mayo 15, 2007

Fundamento del Proyecto: “Trece Cachalotes o la Dimensión Poética de un País”

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Poética de la Propuesta

Hace algunos años Ignacio Balcells, poeta que dedicó su vida y su obra al mar, le encargó a este escultor la creación de trece esculturas que el llamó «Cachalotes», para ser ubicadas en el risco sobre el mar, rodeando su casa allá en la caleta de Quintay. Según sus propias palabras, se trataba de seducir a estos grandes cetáceos para que volvieran por su propia voluntad a habitar las costas de la ballenera.

La muerte del poeta llevó al escultor a pensar que este proyecto, como homenaje póstumo, se podía extender asociando cada cachalote a una región de Chile y así concebir el país con la dimensión que él le soñó: la destinación oceánica de nuestra nación.

Es importante recordar que el 21 de Junio de 1947, bajo la presidencia de Gabriel González Videla, Chile proclamó en forma categórica la soberanía sobre el mar y su zócalo adyacente a sus costas por una extensión de 200 millas marinas, lo que triplicó la extensión de su territorio. Cabe señalar que tras una ardua disputa diplomática la comunidad internacional aceptó y respetó la tesis de las 200 millas. Este hecho de tremenda significación económica, social, política y cultural no tuvo en país la más mínima resonancia; pero hoy, dada la importancia que va adquiriendo el frente del Pacifico Sur, sería el momento para que el mundo cultural tomara la vanguardia en proclamar y celebrar la compleja dimensión de esta realidad.

El encargo que el poeta le hizo, se manifestó a través de trece poemas que consisten en trece evocaciones del Pacifico; los nombró «Trece Cachalotes para el Escultor con Trece Trampolines para el Arquitecto», porque no concebía estas obras sin un arquitecto que las emplazara.

Así, la tarea del escultor consistió en asignar a cada región del país un cachalote, a excepción de la quinta Región que lleva dos: el propio de la región y el de Quintay donde el poeta intuye su muerte. De momento queda fuera del proyecto la región Metropolitana que no es adyacente al mar en espera de una proposición de emplazar el conjunto entero, a menor escala.

Este proyecto sueña con un Chile orlado en toda su extensión por trece Plazas de Mar en las que se alcen estos monumentales cachalotes con su respectivo poema, más el decreto ya mencionado y un mapa del nuevo y amplio Chile en el cual estén señalados los trece puntos. De ahí el nombre de esta exposición itinerante, que es la manera de mostrarle al país el proyecto «Trece Cachalotes O la Dimensión Poética de un País”.

Esta exposición, que de alguna manera adelanta el anhelo de construir estas Trece Plazas de Mar, quiere dejar en evidencia el cálculo artístico con que se concibió la creación de las trece esculturas. Y para guardar este máximo de fidelidad al origen poético creativo, se concibió un proceso que va de la hoja manuscrita del poema que se convierte en dibujo, a la pintura que se vuelve despliegue y que finalmente se yergue como escultura.

El sentido de la exposición es el de llevar a todo el país esta iniciativa como una buena nueva para asignar lugar, proponer y construir una a una las trece plazas de mar en un plazo no mayor a tres años y así llegar a las celebración del Bicentenario en un Chile con una inequívoca destinación y voluntad de mar.

A propósito de la figura del Cachalote

La fisonomía de este cetáceo, como la de todos estos mamíferos colosales, es un misterio si uno quiere considerar el ser vivo y en su medio natural. Es un animal tan grande que uno nunca está frente a él. Más bien queda frente a una porción de él. Melville lo definía como el único animal sin cara porque allí donde debiera estar, se adelanta una mole enorme ocultando las pocas facciones que la evolución le permitió.

Las raras ocasiones en que un observador natural ha avistado a uno de ellos, lo que ve es un juego de formas del agua que se abre para dejar entrever algo de su fisonomía.

En realidad, cuando un hombre sensible es sorprendido por la aparición de uno de ellos, lo que ve es un ritual erótico entre la inmensidad y la grandeza y de esta manera tanto la inmensidad como la grandeza adquieren sentido y el mundo su real dimensión.

La forma de los 13 Cachalotes tiene que ver con esto; cada uno de ellos es la forma de un momento de la aparición de ese rito complejo al cual acuden a conformar el cetáceo, el mar, el tiempo y el mundo.

De esta manera el juego formal que le da figura a las esculturas parte de cuatro dibujos, digamos representantes de los cuatro puntos cardinales, que cortan la hoja, cada uno de ellos en 10 áreas de distintas formas y tamaños, digamos los diez primeras renglones de Moby Dick. Luego el siguiente paso es una especie de danza plástica en la que cada dibujo con sus 10 elementos se separan en el plano y se ensamblan en el espacio. Tres veces de distintas formas en tres de ellos y cuatro veces, también de distintas formas en uno de ellos para así completar el encargo de los Trece Cachalotes.

