julio 27, 2008

Dibujos de la Intimidad: Travesía Huinay 1995

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San Ignacio de Huinay 1995

El registro de la travesía a través del dibujo

Los dibujos que se presentan aquí no están pensados como croquis conducentes a la observación, son más bien de complacencia, ello significa que el aquí y ahora propio del dibujo de observación se ha trastocado en el tiempo de su realización, por una parte registran un instante de la travesía y por otro se achuran en un tiempo distendido para reflexionar sobre lo dibujado. Se trata entonces de achurar para otorgarse el tiempo de la contemplación, la distancia necesaria de la faena y de la condición de profesor, es decir el dibujo como una intimidad. Esta intimidad que se da solo en la distancia de lo contingente y en la soledad que trae el trazar sobre un papel que a medida que se llena de color se va tramando de cuestionamientos sobre diversas materias. El dibujo así es la construcción de un silencio, una distancia y a su vez una profundización. Cuando se es profesor y se viaja en travesía, la proximidad con el grupo de alumnos es tal, que es necesario construirse un espacio de intimidad, ello es necesario para resistir las dificultades de la convivencia y de las inclemencias. Se trata entonces del dibujo que libera la interioridad y que cuida de la exterioridad del ser profesor. Mantener la lucidez y la templanza necesaria que demanda la labor docente y la obra por realizar. Cuando digo esto, digo también de la dedicación y las dedicaciones; del mismo modo un alumno habrá de construirse este tiempo interno y reflexivo.
Es muy común que al retorno de la travesía los alumnos presenten una gran cantidad de dibujos realizados en el bus y de faenas como el almuerzo, la comida y el campamento de noche, ello por que sus tiempos de detención en el dibujo están precisamente en los descansos de la faena de obra y por que el largo viaje pide de esa intimidad que el dibujo regala. Señalo todo esto por que es necesario entender el dibujar no solo como una herramienta, sino como un modo de aproximación al mundo en el que habitamos y también al mundo que reflexionamos.

