marzo 6, 2012

Clase 1 Trimestre I 2012

Categorías:

Carlos Covarrubias: Vamos a comenzar el taller, un taller que hace años se llamaba Taller de América, y de repente se gira y empieza a tomar el nombre de Amereida. La Eneida de América, este viaje “quebrado y anhelante” tras la poesía que hace el oficio para mirar América; mirarla de frente, cara a cara, sin miedo.

Resulta –porque las cosas resulta– que este año se cumplen 60 años de andar por América así: poesía y oficio, oficio y poesía. Y estos 60 años nos traen una palabra para este año, una palabra que dice del tiempo, dice cómo es este tiempo, y la palabra –y tenemos la suerte de que sea así– es un verbo, no es un sustantivo, y el verbo es celebrar. Estamos en el tiempo de celebrar, y este año está dedicado desde el primer instante hasta el último, a descubrir qué es esto de celebrar, de celebrar que a la fecha, en este ahora y aquí, exista esta escuela con su poesía y oficio, oficio y poesía, alumnos y profesores, y su entorno que lo ayuda a ser lo que es y que esté viva; podría haber estado muerta, pero está viva.

El Taller de América no va a ser otra cosa que ir olfateando, observando, meditando, dibujando aquello que se perfila, se pone a veces de canto, a veces se pone de plano, a veces se va al fondo, a veces se nos va en la penumbra, aquello que es celebrar; y el verbo celebrar tal vez en la poesía puede ser que se transforme por el oficio, arquitectura y diseño, en celebración. Esta es la tarea, este es el acto de este año.

Andrés Garcés: Celebramos sesenta años de experiencias vividas, seis décadas de arquitectos y diseñadores que han sido formados por una visión que desde su origen conjuga, pone en juego, la relación de poesía y oficio, luego de sesenta años, como dice Carlos, podemos celebrar esto.

Una nota: Las líneas en fuga de la velocidad se contraen y dilatan entre sí, no van todas juntas desde o hacia un solo foco. Así, las líneas fluyendo a un mismo centro; si por un instante miramos a través de un elemento, puede ser un ventanal o algo que nos separa de otro instante, pero si reparamos con un cierto aumento, vemos que estas líneas que parecen yendo hacia un mismo lugar, no van todas al mismo lugar; si miramos con cierto aumento nos damos cuenta que las líneas no van todas al mismo foco. Y si en otro instante miramos con un nuevo aumento (X2), veremos que este conjunto de elementos dispersos, pero reunidos entre sí, forman –habría que ver de qué manera si es en profundidad– una agrupación de focos que reunen un conjunto de líneas que van o vienen a ese foco.

Tal vez este pueda ser el orden en su estado, visto a través de otro aumento (Xn), tal vez este puede ser el orden de lo que diríamos, la bandada, que comenzando como “pueblo de palomas”, como nos dijera el poeta, hoy deviene como “pueblo de estorninos”. Para esto es evidentemente fundamental la Música de las Matemáticas, que puede construir el teorema de cómo nos desenvolvemos cada vez estas seis décadas.

Segunda nota: argumento, sería una suerte de razonamiento, una trama con la cual se responde o construye un discurso, ustedes saben, una suerte de perístasis; en la escuela hemos distinguido seis momentos:

  1. Proto Escuela
  2. La escuela propiamente tal
  3. América, con la primera travesía
  4. Amereida, el poema
  5. La Ciudad Abierta
  6. El Mundo, la relación con los otros; por ejemplo con los doctorados, que los profesores ya han trabajado un poco más de una década en esto.

Dentro de estos momentos, y para poder comprender, en el sentido de emprender juntos, de hacer algo juntos, la escuela ha tenido cerca de catorce axiomas o acciones relevantes, voy a nombrar algunas, después los profesores podrán complementar lo que planteo:

  1. La poesía del ha-lugar.
  2. La Música de las Matemáticas.
  3. Las Travesías.
  4. La Ciudad Abierta.
  5. El Taller de Amereida.
  6. Los actos poéticos y la phalène.
  7. La fiesta, la celebración.
  8. El juego, los torneos.
  9. La fe de San Francisco.
  10. Los Ex Alumnos, más de mil ochocientos ex-alumnos que han salido de todas las generaciones y que son el reflejo en el mundo de esta visión, relación poesía y oficio.
  11. El programa educativo de esta escuela, paradigma en la educación de Chile: observación, acto, forma.
  12. El programa de doctorados, implementado primero en arquitectura y ahora en diseño.
  13. Los proyectos públicos, los primeros proyectos, la capilla Pajaritos, el proyecto Achupallas y los nuevos proyectos que la escuela está implementando.
  14. La santidad de la obra.

La invitación es poner sobre la mesa estos axiomas que la escuela ha instaurado en el escenario de Chile y del mundo.

