noviembre 21, 2005

Ignacio Balcells y los mares de América

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El pueblo del mar

Con el Taller de Primer Año de Arquitectura navegábamos en el AP-41 Aquiles de la Armada de Chile, desde Valparaíso hacia Puerto Chacabuco. Entramos al archipiélago a través del Canal de Chacao. Durante la travesía, y reunidos sobre la cubierta de vuelo o en el salón de la gente de mar, leímos varios pasajes de “Aysén, Carta del Mar Nuevo”. Contamos y oímos las aventuras que nacieron y fueron realizadas bajo la luz inaudita y perfecta de ese poema. Mientras esto hacíamos; enrrumbados hacia el fin del mundo para llevar a cabo un nuevo intento de construir poéticamente la vida, el poeta Ignacio Balcells -autor de la Carta- moría en Santiago.

Es triste la muerte de alguien próximo, de alguien que le ha dado sentido a la vocación y a los horizontes. Sin embargo, como hombre de la palabra, a quien la poesía ha tomado en vilo, puedo estar seguro de una cosa: la voz de Ignacio Balcells es y seguirá siendo la poesía que va adelante, abriendo el mar para que nosotros seamos la acción creadora del mundo. Su canto seguirá indicándonos, como la luz de la estrella, el rumbo hacia un horizonte propio, único, nuevo. Eso nos convierte en pueblo. Y no puede haber otro más feliz desenlace para la vida de un poeta, que tener un pueblo que lo oye y hace carne su palabra. Seremos sus deudos, generación tras generación, reemprendiendo la aventura de las travesías hacia el mar nuevo de Aysén, hacia los océanos desconocidos de América. Nosotros, gracias a su absoluta entrega, también seremos la leyenda. Haciendo la leyenda intentaremos pagar nuestra deuda. Y en verdad, dadas las maravillas entregadas por su poesía, simplemente no podríamos otra cosa.

Jaime Reyes, poeta.