enero 8, 2014

Facultad de Arquitectura y Urbanismo celebra Ceremonia de Titulación de un nuevo grupo de alumnos

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El martes 7 de enero en la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso se llevó a cabo la Ceremonia de Titulación de los alumnos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la PUCV, a la que pertenece la Escuela de Arquitectura y Diseño, que obtuvieron su título y grado durante el período académico del año 2013.

En esta ocasión, un total de 113 estudiantes pertenecientes a las carreras de Diseño Gráfico, Diseño Industrial, Arquitectura, Licenciatura en Arte, y a los Magíster en Arquitectura y Diseño Mención Náutico y Marítimo, y Mención Ciudad y Territorio recibieron frente a las autoridades de la Universidad y sus familias sus respectivos diplomas.

Se dio inicio a la ceremonia tras una bendición, y luego se dirigió a los presentes el Dr. David Luza, decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, quien recordó a los invitados, especialmente a los de la e[ad], la importancia de la fecha de esta celebración: el día del nacimiento de Alberto Cruz Covarrubias, de quien la Escuela tuvo que despedirse en septiembre de 2013. El arquitecto recordó dos pensamientos propios de quien fundó la e[ad] como se le conoce hoy, rescatando el cómo se constituye el oficio, y el concepto del nosotros, reflejado en el rostro de ustedes.

Posteriormente, se hizo entrega de los títulos, seguido de las palabras del rector de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Claudio Elórtegui Raffo, quien felicitó a los titulantes y les animó a continuar en el oficio, bajo la idea de vida, trabajo y estudio. A continuación, los alumnos representantes de cada carrera se dirigieron a los presentes, en especial a sus ahora colegas, instando a recordar lo aprendido durante esta etapa.

Para finalizar, se invitó a los asistentes a un brindis que se realizó en el patio de la Casa Central de la PUCV.

 

Discurso Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Dr. David Luza

Acercándose la fecha de este acto, las singularidades  fueron surgiendo: 113 estudiantes que recibirán sus distinciones, 339 invitados que acompañan, 40 profesores que acogen. Pero, por formación, no vemos por cifras, sino por significación espacial; la cifra no es siempre la medida para apreciar la realidad, no cabe el somos muchos o pocos, y recordé la definición de Aristóteles, sobre cuando hay ciudad,: “un cierto número de habitantes, que sea capaz de reconocerse”; la medida no es la cierta cifra, sino que la capacidad de  reconocerse. Aristóteles se refería a la polis, la ciudad locuaz; otros, como el filósofo Ortega y Gasset agrega la condición física del espacio de la polis: “se daba al aire libre, pero rodeados de los muros que constituyen el interior apartado de los campos del trabajo”. El urbanista Goitia se atrevió a decir que había visitado grandes aglomeraciones de habitantes, pero sin ciudades. Me permito hacer un paralelo en cuanto el ser de la universidad. En tal sentido, se puede visitar recintos donde hay aglomeraciones de alumnos, gigantescas infraestructuras y magníficos equipamientos, pero no necesariamente esta ahí la universidad.

Somos testigos que nuestra universidad no va en la dirección de convertirse en una masa difusa e innumerable. Cuando  Aristóteles se refiere al ser capaz de reconocerse, quiero pensar que se trata de un acto de saber ver, no solo identificar; saber ver es distinguir y comprender, es reconocer las huellas y los nuevos trazos en cada uno, y cuando uno puede ver ambas dimensiones, es cuando se ha generado una cierta intimidad con el otro. Esto puede explicar el gozo cuando se reúnen a mirar las fotos antiguas, de cómo eran cuando ingresaron al primer año, por ejemplo, y es inevitable la risa; pero lo desatado es más que una simple risa, es la alegría propia de reconocerse en una intimidad, ver lo nuevo sobre lo inicial, sin nostalgias de pasado ni de futuro. Puro presente.

Una señal del presente son las fechas. Hoy, un martes 7 de enero, pero en 1917, nacía Alberto Cruz Covarrubias, quien fuera arquitecto fundador de nuestra facultad; hoy hubiera cumplido 97 años. En esta ocasión, Alberto nos acompaña a través de dos afirmaciones: la primera, en 1959, cuando responde a la pregunta cómo se constituye el oficio, dice: “cuando es posible develar la intimidad”, solo en ese momento no la conoce, la vida, por cosas exteriores. Los oficiantes de la intimidad saben leer, saben construir el rostro que tiene el espacio, y porque comprenden y ven el espacio, llegan a comprender más la vida; y porque comprenden más la vida, ven cada vez más profundamente el espacio.

La segunda afirmación es una breve frase, de sus últimas clases, reconociéndose frágil de salud y de voz, sentado en las dunas de la Ciudad Abierta, dijo: “para decir del nosotros, me sostengo en el rostro de ustedes”. Aspiro a pensar que su fragilidad y la significación de sus palabras eran auxiliadas por el rostro de ustedes. Lo dicho por Alberto, en los inicios como en su ultima etapa, trasciende de lo necesario, de lo que faltaba por saber; trasciende  para dignificar el presente del otro y su espacio. Lo inalterable entonces es este acercamiento entrañable,  sin imposiciones, esto es lo fundante. Entonces, como institución podemos salir triunfantes o algo rasmillados según los indicadores que nos apliquen, podemos  iluminarnos o ensombrecernos por las circunstancias propias de la época que nos toca vivir; lo de turno, en tal sentido, es un deber como institución: revisar, mejorar, sostener, metodologías, actividades e incluso reformular ciertos principios, pero no podemos fallarle a la cultura de la intimidad; cada uno de ustedes es responsable de lo que somos sus docentes ahora, es una magnífica y digna dependencia.

Hoy es un acto en el que tenemos presente la memoria, la distinción, los afectos, la reflexión, la dignidad, la belleza, la celebración, está completo, y todo en cuanto se refiera a la alegría de vivir, no le es ajeno. En este aire libre rodeado de aulas, donde hay un cierto numero de habitantes ejerciendo el reconocimiento, me permito en nombre de todos sus profesores, darles las gracias, desearles el mayor de los éxitos o mejor aún, lo mejor para sus vidas. Felicidades a cada uno de ustedes.

7 de enero 2014.

 

Discursos titulados representantes de cada carrera

 

 

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