Manuel Sanfuentes: Hemos querido partir este taller no dentro del régimen habitual del Taller de Amereida, que lo vamos a desarrollar todos los miércoles, pero este día podemos reunirnos todos en lo que entendemos por escuela, desde el primero hasta el último, con toda la tradición de los sesenta años hasta los que llevan 5 días. Pensaba que en realidad más que celebrar sesenta años –si un árbol cumple sesenta años no hay mucho que celebrar–; no es una efemérides, lo que celebramos es al oficio y a la poesía, celebramos la unión de esas dos cosas, ese es el hecho inédito que hasta el día de hoy nos encuentra en la misma situación inédita cada vez; si lo tuviésemos resuelto habríamos cerrado la escuela hace ya mucho rato cuando ya se da por superado un cierto estado.

Pensábamos que en el Taller de Amereida de estos 2 primeros trimestres se trata de abordar el cómo se ha ido dando esta relación entre poesía y oficio, a través de obras, actos, experiencias, situaciones, dibujos, etc., cómo todo esto y estas obras dan cuenta de ese modo de operar, más que una problemática arquitectónica, de diseño o poética… es cómo a través de todo este tiempo, ese vínculo entre esas dos cosas, esta co-generación, esa voluntad explícita de trabajar con la poesía ha dado a luz el cómo se comprende o entiende como una escuela. El Taller de Amereida parte con esta situación pequeña, particular, íntima de cada uno, pero va a ese grandor de todo este año que se va a trabajar con la celebración de estos 60 años; no se trata de generar una expectativa del resultado, pero se trata de trabajar en este acto que tiene una duración de todo este año. No quisiera ahondar mucho, pero si quisiera anticipar que vamos a trabajar con los profesores y los talleres para que desde ello estas experiencias sean explicitadas.

El taller siempre dialoga en esta dimensión del oficio que traza en el pizarrón y la palabra que susurra adelante de él; están esas dos situaciones, y ese diálogo es la construcción de este sentido, cómo el presentarse de estos lineamientos que han surgido en la escuela –ya sean desde las primeras ideas hasta lo último que se está pensando– y cómo ellas hablan en esa creatividad, de esa abertura que es el desconocido.

Pensaba lo siguiente para ver cómo es el registro del taller, se escribre, fotografía, la web, vamos a hacer lo siguiente: Antes que un cuaderno que tiene un cierto inicio de un grandor, vamos a trabajar en un pequeño formato que lo llamamos un carnet –existe el nombre carnet para un cuaderno pequeño como éste. Arthur Rimbaud, cuando decide ir donde los poetas a París, en plena época de la Comuna, época de barricadas, lo toman preso y le quitan su carnet, y lo toman preso por lo que decía en su carnet; es casi como un pasaporte, una intimidad de bolsillo, es la contractación de una gran lámina, con un formato homogéneo, se los dibujo en la pizarra.

Se va a tener un solo pliego, si alguien se excede un poco más puede hacer otro cuaderno, pero la medida es un pliego de 77 x 110 cms. Dos páginas de corte serán 13,75 x 19,25 cm, serán 32 páginas así para que sean 64 páginas así. De manera que el miércoles cada uno tendrá su propio carnet. La tapas serán de cartulina negra.Una última cosa, para otorgarle a la página una dimensión plástica que viene de afuera que le dará ciertas directrices a cada página; ya doblado ese formato, lo voy a girar y doblado me quedará así, y acá estarán los corchetes; vamos a dejar 1,5 cm. como margen virtual superior; o sea que virtualmente estará un cuadrado, se trata de usar eso como una grilla, y en esa grilla yo pongo las letras que conformen mi nombre, cada uno tendrá su cuaderno perforando la letra inicial de su nombre. El próximo miércoles podrán traer su cuaderno.

El lenguaje en que aparece el oficio y la poesía es un lenguaje bicéfalo,  trata con la palabra y trata con el dibujo, está siempre en ese ámbito. Con estas perforaciones le estamos otorgando a la carpeta una dimensión de dibujo persé, de manera que la página ya tiene una cierta traza con estas perforaciones.

Para primer año y para curso superior se construye el mismo carnet, se trata de lo siguiente: en el ámbito de la celebración hay un ámbito también de exposición, en general estamos en una situación expuesta, y vamos a encontrarnos durante el año con muchas cosas, hablando nosotros mismos desde dentro hablando con otros de estas cosas. Serán trescientos ochenta carnets que van expuestos en la exposición de los sesenta años –se expone el Taller de Amereida de este año. Alberto me comentaba que en un formato así de pequeño la forma se presenta como dada o ya definida, y desde ahí se extiende a un formato mayor.

