abril 1, 2015

Íntima presentación del libro «Fotografías de Valparaíso»

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El día 30 de marzo, en una ceremonia reservada a la que asistieron el rector Claudio Elórtegui, la gerente general de Ediciones Universitarias de Valparaíso, María Teresa Vega, parte del cuerpo docente de la e[ad] y algunos cercanos a la escuela, se presentó el libro Fotografías de Valparaíso de Juan Hernández Tapia.

El evento, realizado en el Centro de Estudios Avanzados y Extensión de la PUCV, contó con una breve introducción del jefe del Archivo Histórico José Vial Armstrong, Jaime Reyes, quien hizo un repaso del trabajo del fotógrafo en la escuela y de su obra representada por una recopilación de los rasgos, la extensión, la gente y el significado del puerto.

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Prensa UCV

 

<<Todas estas imágenes (…) responden a una visión de la realidad. La gracia está en que algunas de ellas devienen en la construcción de la memoria. Estas fotografías de Valparaíso son una construcción de la memoria>>.

En la presentación también se recordó a algunos de los fundadores de la escuela como Fabio Cruz y Godofredo Iommi. <<Fabio Cruz nos enseñó qué es una construcción. Él pensaba que es la creación de cuerpos artificiales o artefactos hechos por alguien, (…)  un proceso por donde ha tenido paso un propósito mental>>.

Y es en el trabajo de Hernández donde se plasma este proceso de construcción, la memoria y la captura de la imagen y su luz en las postales de Valparaíso. En palabras de Reyes: <<En la fotografía sucede algo extraño y es que la luz del mundo material es la que es capturada ingeniosamente para ser luego devuelta en un nuevo cuerpo artificial>>.

Luego de la ceremonia, los asistentes disfrutaron de un espacio de conversación en un cocktail organizado por integrantes de la carrera de Diseño Industrial.

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Palabras de Jaime Reyes G.

Agradecimientos
Este libro, como casi todos los libros, tiene una historia larga de trabajos, de estudios y también de vidas. Lo primero que debo hacer es agradecer a todas las personas que contribuyeron a este proyecto. Son muchas y quisiera representar mis agradecimientos para todas ellas especialmente en algunos. En primer lugar al señor Rector, pues cuando comenzamos hace unos cinco años él personalmente nos hizo ver y entender que este era un proyecto importante para la Universidad, para la escuela y para Valparaíso. Luego quiero agradecer a Adolfo Espinoza, Encargado Mayor del Archivo, porque su responsabilidad y persistencia mantuvieron el proyecto vivo en los momentos en que este parecía desvanecerse. Junto a él estuvieron varias alumnas de diseño gráfico que trabajan en el Archivo. A Ediciones Universitarias de Valparaíso quiero agradecer que tomaran el libro como suyo, pues son ellos quienes lograron constituir materialmente todo el proyecto. A Manuel Sanfuentes y el Taller de Investigaciones Gráficas de la Escuela, que recibieron nuestro proyecto y lo transformaron en un bello libro. Y finalmente a don Juan Hernández, porque confió en nuestro Archivo, nos ha entregado el cuidado de su colección de fotografías (que son muchísimas más que las publicadas en este libro). Esperamos poder seguir trabajando, viviendo y estudiando gracias a este patrimonio.
Construcción de la Memoria
Las fotografías hoy son digitales y son omnipresentes; están rondando en todos los ámbitos de la vida pública y privada; inundan las redes sociales, las pantallas de todo tipo, el entero espectro visual del mundo actual. Hasta hace pocos años las fotografías eran un producto delicado, caro, lento. Hoy superabundan y pueden ser tomadas por cualquier ciudadano a través de los potentes dispositivos tecnológicos que hoy casi todos nosotros llevamos en un bolsillo. Yo pienso que estas fotografías nuevas no son mejores ni peores que las más antiguas; la diferencia en el medio de producción no hace la calidad o la cualidad de una imagen. Nosotros en el Archivo Histórico contamos y cuidamos una colección de más de 70.000 fotografías, en negativos, placas, diapositivas, papel, etc. que vienen desde la década del 40 hasta el año 2000, cuando comenzó el registro digital. Desde el 2000 hasta ahora contamos con otros miles más. Todas estas imágenes, independientemente de cómo fueron producidas, tienen una cosa en común. Son un punto de vista sobre la realidad. No es un punto de vista ni objetivo, ni total ni exacto ni perfecto; más bien responden a una visión de la realidad. La gracia está en que algunas de ellas devienen en la construcción de la Memoria.
Estas fotografías de Valparaíso son una construcción de la memoria.
La construcción
Nuestro querido Fabio Cruz Prieto nos enseñó tantas veces qué es una construcción. Él pensaba que construcción es la creación de cuerpos artificiales o “artefactos” (artificio, hecho por arte). Es un proceso en el que ha tenido lugar el paso de un propósito mental – “interior” – a una realización material – “exterior”; en otras palabras, el paso de una imagen a un cuerpo concreto material.
Fabio consideraba que este proceso contenía un hecho complejo y difícil de explicar; incluso decía que no era un paso sino un salto: relacionar dos dominios aparentemente contradictorios e irreconciliables: el del pensamiento (al cual pertenece la imagen), que es el de las abstracciones y generalizaciones; y el de lo material, que es justamente el de las particularidades. Lo llamaba una “adecuación impropia”; el salto necesario para construir artificialmente un nuevo cuerpo material. En el salto hay que seleccionar ciertos aspectos, decía él, los más eminentes, los más determinantes, los más eficaces; en vistas a la acción constructiva que pretendemos llevar a cabo. A este proceso selectivo según un punto de vista lo llamamos abstraer (abs – traer: traer separado). Y con las fotografías sucede algo extraño: es que la luz del mundo material la que es literalmente capturada, ingeniosamente, para ser luego devuelta en nuevo cuerpo artificial.
La Memoria
La memoria no es un repositorio de objetos mentales inertes, no es una caja de guardar. En el prólogo del libro hay una cita de Godofredo Iommi, contándonos que la memoria es nada menos que Mnemosyne, la madre de las musas. Entonces, cuando construimos una fotografía al modo como lo explica Fabio Cruz, lo que estamos haciendo es ofreciéndole a Mnemosyne un artefacto, algo hecho por arte. Le ofrecemos, en un salto ingenioso, la relación entre dos dominios aparentemente contradictorios e irreconciliables: el del pensamiento y el de lo material. Cuando esa relación acontece existe lo poético y surge lo abierto. La gracia de ofrecerlo a Mnemosyne es que ella no se lo va a quedar para sí, no lo va a conservar sólo en el ámbito de lo divino, sino que a su vez se lo ofrecerá a sus hijas, las musas, para que luego ellas nos devuelvan esos artefactos de luz cuando estemos en mitad de nuestras arduas tareas y trabajos, para que las obras cotidianas de nuestros propios oficios queden así iluminadas. Y esto es un magnífico regalo para cualquiera cuyo oficio sea llamado a la construcción del mundo, y sobretodo para quienes obramos en Valparaíso.

Gracias

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