octubre 1, 2004

Se incia el tiempo de Travesías

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Travesías año 2003

Existen personas que al escuchar el término travesía dentro del círculo académico, o más bien desde el área arquitectónica, suelen asociarlo a los típicos viajes de estudio en donde se busca conocer lugares turísticos o que poseen arquitectura patrimonial.

Sin embargo, la iniciativa que ha desarrollado desde 1984 la Escuela de Arquitectura y Diseño de la PUCV, y que tiene su origen en la relación de los oficios y la poesía en particular en el poema épico “Amereida”, tiene como propósito que los futuros arquitectos y diseñadores mantengan un punto de vista propio respecto a cómo el hombre habita América.

En cada uno de estos viajes profesores y alumnos de las tres carreras, han concebido, planificado, construido y regalado obras concretas nacidas en cada taller de la misma Casa de Estudios.

Este año los viajes del taller de segundo año se han extendido desde Valparaíso a la isla de Llancahúe en el sur de Chile, y los de taller de tercer año de Arquitectura a San Miguel en Brasil. Además, el recorrido del tercer año de Diseño, el cuál se llevó acabo por Asunción, Montevideo y Buenos Aires. Finalmente el círculo de siete mil kilómetros, trazado por el taller de primer año de Diseño, vinculando Valdivia, Península de Valdés, Buenos Aires y Viña del Mar.

Así, en cada una de las travesías se destaca el acto de erigir una obra, ocupación propia de los oficios de la Arquitectura y el Diseño. Estas obras se anclan en el fundamento de la enseñanza de la Escuela, pues a cada alumno le corresponde encarar una realidad de la extensión continental americana, siendo protagonista de la construcción de una obra en verdadera magnitud.

Además de ello, en el viaje se experimentan las dimensiones del diario vivir en donde desde la alegría del viaje y del entusiasmo creativo de los estudiantes, se da un campo propicio para la experimentación en los oficios que se asocian al día a día en el viaje y en compañía de compañeros y profesores.

De esta forma, el término “travesía” sugiere la analogía con un viaje en barco, en el cual surca la mar dejando una estela. Eso sí, pese a que la travesía pueda navegarse por fiordos o ríos, realizarse en tramos en avión, o por tierra en modernos buses, la idea no es perder el mismo punto de vista, el que dice relación con provocar el surco en el suelo americano, a modo de un acto fundacional.