Me interesó que la PUCV tuviera convenios con universidades y que diera la opción de elegir el destino de sus intercambios. Así, en enero de 2013, junto a Josefina Torres -amiga y compañera de Arquitectura- partimos rumbo a Roma.

El desafío de seis meses fuera abarcaba desde lo más cotidiano a lo más complejo. Había que aprender a vivir como residentes, con los pros y contras de la cultura italiana. Tuvimos que integrar un taller de 80 estudiantes, y esmerarnos en alcanzar el nivel de sus entregas para poder aprobar la asignatura. Nos tocó viajar y conocer lugares en los que nunca antes habíamos estado… Pero lo más urgente era aprender el idioma; no solo por una necesidad básica de comunicación, sino porque teníamos que defendernos en los exámenes orales.

Durante el semestre académico, participamos en un workshop de Architettura e urbanistica en los restos etruscos de la ciudad de Sutri, trabajando en grupos con alumnos argentinos, españoles, portugueses, brasileros e italianos. Tomamos un curso en el que se estudiaba las teorías y expresiones arquitectónicas entre los siglos XVII y XXI, desde el Barroco hasta la época contemporánea, cambiando la perspectiva del hemisferio sur y situándonos en la península itálica. Aprendimos principios de física técnica, evaluando las diferencias constructivas de un país cuyos sismos son considerablemente menores en comparación a Chile.

En taller nos tocó diseñar un conjunto habitacional con criterios de Social Housing en la localidad rural de Terni, a 74 kilómetros de Roma. Comenzamos en grupos de a ocho, y luego desarrollamos el proyecto entre las dos. Nos presentamos a examen con juego de planos completo, láminas, croquis y maqueta.

En Marzo nos sorprendió la renuncia de Benedicto XVI, los días del Vaticano sin pontífice, la incertidumbre de los fieles, y el mundo entero que volcó su atención a la ciudad-estado. Estuvimos en la Piazza di San Pietro para el Habemus Papam y podemos decir que fuimos testigos de la reacción perpleja de los europeos por la elección de Jorge Mario Bergoglio, el primer cardenal latinoamericano -y, además, jesuita- en la historia de Roma.

Viajamos en avión a España; en barco, a Grecia, Turquía, y el territorio de Italia insular: Sicilia y Capri. Fuimos en tren a Nápoles, Pompeya, Asís, Venecia y Florencia, y desde ésta última cruzamos a Suiza, Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, República Checa y Hungría.

Convalidamos cuatro de las cinco asignaturas que postulamos, y vimos prácticamente los mismos contenidos que nos correspondían en el año. Fue una experiencia que recomendaría, sin desaprovechar la oportunidad de estudiar. Cada universidad tiene una visión diferente, y más aún cuando se relaciona al lugar donde se emplaza. Poder estudiar Arquitectura en Roma Trè fue totalmente distinto a estudiar en la e[ad], por un arraigo a la ciudad que define y configura. El tiempo de intercambio no es un viaje más, sino que tiene la potencia de convertirse en parte significativa de nuestra formación como arquitectos.

Nicole Aris

Alumna de Arquitectura e[ad]