De los dibujos y sus anotaciones

  1. Toda travesía requiere partir y partir siempre adquiere figura. Esto es la figura de un dibujo que diga del lugar como también de nuestra presencia en él. Dibujar un terminal de buses con más de una mirada, aquí dos en la misma página. Se dibuja el lugar y a nosotros en él, una mirada que requiere fugarse del punto de vista natural, así una travesía parte a lo menos con dos miradas, una de la naturaleza, o de aquello que se presenta y la otra de una invención que el dibujo requiere para hacer aparecer el artificio que de por sí propone a tal naturaleza.
  2. Una travesía es ir, aquí en un bus. Dibujar en el bus es recoger desde múltiples miradas lo blando, aquello que hace que un bus se haga hóspito en el ir.
  3. Esta travesía que lleva sus objetos que la acotan, aquellos que permiten ponernos en acto. Se trata de dibujar el debate de tal acción, se esta permanentemente dibujando el ir con las cosas que nos acompañan. Este modo de permanecer en el dibujo, quiere medir la realidad de lo pensado antes de iniciar el viaje, así el dibujo para este profesor se hace medida de la obra verificándose.
  4. Dibujar y debatir en el propio dibujo, se trata de buscar la coincidencia entre expresión y estructura de la forma que portamos, así el dibujo se debate por una parte como medio de verificación, y por otra se verifica así mismo y a su ves se otorga el tiempo para disputar la representación de lo dibujado.
  5. La representación aquí se hace tiempo para traer a presencia y tiempo para poner en otro estado el espacio original de lo dibujado. Así el mar no es azul, si no que es la luz que baña tal superficie, del mismo modo las personas no son volúmenes llenos, si no que vacíos contorneados que se dejan atravesar por la luz que se quiere representar.
  6. El tiempo del dibujo, en esta ocasión dos momentos distinguibles en un mismo dibujo, el primero dice del registro rápido, de aquello que ocurre en un preciso instante, este dibujo fija y detiene por los perfiles. El segundo que dice de reconstruir la luz de tal ocasión, así el cielo y el mar distintos del cerro y el bote. Lo distinto en cuanto el dibujo otorga un tiempo para recoger tal distinción. Aquí el dibujo distingue desde sí.
  7. La representación desde la luz en el dibujo, la sutil luz del ocaso, forzada al extremo de su color, el rojo aquí como representación del ocaso. El dibujo no es solo registro del acontecimiento, si no que también del tiempo en el cual transcurre, así el tiempo baga entre el azul y el verde del dibujo anterior al rojo de la representación del ocaso.
  8. Una travesía construye su continuidad, ella va marcando sus momentos y transcursos, así la vida en una travesía se puebla de cosas, se esta ante ellas desde la misma disposición, así una tetera y el espacio en el que se encuentra requieren de aparecer por igual y en la misma potencia, puesto que todo adquiere significancia, el croquis debe dar lugar a tal significado.
  9. Los momentos y ocasiones: día a día la travesía requiere renovar su espacio (esta ves el aula), a cada instante distinguible es pensable su propia expresión. El dibujo es una manera de adelantar tal distingo, el se hace proyectivo, permite proyectar tal cambio. Así el dibujo no es solo registro sino también proyección.
  10. Dibujo que proyecta la jornada: esta ves un almuerzo, lo que cambia desde lo que se dibuja, su aparición, el dibujo permite remirar, él propone su cada ves y conjuntamente permite leer el cada ves en nuestro acontecer.
  11. Un detalle: una mirada que se aproxima. Cuando conversamos no lo hacemos solo con la palabra, también lo hacemos con nuestras manos que re dibujan lo que decimos, el dibujo también dice de este doble acontecer en un mismo acto, en cuanto él construye en simultaneidad a lo menos dos miradas, una que registra el total, y la otra que se detiene en ciertos fragmentos, ambas y al unísono reconstituyen lo mirado.
  12. Un croquis dice también del tiempo, él inventa el modo de detenerlo, pero a su vez, es en la detención que todo dibujo propone, recoge lo que se mueve, un croquis a de recoger la velocidad. El espacio se puede fijar, pero lo que se mueve ha de recogerse como transcurso.
  13. Aquí el color como representación, la irrupción del suelo, la permanente presencia del suelo en travesía.
  14. El dibujo para decir algo a otro: se trata de decir a los colonos sobre el Cristo que hemos construido a modo de un regalo, así el dibujo como modo de presentar este regalo, se trata de hacer presente, presentar, aquí el dibujo quiere decir de su presentarse.
  15. Vuelvo al tiempo que el dibujo otorga: Dos modos de representar, achurar y pintar, ambos modos vienen a otorgar tiempos distintos de reflexión, se trata de que cuando achuramos, nos otorgamos un tiempo para pensar mientras lo hacemos, no es un dibujo del subconsciente, nuestro dibujar es consciente, tampoco es la pura complacencia, se trata de la mano y el ojo en la tensión de una cierta palabra.
  16. En esta travesía el croquis como registro da lugar a la expresión que el dibujo adquiere mas allá de la representación del acontecimiento, del mismo modo viene a permitir pensar en lo que cada lugar guarda como potencia de acontecer, es decir permite aunar palabra y forma, pensamiento y trazo como figura que se adelanta, así un croquis registra la naturaleza y da lugar al artificio que en tal naturaleza puede ubicarse.
  17. El registro de los objetos realizados durante la travesía, esta vez desde su geometría. Así el croquis es ocasión de fijar la figura que la propia travesía desprende, así como de repensar tal figura desde su propio dibujarse.
  18. Un croquis disputa también su completitud, así él podrá seguir dibujándose sobre sí mismo, pero aquí ya no se esta en el dibujo que disputa desprender una observación, él se vuelca sobre sí mismo, deja de representar la realidad para encontrarse con la abstracción que por si mismo propone.
  19. Entonces, dibujar en travesía es mas que la mirada única y prevista, el ir también modifica el modo de ver, él deja ante la velocidad y lo fugas del que va de paso, así como ante lo simultáneo de lo natural y lo artificial, o de la lejanía y la proximidad. De este modo el dibujar en travesía se hace fundamental, pues es desde el dibujo que una travesía puede volver, no solo como registro, (bastaría para ello con una fotografía), se trata de volverse con una cierta palabra que en disputa con el dibujo, habrá de conformar una cierta visión.