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Dibujo primero que se convierte en la plantilla de corte de un cachalote

Estos cuatro dibujos originarios que dan la partida a los trece cachalotes surgen de escuchar los poemas desde una sensibilidad genérica como si se trataran del sonido de las marejadas. Ellos son en su simplicidad la abstracción de aguas turbulentas. De cierto modo ellos dan cuenta de la estructura literaria de los poemas. De esta manera recogen en su estructura formal las dos estrofas de cada poema dividiendo el plano gráfico del dibujo por la diagonal. Casi podríamos decir que el dibujo se divide en dos por la diagonal, siendo el sector superior izquierdo el que corresponde a la evocación de su aparecer en el mundo, la primera estrofa y el sector inferior derecho la consecuencia de su ser en el mundo, segunda estrofa.

Una vez diseñado los cuatro dibujos básicos, son contrastados, ya no en forma genérica, con cada uno de los poemas de manera tal que se establece una relación definitiva entre ellos y los dibujos. Dicho de otro modo a cada dibujo le corresponde 3 o 4 poemas según el caso.

Entonces, en este algoritmo creativo, ocurre lo siguiente: a cada dibujo se le incorpora su poema con una tipografía en altas hecha a mano de líneas simples que permiten su incorporación al juego plástico, complejizando notoriamente el plano gráfico pero permitiendo leerlo fluidamente. Ya en este momento el dibujo primitivo se ha transformado en una compleja obra pictórica realizada en óleo que ofrece al que contempla una pintura legible que evoca en forma diversa a cada uno de los 13 Cachalotes. Podemos entonces decir que a partir de este momento cada Cachalote tiene su fisonomía gráfica identificada.

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Pintura que une el dibujo y el poema correspondiente a la IV región.

Siguiendo con el algoritmo originario de los cuatro dibujos, ahora pasamos a la segunda etapa en que las obras pictóricas legibles evolucionan a un plano tridimensional de un despliegue metálico con el poema y el dibujo correspondiente han sido grabados al ácido y ciertos cortes en la plancha permite el desplazamiento de las diferentes áreas del dibujo, armando de esta forma un relieve sutil que avanza hacia la fisonomía final del Cachalote.

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Despliegue que une el dibujo y el poema correspondiente a la IV región.

La tercera fase, mencionada al comienzo toma nuevamente unas planchas de metal, más gruesas esta vez, también grabadas al ácido con los dibujos y vestigios de los poemas las que se cortan mano, cada una de las 13 en sus 10 áreas de distintos tamaños y formas y entonces se proceden a ensamblar con un proceso constructivo bastante complejo en su exactitud, una a una de distinta manera teniendo como antecedente para proceder a este juego, todo el ejercicio anterior y así lograr una escultura de carácter monumental con gran poder evocativo y con una relación de hermandad y continuidad entre los 13 Cachalotes y así dar cuenta de la dimensión poética del país que se quiere celebrar.

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Escultura «Fuerte», correspondiente a la IV región.

Estos Cachalotes de la exposición se exhiben sobre 13 plintos ad hoc que tiene las siguientes características: una base de vidrio de 4 mm. de espesor con el dibujo que da origen al cachalote respectivo, gravado a la arena y sostenido por una base blanca y muy transparente que con un vacío formal deja la escultura en vilo que es una forma conceptual de figurar la naturaleza de nuestro océano.

Es de esta manera que esta propuesta, que se muestra con esta complejidad en la exposición itinerante, para asegurar lo consecuente del proceso creativo completo y así invitar a las fuerzas vivas del país a hacerse parte de esta sensibilidad que amalgama la dimensión del país, su figura geográfica, su sensibilidad ecológica, y por último su madurez política y económica frente a un mundo global cada vez más indistinto, construyendo para ello, a lo largo de nuestra nación, los 13 Cachalotes de nuestra identidad.

Finalmente, ante el eminente aumento de regiones del país, es necesario aclarar que la relación entre los Cachalotes y las 13 regiones originarias es una vinculación primera y básica. En la medida que se vayan concretando las posibilidades de construcción de estos monumentos, los lugares comenzarán a tener una realidad contingente independiente de la región misma pero cuidando la continuidad y magnitud de la costa de Chile. Esto va a depender fuertemente de la voluntad de las personas y autoridades necesariamente involucradas. Sin ellos, es necesario declararlo, esta iniciativa es inviable. De ahí la necesidad esta carta que a continuación transcribo, que está presente como un llamado a los arquitectos, diseñadores, exalumnos y amigos en el sitio web de la escuela y el personal.