurativo, que me atrevo a decir es cuando el mostrar se antepone y lo que se recoge es una “imagen”.  Y no me refiero solo al mostrar y aparecer de las obras del museo, sino también al museo como obra.

En definitiva, el asunto capital en el sentido de lo ineludible es: que el asiento del museo es como aparece el lugar en lo que se muestra.

Es por eso que con una tarea a propósito del asiento y asentarse en un lugar comenzamos el trimestre, y es también con lo que terminamos. Declarado fue que es esta materia lo que inscribe a un alumno dentro o fuera del sentido del planteamiento de taller, que consiste en una Sede que es museo, y que como condición tiene un asiento que le permite serlo. Y esto se confirma al saber que no todo museo es necesariamente una sede.

Las notas serán expuestas mañana.

 

Claudio Villavicencio M.
Dr.(c) Arquitecto, Docente e.[ad] PUCV.