Una última nota a pie de página: El Taller tiene bastantes lecturas; Amereida de entrada, y nos vamos a referir al origen de todo este pensamiento; todo este universo en el que nos encontramos, un universo inédito que nace desde el comienzo de las escuela en 1952 hasta el día de hoy; es el dentro que tenemos y ese es el ámbito celebrativo, es eso lo que se expone. Sin embargo todo esto, nuestras obras y quehaceres están en el mundo, están fuera de nosotros, en la ciudad, construyendo el mundo, a eso estamos llamados. Y cuando empiezan a aparecer estas obras inéditas, estas cosas nuevas, el  mundo las empieza a mirar, ver y tratar, pero desde fuera pero con una cierta contigüidad creativa. Como el caso de San Ignacio cuando decide formar la Compañía de Jesús (1400, 1500), para dentrarse en todo el conocimiento y la sabiduría, él dice “yo debo ir al colegio”, ya mayor vuelve a esa instancia para prtir de nuevo; generalmente ese ejercicio al revés no se hace, se vuelve; se trata de que uno debe “volver”, encontrarse con lo otro para verse a sí mismo… Me refiero a un libro recién editado titulado Objetos para Transformar el Mundo, un estudio del arquitecto argentino Alejandro Crispiani sobre el Arte Concreto-Invención entre Chile y Argentina entre los años 40 y 70. Exactamente el ámbito de donde venía Claudio Girola y Godofredo Iommi que son 2 fundadores de esta Escuela. El libro sigue el hilo de ese arte concreto y cómo devino en los postulados de esta escuela. Estamos enfrentados a que el mundo diga muchas cosas de lo que hacemos nosotros, podrán decir infinidad de cosas incluso inimaginables; se trata de tener este tipo de lecturas para construir un espacio para hablar con los demás; podemos hablar entre nosotros, pero la mitad de lo hablado será un sobrenetendido, cuando se habla con los demás hay que subentender todo. El taller de América va a adentrarse en ese diálogo con el mundo y qué del mundo es posible de ser transformado.

Alberto Cruz: La última parte, por tradición nuestra, está dedicada al nosotros que, el nosotros es todos los profesores y todos los alumnos, que conjugan el nosotros; siempre me toca hablar en nombre del nosotros, y ahora me pregunto desde el nosotros cómo ha sido posible todo esto; es posible porque –tenemos que admitir– que es algo que está bien dibujado, el dibujo se da en los trazos, en el papel, en la pizarra, en un muro y se da también en una situación, en un tiempo, en una ocasión, se la dibuja; en ese sentido es un dibujo que se traza en el espacio y que se traza en el tiempo, y tenemos que admitir que está bien dibujado.

Pero por qué nos atrevemos a decir que la marcha de estos sesenta años ha sido y está siendo bien dibujada, porque nosotros no hemos tomado el dibujo como un hábito solamente, el hábito de estar dibujando, el hábito de dibujar; no, nosotros hemos introducido el acto, que no es el hábito, el hábito es el ocurrir en lo ordinario, y el acto es el ocurrir en lo extraordinario. El dibujo nuestro ocurre en el acto, la observación dibuja como dibujo, un dibujo de acto, no un dibujo de hábito, un dibujo que dibuja lo extraordinario; entonces es allí donde resulta que nos hemos venido siendo capaces de un buen dibujar.

Entonces un buen dibujar en sí mismo y por sí mismo tiene una virtud, tiene una potencia, tiene un algo que diríamos: el derroche, en sí mismo algo dibujado en el acto del dibujo como acto, lo que se dibuja es con un interno derroche de sí mismo, por eso el ser alumno durante los cinco, seis años, desarrollan en sí la capacidad de derroche en lo extraordinario, en ese sentido son derrochadores.

Ahora bien, esto de ser derrochadores, esta potencia que nos hace el buen dibujar, como un acto, que transforma el hábito en acto, nos lleva a la poesía. Y en esta mañana que se habla de celebraciones, recuerdo una celebración de uno de los poetas que dijo así: “y las arcas que derrochan precauciones”, y quedamos ante la poesía en silencio, no sabemos que las arcas derrochan precauciones; cuál es el significado de lo que está diciendo y el sentido, quedamos en silencio; o sea, el derroche nuestro se da ante el silencio de la palabra poética.

Este es el asunto, esto nos explica en lo que estamos, esto nos explica lo que somos, en este año de celebración de los sesenta años que van a ocurrir tantas cosas que podríamos tener unas clases en que el gesto del buen dibujo del espacio fuera en una magnitud tal que se traza en el aire, entonces la escuela entera se pone aquí y Miguel Eyquem pasa volando y señala unos trazos de lo que es el derroche en la magnitud del derrochar la dimensión; eso puede ser una cosa que nosotros podemos pensar para que todos maduren en lo que están, en su derroche y silencio.

Noticias relacionadas