diciembre 27, 2007

Cuatro obras de Diseño en travesías por América

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Dos talleres de Diseño, que dirigimos Ricardo Lang y yo; se reunen hace ya cuatro años para tener una experiencia conjunta de pensamiento y obra en el periodo académico en que se realiza la travesía por el continente. Lo que voy a leer a continuación pertenece entonces a lo que tal experiencia y reflexión nos ha arrojado.

¿Qué hacen dos diseñadores de distinta disciplina en travesía? Dialogan para que propósito, ejecución y término sea un afán creativo conjunto desde el oficio de cada uno, alimentando e iluminando la pregunta por el sentido y tempo de cada travesía, de cada obra y de cada acto. Hacen que los suelos de esta América se pueblen con aquello que da curso a que la ausencia y la espera de los hombres se transforme en compañía. Hacen por ejemplo, que el hombre esté en compañía de lectura, bajo el pulso renovado que cada obra y cada ocasión les arroja.

Las cuatro obras aquí presentadas están insertas en la cotidianeidad de la vida urbana, inscritas en ese legado de travesías donde las obras son donadas, regaladas y ofrecidas a los habitantes del lugar. Para cada una de ellas hemos necesitado la autorización formalizada de Municipios, a través de reuniones con Autoridades, sean estos Intendentes, Concejales, Ingenieros o Arquitectos directores de Obra, Secretarías de Turismo, representantes de parques y jardines, de ambientalistas y de agrupaciones vecinales. Esto implica tener un cálculo formal de lo que realizaremos, sin embargo, el recorrido y el encuentro con el lugar es la ocasión única de trasgresión creativa de toda obra de travesía.

Estas cuatro travesías las hemos realizado en una franja o espesor del continente, que abarca desde la orilla Pacífico a la Atlántica y desde los paralelos 31 a 35 grados latitud sur, recorrido que nos ha permitido poder palpar y experimentar un continente, un país, una gran ciudad, un pueblo.

Uno, Travesía año 2003

El 2003 es el año que se celebraban los 400 años de la orden Franciscana en América. Muchas ciudades y poblados en el continente llevan el nombre del Santo. Elegimos San Francisco en Córdoba Argentina para conmemorar al poeta y santo patrono de nuestra escuela.
Nuestro propósito, realizar una obra: Oratorio para el peregrino, cinco columnas que levantan un poema de San Francisco para ser leído de cara al cielo a través de discretos cristales de vidrio.

Dos, Travesía año 2004

Si bien nuestra travesía correspondía ir a la otra orilla del paralelo 33 donde se ubica Valparaíso, el balneario Hermenegildo de Santa Victoria do Palmar es el poblado más próximo a dicho cálculo. La correspondencia exacta con el paralelo es un poblado que se ubica en la orilla poniente de la laguna Mirim impedimento natural de la costa atlántica que queríamos observar.
Nuestro propósito, realizar una obra: Umbral de las dos orillas, cuatro grandes paneles de metal recortados con signos a partir de dibujos de Valparaíso.

Tres, Travesía año 2005

Un posible encuentro entre estudiantes de diseño de Montevideo y los nuestros motiva el curso de nuestra travesía hacia la capital uruguaya. Sin embargo, el recorrido quiere abarcar un trayecto desde este borde pacífico hasta el borde atlántico recorriendo Uruguay de sur a oriente hasta su extremo más septentrional para finalmente volver a su capital, Montevideo. Atravesar un territorio casi por entero ha sido algo necesario y querido, así recorremos esa casa territorio, con ausencia de gentes, ausencia de poblados, ausencia de publicidad, bien se diría, en lo discreto de un suelo gobernable a la mirada por entero.
Nuestro propósito, realizar una obra: Mesa del espesor americano, una mesa-pentagrama de metales y tipografía en hormigón que señalan los nombres de los lugares de la ruta abarcada desde Valparaíso por este extremo y Cabo Polonio por el otro.

Cuatro, Travesía año 2006

Partimos al encuentro con el sol naciente en el atlántico. Costa uruguaya, Balneario La Paloma. El municipio contaba con un proyecto de renovación urbana para una zona del balneario, que retomaba la antigua huella que conformaba el eje y tránsito espontáneo de los visitantes de fin de semana, que luego de su jornada de playa, se dirigían a un parador antes de su partida en tren hacia ciudades interiores. Nos ubicamos en este renovado eje peatonal que en la actualidad reúne borde mar por un extremo y por el otro el Centro Cultural, que fuese el antiguo parador, en una zona destinada a la recreación y a juegos de niños.
Nuestro propósito, realizar una obra: Zócalo de lectura, que cantara la relación cielo tierra de nuestro continente. Para ello, al borde de esa calzada, 234 caracteres de un poema de amere ida inscritos en cubos fueron levantados a modo de zócalo junto a 15 baldosetas de hormigón con un grabado en bajo y sobre relieve con el texto poético que canta la renovada construcción de mundo ante la pregunta por nuestro suelo y cielo americano.

Conclusión

¿Para qué hacer todo esto? Para que inequívocamente los actos connaturales y cotidianos del hombre nos coloquen en ese extremar el sentido de la palabra poética que el texto de amereida nos señala como un continente a desocultar, para dar curso a lo elocuente y a lo discreto, tal camino han abordado estas travesías y sus consecuentes obras.

Por ello, el irrenunciable que fija la virtud de la obra es el texto. Su lectura va desde conformar una seña que aparece ante la mirada del paseante hasta un signo que lo detiene en un acto de recogimiento y encuentro con el texto.

Hemos realizado al menos tres distingos en la escala de lectura en las obras: aquel que potencia la propuesta de lectura como acto individual (2003); aquel que quiere inscribir al hombre en el acto colectivo de transitar y leer (2004 y 2006); y aquel que agrega y obliga la proximidad del tacto a la lectura (2005). Por último, el sentido de huella sobre un suelo al paso de los hombres, nos ha cobrado su aparecer en las obras aquí presentadas. Todas ellas han incorporado como calzada las desdibujadas y ocasionales huellas de ciclistas, veraneantes y pobladores. Se trata entonces que a través de los tiempos de lectura que estas obras proponen, remarcar el gesto de aquellos actos cotidianos.

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